El obispo de Sant Feliú escribe una carta abierta a la artista, que no está bautizada ‘LUX’ y la sed que solo Dios puede saciar: Rosalía, entre el vacío interior y la expresión artística
La cantante catalana combina ritmos modernos con referencias místicas, reavivando el debate sobre la religión y el arte en la juventud. La promoción ha alimentado las interpretaciones sobre la dimensión espiritual de esta nueva etapa
“Te escribo desde esta portada como quien lanza al mar un mensaje dentro de una botella; quién sabe si te podrá llegar”, comienza el obispo, que reconoce sentir curiosidad y desconcierto ante su arte, “hipnóticamente ecléctico y performativo”
| Xavi Pete, Agencia Flama
Este viernes 7 de noviembre, Rosalía publica LUX, un nuevo trabajo discográfico que ha abierto un debate más allá de la dimensión musical. La artista ha explicado en entrevistas recientes que este proyecto surge de una inquietud interior: “Siempre he tenido el deseo de acercarme a Dios, pero hasta ahora no había encontrado la manera de hacerlo a través de mi música”, ha subrayado. Las imágenes de promoción, en las que aparece con velo blanco, rosarios y una luz casi celestial, han alimentado las interpretaciones sobre la dimensión espiritual de esta nueva etapa.
En el proceso de preparación del disco, Rosalía ha vivido un acercamiento profundo y consciente a la música sacra, explorando tanto su esencia espiritual como su fuerza sonora. En este camino, ha participado en diversas sesiones con la Escolanía de Montserrat, en la misma abadía benedictina, un espacio cargado de simbolismo y tradición, donde ha entrado en contacto directo con los coros y la rica herencia litúrgica catalana.
Esta inmersión no solo le ha permitido conectar con una nueva forma de entender la música —más colectiva, más vinculada al silencio y a la trascendencia—, sino que también ha dejado una huella notable en la construcción del disco. El resultado es una atmósfera sonora que respira calma e introspección, con una dimensión meditativa y ritual que se aleja de la potencia rítmica y emocional que había caracterizado buena parte de su repertorio anterior. De este modo, Rosalía abre un nuevo espacio de búsqueda artística en el que la fe, el sonido y el silencio dialogan en un mismo plano creativo.
Recuerdos de Sant Esteve Sesrovires
En Sant Esteve Sesrovires, el municipio donde creció Rosalía, Luis Alfonso García, que fue administrador parroquial entre 2023 y 2025, la recuerda como una joven reservada y muy vinculada a su familia. Explica que “su abuela paterna conserva viva la fe católica”, pero que “Rosalía no está bautizada”. García asegura que no quiere pronunciarse sobre su vida espiritual por respeto, aunque es consciente de que la artista se ha inspirado en Santa Teresa de Jesús: “Es una figura que combina la mística con la poesía, y quizá por eso conecta con ella”.
Luis Alfonso García, que fue administrador parroquial entre 2023 y 2025, la recuerda como una joven reservada y muy vinculada a su familia. Explica que “su abuela paterna conserva viva la fe católica”, pero que “Rosalía no está bautizada"
El obispo de Sant Feliu, Xabier Gómez, ha querido responder desde el Full Dominical, donde este jueves ha publicado una carta abierta titulada “Querida Rosalía”. Como Rosalía y su familia pertenecen a su diócesis, Gómez ha considerado oportuno pronunciarse sobre su trayectoria artística y espiritual. El texto, que acompaña una reproducción de El grito de Edvard Munch, se dirige directamente a la artista y adopta un tono más reflexivo que doctrinal. “Te escribo desde esta portada como quien lanza al mar un mensaje dentro de una botella; quién sabe si te podrá llegar”, comienza el obispo, que reconoce sentir curiosidad y desconcierto ante su arte, “hipnóticamente ecléctico y performativo”.
Gómez articula su reflexión a partir de algunas palabras pronunciadas por la propia Rosalía en entrevistas promocionales del disco, especialmente cuando la artista habla de “una sed que el mundo no puede satisfacer” y de cómo “solo Dios puede llenar ese vacío”. El obispo cita estos fragmentos y, a partir de ellos, establece un paralelismo con la búsqueda espiritual del pintor ruso Andréi Rubliov, protagonista de la película homónima de Andréi Tarkovski: un creador que, en medio de la violencia y la oscuridad, busca la luz y la fe sin encontrar respuestas inmediatas. “Como él”, escribe Gómez, “pareces vivir el arte como una travesía espiritual… pero sin soltar amarras no será fácil llegar al puerto que anhelas”.
“Hay silencios que hablan más que mil canciones. Me pregunto si, cuando todo calla, encuentras paz o solo más ruido. Quizá la respuesta no está fuera, sino dentro de ti”
En otro pasaje, el prelado destaca que las canciones de Rosalía entienden el amor como “una fuerza que puede ser dolorosa, liberadora, incluso divina”. Según él, este planteamiento abre la puerta a un diálogo sincero sobre la complejidad de la experiencia humana: “Tu arte es un espacio donde la vulnerabilidad y la fuerza conviven, donde el deseo y la fe pueden encontrarse”. El texto se cierra con un tono íntimo y contemplativo: “Hay silencios que hablan más que mil canciones. Me pregunto si, cuando todo calla, encuentras paz o solo más ruido. Quizá la respuesta no está fuera, sino dentro de ti”.
El vacío como puerta abierta a lo trascendente
Por su parte, el compositor Bernat Vivancos, que trabajó con Rosalía en sus inicios profesionales, observa que el giro espiritual de la artista refleja un interés más amplio: “Cada vez tenemos más sed de espiritualidad, de una fe y de una mística que, quizá sin etiquetas, duermen en nuestro interior”, afirma, destacando que “la música es una de las mejores maneras de hacer revivir esa sensibilidad”.
Esta idea enlaza con la reflexión de la teóloga Cristina Inogés, que ve en esta búsqueda de trascendencia una oportunidad para repensar la manera en que la fe dialoga con el mundo contemporáneo. “Seguimos con una teología que pretende dar respuestas, y no nos atrevemos con una teología que plantee preguntas, que invite a la duda como forma de profundizar”, afirma. Según Inogés, figuras como Rosalía ponen sobre la mesa el deseo de sentido de una generación que ha crecido sin referentes religiosos claros: “Es positivo que una artista de éxito hable de su fe —continúa—, pero si no sabemos salir a su encuentro, el gesto quedará en un testimonio íntimo, no compartido. Y una fe que no se vive en comunidad, ¿qué es realmente?”.
Cuando la emoción guía la fe
En este punto, la reflexión de Inogés puede completarse con la mirada de Ianire Angulo, profesora de Sagrada Escritura en la Universidad Loyola. Según Angulo, “la teología puede desempeñar un papel clave” para comprender este retorno a la búsqueda espiritual desde una sensibilidad más afectiva que racional. “Si en otro momento —prosigue— las dificultades de fe se movían mucho en el ámbito de la racionalidad, ahora es lo emocional y lo afectivo lo que tiene prioridad”. Por eso, considera que “la teología ofrece el sostén razonable, la reflexión y la profundización para que la búsqueda no se mueva solo desde el impulso de las emociones, sino que tenga la armadura de una fe que, aunque no es racional, es razonable y nos abraza por completo”.
Angulo subraya también la importancia de hablar de fe sin complejos: “Es una buena noticia que las personas puedan hablar con naturalidad de aquello que les es esencial, sea o no desde la creencia”. Para la biblista, “que figuras públicas compartan sus procesos internos, sus miedos o su fe” es algo que “ayuda a romper estereotipos y da carta de ciudadanía a temas que a menudo se han silenciado”.
Sus palabras sintonizan con la intuición de Vivancos y la reflexión de Inogés: la fe —o el deseo de aquello que la trasciende— sigue latente, pero aparece, como sucede con Rosalía, en una nueva forma de expresarse. Así, LUX no es solo un álbum, sino también un espacio de exploración donde el vacío deja de representar ausencia y se transforma en apertura: una manera de observar el silencio y descubrir en él, quizá, la luz.
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