"Te salva lo que haces. Las palabras se las lleva el viento del olvido" Toño Casado: "No hace falta que 'los enemigos de la Iglesia' nos ataquen. Entre nosotros mismos nos mordemos como perros inmisericordes"

El pobre y el obispo
El pobre y el obispo

"El mundo se ha convertido en un patio de vecinas fisgonas en el que a nadie le tiembla el pulso para hacerle un traje verbal a cualquier persona que tuvo la valentía de dejar de hablar y ponerse a hacer algo"

"A menudo las parroquias, las diócesis o los grupos religiosos en general se convierten en sacristías oscuras donde campan a sus anchas los opinadores profesionales, que sentados cómodamente en la barrera van clavando las banderillas encima del pobre que se atrevió a ser torero"

"Hay muchos que dicen que no creen en Dios y sin embargo viven como Dios quiere, porque en su vida son gente buena"

"La fe verdadera se hace realidad cuando perdonas, cuando abrazas, cuando mueres en la cruz de los sufrimientos diarios y cuando resucitas con valor sabiéndote esponja llena de agujeros en las manos de agua de Dios"

Lo fácil es hablar. Por las pantallas y las radios nos invaden cataratas de opiniones de expertos opinadores en todo, muchas veces maestros de nada, que emiten sus juicios sumarísimos que van desde el precio del tomate a la próxima llegada del hombre a Venus o si los curas se tienen que casar. El mundo se ha convertido en un patio de vecinas fisgonas en el que a nadie le tiembla el pulso para hacerle un traje verbal a cualquier persona que tuvo la valentía de dejar de hablar y ponerse a hacer algo, ya sea inventar una receta nueva del gazpacho, subir a una montaña más o menos concurrida, recorrer un camino nuevo.

No digamos en los medios parroquiales y eclesiásticos. A menudo las parroquias, las diócesis o los grupos religiosos en general se convierten en sacristías oscuras donde campan a sus anchas los opinadores profesionales, que sentados cómodamente en la barrera van clavando las banderillas encima del pobre que se atrevió a ser torero. Somos expertos en las palabras. Sermones larguiiiiiiiiiii-iiiiiiiii-iiiiiiiiiiiiiiisimos muchas veces soporíferos tanto en el fondo como en la forma, más faltos de pasión que un filandés en un tablao flamenco.

Documentos y documentos y documentos, planes pastorales de palabras bonitas muy alejadas de la realidad. No hace falta que “los enemigos de la Iglesia” nos ataquen. Entre nosotros mismos nos mordemos como perros inmisericordes. Y no digamos los que se lanzan por el tobogán de intentar algo nuevo o diferente; que se preparen. “Aquí siempre se ha hecho así”. Terrible frase para disecar al Espíritu Santo, si es que se le ocurre impulsar a algún pobre ilusionado a comenzar algún camino pastoral nuevo.

Hablar es fácil, basta con emitir aire y mover los labios y la lengua convenientemente, sentado en tu sillón con los pinreles en alto.

Lo difícil es hacer. Lo difícil es intentarlo. Lo difícil es vivir.

Porque decirle a Dios. “Sí, sí, ahora voy a la viña, ahora te escribo el plan pastoral, ahora te hago un  sermón sobre el impacto de la crisis y la salida al mundo a evangelizar a los pobres”. Lo difícil es ir a una viña a trabajar, que se te queda la espalda como un ocho. Lo difícil es acercarte a los pobres que huelen fatal, que seguro” que se pueden ir a un albergue, que son un problema para los vecinos todo el día ahí tiraos enfrente de la parroquia, qué asco de pobres por favor”…

Y así hay muchos que dicen que no creen en Dios y sin embargo viven como Dios quiere, porque en su vida son gente buena, que te invitan a un café si estás aterido, que tienen una actitud curativa en esta selva de ciudad a veces tan tóxica.  Y otros que se comen los santos por los pies, que pertenecen a no sé qué pía asociación religiosa o incluso llevan habito o faldas eclesiásticas y son más malos que la tiña, que era una cosa muy mala y molesta… Creen que son cristianos y no viven como Jesús.

Y no me refiero a los posibles y compresibles errores y pecados de la vida que tenemos los mortales, sino que sus corazones se volvieron secos, como las piedras del rio, que están rodeadas de agua pero si las partes solo hay corazón muerto  lleno de polvo muerto. Otros sin embargo son como las esponjas, llenos de agujeros de dudas, de miedos, irregulares, pero con una enorme capacidad de absorción de lo Bueno. Cristianos anónimos, que lo son sin saberlo. A veces incluso se autodefinen ateos, agnósticos, o vete a saber qué cosa, pero hacen de sus minutos un partirse la vida por los otros, por el bien, por la justicia.

Te salva lo que haces. Las palabras se las lleva el viento del olvido. La fe verdadera se hace realidad cuando perdonas, cuando abrazas, cuando mueres en la cruz de los sufrimientos diarios y cuando resucitas con valor sabiéndote esponja llena de agujeros en las manos de agua de Dios.

Una cosa es predicar y otra dar trigo.

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  • - Como muchos habéis pedido intentaré colgar mi comentario EL VIERNES.

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