Relación, complejidad, física cuántica y ecosofía. Entre la ciencia y la mística

Hablaba en mi post anterior de superficialidad e inconsciencia como contrarios a una consciencia de lo que la Realidad es: unidad y armonía, untejido sin costurasen el que todo está absolutamente interrelacionado/interconectado. La perspectiva individualista que supone la superficialidad, además de ser ególatra e inmoral, es contraria a la visión de la Realidad que nos presenta la ciencia desde hace más de cien años: la Realidad es relacional, en ella todo está conectado; nosotros mismos, aunque seres únicos e inconmensurables, verdaderos microcosmos, somos piezas de un inmenso puzle cósmico, del macrocosmos. O lo que es lo mismo esa es una realidad compleja.

Esta Realidad compleja es la que manifiesta la física cuántica y la teoría de la complejidad. Decía Edgard Morin, el padre de la complejidad:

morin

“El cosmos es un caosmos. El mundo físico es el producto de una desintegración organizadora; no es posible concebirlo sin referirse a un tetragrama incomprensible de orden-desorden-interacciones-organización… La complejidad no lo es todo, pero eslo que mejor puede, a la vez, abrirse a la inteligencia y revelar lo inexplicable” (Mis demonios).

Y a su vez, el Nobel Ilya Prigogine:

“Es necesario recalcar la riqueza de la realidad que sobrepasa todo posible lenguaje, toda estructura lógica. Cada lenguaje puede expresar únicamente parte de ella. La música no se agota con ninguno de sus estilos; el mundo del sonido es más rico que cualquier lenguaje musical” (La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia).

Se tratará, entonces, de superar la fragmentación del saber y la vida, como decía Raimon Panikkar, para llegar al conocimiento del Todo, de lo que es:

panikkar

“Lo que intento justamente es superar la fragmentacióndel saber y la fragmentación de la vida humana, y en consecuencia, mi respuesta es siempre: todo o nada”.  (“Reflexiones autobiográficas”,Anthropos 53-54)

Complejidad no quiere decir complicado o raro, sino que viene de complexus, “lo que se teje junto”. Bruno Latour, antropólogo francés, sociólogo y filósofo de la ciencia, popularizó la expresión de que la Realidad es un tejido sin costuras: nada tiene existencia fuera de las relaciones de la Realidad; el mundo natural y social son el producto de redes de relaciones entre actores, que son tanto humanos como no humanos; hay que superar la contraposición objeto/sujeto y sociedad/naturaleza. Lo hizo sobre toso en su libro Nunca fuimos modernos. Ensayo de una antropología asimétrica, , donde intenta probar a través de estudios de casos la falacia entre las oposiciones modernas de objeto/sujeto y sociedad/naturaleza.

complejidad

La complejidad es, también, la base de una auténtica ecología/ecosofía o sabiduría de la tierra, que decía Panikkar: descubrir la relación que hay de todo con todo en nuestro mundo, desde la estructura química y biológica a las redes sociales humanas; descubrir esa relación que hay en la Realidad y buscar vivir en armonía con ella. Por eso, el movimiento ecologista es una de las realidades más profética de nuestros días.

Como he comentado ya en mis post, el mismo Papa Francisco habla de la Realidad como un tejido sin costuras en su encíclica ecologista Laudato si’. Una encíclica revolucionaria en la que su más novedosa aportación no está solamente en la denuncia del atentado ecológico y sus propuestas ecologistas, sino  en ser la primera vez que un papa se atreve a hablar de la cosmovisión nueva y vieja que manifiesta que todo está interrelacionado. Y lo hace con las expresiones más repetidas a lo largo del texto, después de ecología y medio ambiente: “Todo está relacionado”, “todo está entrelazado”, “estamos interpenetrados”, etc. Toda la realidad forma un “tejido sin costuras”. Formamos parte de una “familia universal, una sublime comunión”, con la que estamos en una profunda “interdependencia”.

laudato si

Esta visión relacional de la Realidad es la que nos proporciona la nueva física, la física cuántica omecánica cuantica, que concibe la materia más que como partículas, como paquetes de energía llamados quantum o cuantos. Estos “paquetes de energía” son llamados también paquetes de ondas; por eso la mecánica cuantica es llamada también mecánica ondulatoria (Tony Hey, Patrick Walters, El universo cuántico).

La física cuántica “manifiesta una profunda armonía entre el lenguaje científico y el misticismo”, como expresa magníficamente el controvertido Fritjof Capra. Contrastando con el modelo mecanicista, la ciencia del siglo XX supera esa fragmentación y vuelve a la idea de unidad, expresada en las primitivas filosofías griegas y orientales.  La visión oriental del mundo es orgánica: todas las cosas y los sucesos percibidos por los sentidos están conectadas/ interrelacionadas, y no son sino diferentes aspectos de una misma Realidad última.  Por eso, escribe Capra:

el tao de la fisixca

“Cuando descubrí los paralelismos existentes entre la visión del mundo de los físicos y la de los místicos tuve la sensación de que simplemente estaba descubriendo algo que era obvio y que en el futuro sería del dominio público… La aversión de los científicos modernos a aceptar las profundas similitudes entre sus conceptos y los de los místicos no es una sorpresa. Afortunadamente esta actitud está cambiando…

La profunda armonía existente entre el lenguaje científico y sus correspondientes del misticismo oriental, es una impresionante evidencia de que la filosofía de las tradiciones místicas, también conocida como filosofía perenne, constituye una consistente base filosófica para nuestras teorías científicas modernas” (El Tao de la física,Prefacio).

De este modo, la visión relacional de la Realidad que nos muestra la física cuántica y la complejidad es la que nos manifiesta desde hace siglos la philosophia perennis y la espiritualidad de todas las grandes tradiciones religiosas (Aldous Huxley,  La filosofia perenne). La Realidad es un tejido sin costuras; o lo que es lo mismo, la Realidad es Una, total e indivisa.

teoloia guantica

Esta visión relacional de la Realidad que nos proporciona la nueva física es también la de una teología que el teólogo irlandés Diarmuid O’Murchu llamó explícitamente “teología cuántica” (Teologia Cuántica. Implicaciones espirituales de la Nueva Física). O’Murchu destaca los desconcertantes descubrimientos que aporta la física cuántica y que cambian radicalmente la visión que tuvimos durante siglos. Así, si bien hemos entendido tradicionalmente la materia como la ganga del cosmos; algo sin vida, puramente pasivo, estéril... y ese concepto invadió la filosofía, la teología y la espiritualidad, la física cuántica nos dice que ese concepto está totalmente errado. “Esa materia no existe”, dice O’Murchu. Mientras continuemos pensando y hablando de la materia de este mundo en ese sentido, sin corregir drásticamente el concepto que está detrás dese vocablo, estaremos auto-engañándonos, viviendo en un espejismo. La materia es energía, que brota en un universo cuántico que desde dentro hace consistir las cosas, en todos sus niveles. La materia es fuerza, tiende a la auto-organización informada, es germinadora de la vida... y de la mente y del espíritu.

No estamos en un cosmos, sino en un caosmos, como hemos visto que decía Morin; estamos en una cosmogénesis, un mundo esencial y universalmente relacionado y evolutivo. Y esto es importante tanto para las ciencias, como para la filosofía, la teología y la misma mística.

Un texto de las Upanishad, hace más de dos mil años, dice: “¡De lo irreal, llévame a lo real! ¡De la oscuridad, llévame a la luz!”.Los textos milenarios del hinduismohablan de un conocimiento superior y de un conocimiento inferior; relacionan éste último con las diversas ciencias y el superior con la consciencia religiosa. Del mismo modo San buenaventura y los místicos cristianos. Aun siendo importante el conocimiento científico y filosofico, necesitamos un conocimiento superior; ya que el conocimiento en profundidad de la Realidad nunca podrá ser adecuadamente descrita en palabras, porque ésta está más allá del reino de los sentidos y del intelecto, del que se derivan todas nuestras palabras y conceptos.

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