Tomás de Aquino: Teólogo y Filósofo

Tomás de Aquino ha sido considerado un referente necesario al momento de estudiar la teología cristiana y la filosofía. Su mente prodigiosa y su obra han sido las que le han ganado los títulos de “Doctor de la Iglesia”, “Patrono de todas las escuelas y universidades católicas del mundo”. El Papa Pio XI lo llamó “el más santo entre los sabios y el más sabio entre los santos” y en nuestros días Juan Pablo II lo llamó “Doctor en Humanidad”. El objetivo de esta breve comunicación será reseñar algunos elementos centrales de su doctrina filosófica y teológica, a saber, el diálogo fe y razón, su comprensión de la filosofía de Aristóteles y la Ética.

1. ¿Qué es teología? ¿qué es filosofía?

Un primer momento es definir. Cuando definimos algo nos resulta más fácil comprenderlo, porque nos acercamos a su identidad, a aquello que la hace lo que es y lo que lo diferencia del resto de las cosas, en este caso de las disciplinas científicas. Por teología entenderemos “el conocimiento sistemático y discursivo acerca de Dios y los misterios revelados” . Los teólogos tenemos la misión dentro de la Iglesia de explicar “en sencillo”, pero respetando nuestro particular marco de conceptos, quién es Dios, cuál es su querer, cómo la persona humana se relaciona con Él, cómo la relación de las personas entre sí se ilumina con la presencia de Dios. Por lo tanto la teología es una palabra sobre Dios que nace desde la fe del creyente.

En segundo lugar, ¿qué es filosofía? El origen de la palabra es: amor a la sabiduría (philo sophia). Tiene su origen en la antigua Grecia, en donde se llamaban filósofos a aquellos que sabían muchas cosas, los sabios, los historiadores, los físicos. El filósofo es pues aquél que estudiar por el sólo gusto de querer saber más. Es aquél/aquella que no se queda sólo con lo entregado en una clase, por ejemplo, sino que trata de indagar más de manera de complementar y enriquecer aquello que le fue entregado como conocimiento. La filosofía surge en el mundo griego por el asombro que le causaba al hombre el universo, la realidad. Quería preguntarse por el origen de las cosas, por su realidad presente y por su futuro.


Tomás de Aquino fue un apasionado por el saber. Estudió en la Universidad de Nápoles para que luego a los 31 años de edad recibiera la autorización para enseñar teología en la Universidad de París. Tomás es “un teólogo, esto es, un pensador que no puede prescindir en su reflexión filosófica de los principios que ha aceptado y consolidado en virtud de su fe” , es decir, hace ciencia desde su ser creyente y cree para dar razones de aquello que es el núcleo de su creencia. Hay por tanto un fructífero diálogo entre la fe y la razón que se manifiesta en sus obras y principios teológicos y filosóficos más importantes, los que presentaremos a continuación.

2. La obra de Tomás de Aquino y algunos elementos centrales de su pensamiento teológico y filosófico

a. Razón y fe: La propuesta de Tomás es no caer en los extremos de una razón ciega y de una fe que se transforme en fideísmo, es decir, en la concepción de que a la fe la razón no le aporta nada. Tomás distingue por un lado lo que puede y debe ser el objeto de estudio propio de la filosofía y lo que es el objeto exclusivo de la fe. Ambas buscan elementos propios pero que sin embargo van ayudándose mutuamente. Así, “filosofía y ciencia sagrada (teología) coinciden en dirigir su reflexión a un mismo punto: a aquello que es causa y fin de todo, Dios” .

Mientras la razón busca lo que la razón puede conocer, la teología indaga en torno al ámbito de lo revelado al cual se accede por la gracia de la fe. Para Tomás la fe aporta algo nuevo, algo que la sola razón no aporta: hay un saber más rico, más hondo, que puede llenar las preguntas por el sentido de la persona, ¿quién soy? ¿qué sentido tiene la vida? ¿cuál es la realidad que viene después de la muerte? En palabras de Tomás, “puesto que la gracia (la fe) no destruye la naturaleza (la razón) sino que la perfecciona, es necesario que la razón natural sirva a la fe” (ST I q. 1,a.8, ad 2).

b. La filosofía de Aristóteles es ‘cristianizada’ por Tomás

Otro de los elementos centrales y propios de la teología y de la filosofía de Tomás de Aquino es el lugar que le da a la filosofía de Aristóteles, es más, “el concepto de filosofía es en santo Tomás plenamente aristotélico” . En primer lugar, el concepto del ser. Para Tomás el ser, cada uno de nosotros y de las cosas que componen nuestro mundo son creadas por Dios. Todas las cosas provienen de Dios que crea de manera libre.

Todo ser posee cuatro elementos esenciales: materia, nuestro cuerpo, lo que nos hace distintos a los demás, nuestro color de ojos, de pelo, nuestra estatura, nuestro color de piel. La forma, es nuestro espíritu, nuestra alma, lo más profundo y que proviene de Dios, del que seamos imagen y semejanza de Él. En tercer lugar, la causa eficiente o el inicio de todo, el movimiento y la procedencia. Finalmente la causa final lo cual nos dice que todo lo creado tiene una finalidad, una meta que cumplir. ¿Cuál es nuestra meta en la vida? ¿Para qué estamos en este mundo? Aquí aparece por tanto el sentido más profundo de nuestra vocación. Es más, cada cosa que hagamos impacta positiva o negativamente en los otros. Si actuamos bien a ellos les llega como consecuencia nuestro buen actuar. En cambio si actuamos injustamente, la injusticia les llega también. Y esto no sólo como razón de los cristianos, sino que es un asunto de humanidad.

c. Tomás de Aquino y la ética

Un último elemento que vamos a considerar es la Ética que es la materia que me corresponde dictar aquí en el CFT. Además la ética tomista es el elemento aglutinador de la visión y de la misión de nuestra institución, parte de los valores que ella promueve tanto para sí misma como para la comunidad en general. Anteriormente hablamos de la causa final lo cual nos dice que “todo lo que se mueve, actúa o cambia, lo hace en vistas de algún fin que es su bien propio” . ¿Cuál es ese bien que es elegido por medio de la razón?

La razón se mueve hacia lo bueno, hacia lo correcto. Por medio de la Ética y de la Moral estamos obligados a escoger entre lo bueno y lo malo, entre aquello que nos hace más humanos en contra de aquello que nos deshumaniza. Para Tomás de Aquino, tienen un lugar importante las virtudes. Ser virtuoso significa hacer las cosas bien, de manera excelente. Para el cristianismo son tres esas virtudes: la fe, un cierto modo de conocer en este caso a Dios, la esperanza, es decir, un cierto modo de esperar y la caridad, un cierto modo de amar. Todas las otras virtudes morales están sustentadas en estas tres.

Las virtudes además le dan sentido a la justicia comunitaria, al bien común, entendido como la “ordenación racional de las actividades de los que forman parte de la comunidad (que es) una comunidad con causa final” , es decir, la comunidad humana, desde la familia, el grupo de amigos, mi curso, el CFT, el día de mañana mi empresa y mi propia familia, deben ser comunidades en las que el bien común constituya el fin de acción. Hacer de mi vida una vida buena, sustentable, éticamente correcta, en definitiva una vida feliz, una vida fundada en el amor.


3. Para finalizar

Tomás de Aquino nos impone varios desafíos especialmente en una hora de nuestra sociedad en la que la comunidad humana demanda la presencia de profesionales íntegros.

1. En primer lugar ser hombres y mujeres que busquen y busquemos el conocimiento. Tomás también fue un joven estudiante universitario que se empapó de su cultura y quiso conocer todo lo que lo rodeaba. El estudiante de Nápoles y de París es la imagen del estudiante que ama lo que hace, y que lo hace por una vocación y no por una obligación.

2. En segundo lugar el diálogo entre las ciencias, especialmente entre la fe y la razón. Para aquellos que tenemos el don de la fe hemos de saber utilizar el camino de la razón para poder comunicar a otros el centro de nuestra creencia. Para los que no se consideran creyentes, buscar el camino para logar una vida buena, más humana, más llevable.

3. En tercer lugar mantener esto de la “causa final”, del sentido último que le damos a nuestras acciones. ¿Para qué estamos aquí? ¿Cómo nuestros estudios lograrán que otros puedan gozar de mejores condiciones de vida? ¿Cómo superar las situaciones de injusticias desde nuestras particulares profesiones? Estas y otras preguntas fundamentan la causa final propuesta por Tomás que él asume de Aristóteles.

4. Finalmente construir siempre una vida éticamente buena. Tomás asume que el centro de la ética y de la moral es el amor, la caridad vivida tanto con nosotros mismos como con los otros. Los demás, especialmente los que viven sin amor deben ser los partícipes de nuestras acciones. Recordar siempre que la ética nos dice que cada acción que hagamos impacta positiva o negativamente en los otros. Es tarea de nosotros escoger entre lo bueno y lo malo, tratando de buscar siempre la consecución de los fines que tienden a los bienes.



BIBLIOGRAFÍA

Comunicación presentada en conversatorio sobre la figura de Santo Tomás de Aquino en el CFT Santo Tomás, Sede Rancagua. Jueves 13 de Agosto, 2015.

J. MORALES, Introducción a la teología, 28.
H. GIANNINI, Breve historia de la filosofía, 132-133
F. CANALS, Historia de la filosofía medieval, 222.
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