Publicano y fariseo

Cuando entro en la iglesia me siento chiquito, chiquito. Yo avanzo con mis hatillo de desastres, mi familia escacharrada, mis muertos y mis promesas incumplidas. Regreso cada día como el hijo pródigo, con olor a cerdos y los reproches de aquellos a los que decepcioné y las miradas de los que no me quieren ya o me desean el mal. Me siento tan pesado que mis pecados casi no me dejan avanzar con una vieja armadura que arrastro por el suelo. Contemplo a mis compañeros con admiración y nostalgia, tan buenos, tan centrados, tan santos. Yo soy el publicano que vendió su alma traicionando a su pueblo. Soy Pedro traicionero, soy apóstol huidizo, soy Judas mirando tristemente el árbol donde colgarse. Y digo: "Señor, ten piedad de mí que soy un pecador".

Quizá otros se encaraman a muy altos estrados desde donde juzgar y aplastar a todo el mundo sintiéndose santos y superiores, ajusticiando publicanos y prostitutas y maricones y drogadictos y divorciados y cristianos que no son como a ellos les gustan. Son los fariseos que brillan aparentemente como sepulcros blanqueados rellenos de corrupción sintiéndose capaces de matar incluso a Dios si hace falta. Apuñalan al Papa con sus críticas infames, ridiculizan y acosan a los obispos, señalan con sus dedo inquisitorial a aquel que cae o se equivoca para escarnio público y fusilamiento en la plaza. Se nutren de los chismes y de la maledicencia.  Tremenda manera de vivir la fe la de estos fariseos. Me pregunto cuanta paz sentirán en su corazón los que mataron a Jesús y los que lo siguen haciendo en hermanos débiles o caídos.

Y yo sigo entrando cada día en la Iglesia sabiéndome un curartista que hago todo lo que puedo. Dios me sostiene cada día y me quiere incondicionalmente. "La humildad es verdad" decía Santa Teresa. Y mi verdad es que soy un cristiano apasionado y defectuoso que intenta hacer el bien y anunciar a los demás todos los días, a pesar de mis desastres naturales y mi tendencia al drama wagneriano. Cada día un intento, cada persona un detalle de cariño, cada palabra, una palabra de ánimo.

Soy solo un publicano. Pero El hace milagros por mí, inexplicablemente. Y yo lo veo con admiración, sorpresa y inconmensurable gratitud.

Jesús vino a estar con nosotros, los débiles y pecadores. Gracias por curarnos. Gracias por mirarnos.

Publicanos.

AVISILLOS

Perdonen ustedes que el otro día entre mis 4 misas y mi celebración de Párroco L imposible escribir. Rezad por mí y la dinámica y numerosa parroquia del pilar.

Los días 1 y 2 organizo un retiro. Un finde semana con Jesús. ¿Te vienes? Info en la Parroquia. Llama por tfno.

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