"Qué mal está la cosa para hablar de monarquías" ¡Viva el Rey!

Toño Casado
Toño Casado

Sé que son muchos los hombres y mujeres de este mundo que trabajan sin descanso por “El Reino de Dios” partiéndose el alma y a veces la vida, no por obtener un puesto, ni una placa, ni una canongía, sino dando la vida por sus parroquias, sus enfermos, sus alumnos, sus hijos, sus padres. Ellos son reyes auténticos como Jesús

También son muchos son los cristianos que anhelan períodos gloriosos en los que San Pedro llevaba una tiara, el colmo de la ostentación monárquica: tres coronas ni más ni menos. Los papas abanicados por plumas de avestruz navegando sobre la multitud en aquellos pasos vaticanos

Qué mal está la cosa para hablar de monarquías. Y para colmo cerramos el año con esta semana 33, número que nos trajo la muerte y la resurrección (espero), con esta fiesta de “Jesús rey del Universo”, que ahí es nada. No es rey de Israel, ni de España, ni del Vaticano, ni de Europa, ni del mundo, sino del Universo, con todos los marcianos y los agujeros negros y los misterios del cosmos dentro. Jesús interplanetario, como la nave de Han Solo en la Guerra de las Galaxias.

La vida de Jesús comenzó con aquellos magos que nosotros hicimos reyes, que le visitaron en esa noche mágica llevándole oro, como rey perseguido por el archienemigo Herodes que le tenía tirria criminal. Muchas veces quisieron hacer rey a Jesús en aquellos momentos de fervor colectivo sobre todo cuando multiplicaba panes y peces haciendo un catering como los cruceros, en los que la gente se hinchaba a comer gratis en aquel bufet libre que incluso hasta sobraba…  Vaya rey… Caminante incansable, que no tenía ni una piedra para reclinar la cabeza, mantenido por mujeres, que esto lo leímos muchas veces, pero suena bastante mal… Un rey que pone a un niño como el más importante de su Reino. El lema de Jesús cual pregonero haciéndole la competencia al tapicero y a los que vendrían melones era “¡El reino de dios está dentro de vosotros”. No había que morirse para experimentar la felicidad verdadera, sino que había motivos para la alegría, sobre todo cuando se curaba la gente por fuera y por dentro, que eso sí que es difícil. Jesús restaurando una monarquía fraternal en la que todos somos reyes, como nos ungieron un día en nuestro bautismo…

Un rey que viene montado en un burro, un rey que se arrodilla con una toalla ante el Judas traidor, ante el Pedro cobarde, ante los amigos que luchaban por ser primeros ministros de un reino que nunca llegaría como ellos habían imaginado. Un rey ante un Pilatos que ni le entiende ni le defiende, porque su reino no es de este mundo, y este mundo es un avispero donde el pez grande se come al más chico y los reyes y los políticos y los prelados a veces se apuñalan entre ellos.… Rey cubierto de sangre, de espinas, de puñetazos, monigote zarandeado por aquellos soldados romanos del siglo I, con su cetro de caña y su corona indescriptible adornada de zafiros que eran su propia sangre. Un rey crucificado como un guiñapo de bienaventuranzas que se dieron de bruces contra el odio pragmático de aquellos presuntos hombres de Dios.  

Toño Casado, en el estreno de '33 El Musical'
Toño Casado, en el estreno de '33 El Musical'

Sin embargo los cristianos mantenemos la fe en que Jesús ganó a la muerte y al mal, esos dos endiablados guerreros negros que nos persiguen por encima de los calendarios y de los libros de historia. Jesús de Nazaret, el de la toalla, los amigos pescadores y pecadores, las parábolas y esa maravillosa manera de mirar a la gente, Jesús es el Rey.

También son muchos son los cristianos que anhelan períodos gloriosos en los que San Pedro llevaba una tiara, el colmo de la ostentación monárquica: tres coronas ni más ni menos. Los papas abanicados por plumas de avestruz navegando sobre la multitud en aquellos pasos vaticanos. Santiago recuperando España, cortando cabezas de moros que ruedan por debajo de las estatuas y ahora ocultamos con macetas… Desgraciadamente la Iglesia y el poder , la cruz y la espada, han tenido una relación excesivamente estrecha en la que los cristianos salimos perdiendo… “Guerras santas” para recuperar la cristiandad. ¿Acaso una guerra puede ser santa? Antónimos casados por el interés, sobre todo del poder que ve en la religión una maravillosa manera de someter a los siervos, ovejas, plebe,…. El Nacionalcatolicismo nos dejó una herencia envenenada de la que aún nos tocan las sombras…

Sé que son muchos los hombres y mujeres de este mundo que trabajan sin descanso por “El Reino de Dios” partiéndose el alma y a veces la vida, no por obtener un puesto, ni una placa, ni una canongía, sino dando la vida por sus parroquias, sus enfermos, sus alumnos, sus hijos, sus padres. Ellos son reyes auténticos como Jesús.

Recuerdo cuando el Papa Francisco me tendió su mano con una sonrisa. Estuve varias horas sentado a su derecha viendo cómo escuchaba a los demás como si no existiera nadie más en el mundo, como iluminaba nuestras historias con sus palabras  acabando siempre con un chistecito argentino. Un viejito sencillo, renqueante, decidido, con esos zapatos viejos y negros. Estoy seguro de que el entendió el Reino de Jesús.

Recuerdo cuando el Papa Francisco me tendió su mano con una sonrisa. Estuve varias horas sentado a su derecha viendo cómo escuchaba a los demás como si no existiera nadie más en el mundo, como iluminaba nuestras historias con sus palabras  acabando siempre con un chistecito argentino. Un viejito sencillo, renqueante, decidido, con esos zapatos viejos y negros. Estoy seguro de que el entendió el Reino de Jesús.

“Venga a nosotros tu reino”. Pues eso, Jesús. Todos necesitamos, más que nunca, que vengas estas navidades que tememos que sean duras y solitarias. Vamos, Rey, ya te tenemos el Adviento preparado más sentido que nunca.

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Toño Casado, con el Papa Francisco
Toño Casado, con el Papa Francisco

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