Nakba: “Dicen ‘¡Paz! ¡Paz!’, pero no hay paz” (Jer 6, 14)

Hace ahora justamente cinco años (14 de Mayo 2013) publicaba un artículo que permanece actualísimo: “Nakba y shoá, la catástrofe que no cesa”. Se celebraba el 65º aniversario de la Nakba palestina, que conmemora un funesto 15 de mayo, en el que la declaración del estado de Israel primero y luego la expansión violenta del sionismo judío en los territorios palestinos, fue llevando a miles de hombres, mujeres y niños a ser expulsados por la fuerza de sus casas y obligados a vivir en campos de refugiados. Los ya cerca de 60 muertos y dos mil heridos en los últimos tres días por disparos y gases lacrimógenos del ejército israelí,en el 70 aniversario, representan la triste realidad repetida una y otra vez. Una vez más a causa de la degradación del nombre de Jerusalén: “Ciudad de paz” y vida, convertida por enésima vez en ciudad de violencia y muerte.

En esta ocasión, como denunció la misma Iglesia, la nueva ola de violencia fue desatada por otra nueva locura de ese loco peligroso que han elegido los norteamericanos como presidente, Donald Trump: el traslado de la embajada de USA de la capital de Israel, Tel Aviv, a Jerusalén. La decisión de Trump “va en contra de la historia, contra la justicia y el bien de la población de Jerusalén”, dijo acertadamente el vicario de Jerusalén, Giacinto-Boulos Marcuzzo, lamentando “la tragedia y la masacre” desatada de nuevo. “Hoy, los cristianos de Jerusalén, todas las iglesias y todos los palestinos están unidos por un único sentimiento: la tristeza… -dijo también-El día de hoy no nos lleva a la paz, sino exactamente en la dirección opuesta”. Lo confirmó el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales: “La postura de la Santa Sede es clara: que haya dos estados y que todos puedan convivir en la justicia, en la libertad y en el respeto mutuo”.


Jerusalén no es solo de los judíos, pertenece también a varios pueblos, culturas y religiones; particularmente cristianos y musulmanes. El barrio musulmán es el más grande de los cuatro de la ciudad antigua; contiene la Mezquita de Al Aqsa con la Cúpula de la Roca, lugar especialmente santo para el islam, porque creen que fue allí donde se subió Mahoma para ascender a los cielos. Jerusalén, ciudad de encuentro y reconciliación, se ha convertido en ciudad de conflicto y violencia, de discriminación y de exclusión.

Nakba es un término árabe que significa “catástrofe”, o “desastre”. Es equivalente al término hebreo shoá, que significa también “catástrofe”; esta por el “holocausto” en el régimen nazi. A los judíos sionistas esta comparación les parecerá un exceso y aún un insulto, pues los nazis asesinaron a millones de judíos inocentes con el único propósito de exterminarlos por ser peligrosos para el estado y la civilización; mientras que lo que ellos hacen con los palestinos sería simplemente “actuar en defensa propia” frente a la amenaza que representa el “terrorismo” palestino. Netanyahu llegó a decir hoy que si la reacción judía ante la revuelta palestina no es “suficientemente letal”, no resulta "eficaz".


La realidad es que lo que está haciendo desde hace años el gobierno judío es también un verdadero exterminio y limpieza étnica contra el pueblo palestino; aunque no tan rudamente: no meten a los palestinos apiñados en cámaras de gas y no los llevan de allí al crematorio. Los cerca del millón de desplazados de 1948, se incrementaron hasta convertirse en la actualidad en los más de cuatro millones (!) reconocidos por la ONU. Y si es gravísima la situación de estos refugiados que viven miserablemente en verdaderos campos de concentración en su misma tierra, en la Franja de Gaza y en Cisjordania, junto a otros cientos de miles desplazados en campos de Líbano, Siria, Transjordania, Egipto, etc. más grave es aún la realidad de los cientos de miles de muertos palestinos y sus casas derruidas, en estas décadas de ocupación.

Ya hemos dicho y denunciado una y mil veces esta locura de espiral de violencia en Palestina. Pero frente a la fuerza de la razón, Israel se empecina en oponer la razón de la fuerza con su poderoso ejército, con armas convencionales y con otras armas aún no utilizadas, pero más letales. Su cinismo es manifiesto, por ejemplo, frente a Irán, que busca desarrollar una capacidad nuclear por razones energéticas, y los israelíes con sus amigos americanos lo acusan de hacerlo realmente por razones militares. Solo esos dos poderosos estados, con sus aliados, tienen derecho a poseer armas nucleares. En realidad, no deberia existir ya en ningún estado actual.

Y en estas, una estúpida canción de Israel gana el festival de Eurovisión... con el apoyo de los europeos. ¿Inconscientes, amedrantados?

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