"Es más importante el que sirve, el que ayuda, a pesar de sus heridas" ¡Lo que da un cocido de sí!

Servir con alegría
Servir con alegría

Mientras servía la sopa y los garbanzos me contaba como había perdido a su hija hacia 5 años y ahora su marido, ambos envueltos en unas circunstancias muy dramáticas. Y luego venía el pollo cocido y las natillas,mientras nuestra conversación frágil discurría sobre el sentido de nuestras vidas, el misterio que nos envuelve, nuestra razón de existir

Cuántas mujeres que sirven el cocido y preparan biberones son las más importantes del mundo, ternura hecha de hierro y de lágrimas. Son poderosas mientras friegan los platos y besan a sus hijos vivos o muertos. Ya lo dice Jesús , el más importante es el que sirve, el que ayuda, el que a pesar de sus heridas es capaz de servir un plato de sopa caliente

Ellos, ellas, son admirables, tras sus batas de enfermeras, sus hábitos de monjas, sus mandiles de abuelas, sus chaquetas de profe manchadas de tiza, ... Creemos que somos importantes por tener títulos, corbatas, mitras, dinero, seguidores, portadas,...todo pura vanidad que se esfuma ante el poder de un plato de sopa.

Esta semana tuve un encuentro muy impactante, un auténtico regalo.

Ellas me dijeron que si iba a comer a su casa un sencillo cocido... Terminaba yo de acompañar a mi buen amigo Antonio pues habíamos despedido a su hermana fallecida con una canción a la orilla de la tapia del cementerio, con sus sobrinos y resobrinas y yo cantando como un juglar con mi guitarra una bonita canción... Y allí estaban ellas dos también, viudas que me invitaron a comer, delgadas, silenciosas. Y yo dije, "pues voy".

Una de ellas, Charo perdió a su marido, Pedro, arrastrado por las garras de la pandemia. Los dos son grandes amigos de mis tiempos de Colmenar... Pero a nuestra anfitriona no la conocía, y según abría la puerta de su casa me dijo " mi marido murió hace un mes". Mientras servía la sopa y los garbanzos me contaba como había perdido a su hija hacia 5 años y ahora su marido, ambos envueltos en unas circunstancias muy dramáticas. Y luego venía el pollo cocido y las natillas,mientras nuestra conversación frágil discurría sobre el sentido de nuestras vidas, el misterio que nos envuelve, nuestra razón de existir.

Yo lo aderazaba con mis anécdotas divertidas de Max y las risas volaban por el techo de la cocina como un milagro. Como ellas, que se aferran a su fe y siguen adelante mandando mensajes de alegría o dando catequesis a los niños... Las miro con admiración, rezo por ellas con gratitud.

El Papa que sirve
El Papa que sirve

Cuántas mujeres que sirven el cocido y preparan biberones son las más importantes del mundo, ternura hecha de hierro y de lágrimas. Son poderosas mientras friegan los platos y besan a sus hijos vivos o muertos. Ya lo dice Jesús , el más importante es el que sirve, el que ayuda, el que a pesar de sus heridas es capaz de servir un plato de sopa caliente.

Ellos, ellas, son admirables, tras sus batas de enfermeras, sus hábitos de monjas, sus mandiles de abuelas, sus chaquetas de profe manchadas de tiza, ... Creemos que somos importantes por tener títulos, corbatas, mitras, dinero, seguidores, portadas,...todo pura vanidad que se esfuma ante el poder de un plato de sopa.

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