Reus enciende el Año Gaudí 2026 con un homenaje que une arte, fe y conocimiento Salvador Illa: “Celebrar a Gaudí es celebrar a Cataluña”

Salvador Illa, con el arzobispo Planellas
Salvador Illa, con el arzobispo Planellas Agencia Flama

La ciudad acoge el acto inaugural de la conmemoración del centenario del arquitecto, con representante de todas sus obras y un llamamiento a la unidad entre Reus y Riudoms

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quiso situar la conmemoración en un marco nacional. “Celebrar a Gaudí es celebrar a Cataluña”, dijo, apelando al entusiasmo y a la unidad en torno a su figura

“Esperamos que este año no sea un homenaje efímero, sino una oportunidad para conocer a fondo su legado y construir conocimiento duradero”, señaló la alcaldesa de Reus

Después de una tarde de llovizna persistente, el cielo se abrió sobre Reus justo a tiempo para acoger una de las citas más esperadas del año cultural catalán. El Teatro Bartrina, lleno hasta la última butaca, se convertía en el escenario de un momento histórico: el inicio del Año Gaudí 2026, que conmemorará el centenario de la muerte del arquitecto.

Reus y Riudoms, las dos poblaciones que se disputan su infancia, compartían un mismo escenario simbólico e institucional. En este acto, que debía continuar en el Santuario de Misericòrdia, se reunieron representantes de todas las obras gaudinianas —de Cataluña y del resto de España—, autoridades, estudiosos y descendientes del maestro.

Creemos. Crecemos. Contigo

En la séptima fila, el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ocupaba su lugar junto al prior de la Prioral, Joaquim Fortuny, y diversos exalcaldes de Reus y Riudoms. Antes de entrar al teatro, el prelado confesaba con una sonrisa que no había podido acompañar los actos celebrados durante toda la jornada, ya que debía presidir unas confirmaciones. “Tenemos que estar en todas partes”, comentaba con naturalidad, como quien asume que su tarea pastoral no conoce calendarios ni descansos. Su presencia, serena pero significativa, añadía una dimensión espiritual a un acto donde el arte y la fe volvían a encontrarse.

Una voz desde las raíces

La periodista reusense Coia Ballesté, presentadora de la ceremonia, ponía voz al relato de unas raíces compartidas. Con un estilo sencillo y preciso, evocaba el origen del genio: “A pocos metros de aquí, en el desván de una casa de la calle Monterols, estudiaba; en la calle de Sant Joan estaba el almacén familiar convertido en taller de calderería. Ésta era la comarca que recorría con un burro, comprado por su padre, porque le dolían las piernas, explorando la naturaleza y sentando las bases de su arquitectura”.

Apertura del Año Gaudí en Reus
Apertura del Año Gaudí en Reus Agencia Flama

Ballesté reivindicaba también al Gaudí perfeccionista, capaz de llevar su fe hasta la piedra: “Fue quien hizo posible que hoy contemplemos la iglesia más alta del mundo”. Lo decía recordando que la Sagrada Familia acababa de obtener ese título tras colocar uno de los últimos elementos de la torre de Jesús. Y, con un gesto hacia la ciudad, añadía: “Nos queda el sueño inacabado de la fachada para el Santuario de Misericòrdia, la devoción de su madre. Pero con una escultura de Gaudí modelando este edificio, prevista para los próximos meses, los reusenses soñaremos lo que podría haber sido una obra de nuestro Gaudí”, concluía.

Gaudí como ambición colectiva

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quiso situar la conmemoración en un marco nacional. “Celebrar a Gaudí es celebrar a Cataluña”, dijo, apelando al entusiasmo y a la unidad en torno a su figura. Describió al arquitecto como un ejemplo de “seny i rauxa”, de equilibrio entre razón y fe, naturaleza y artificio, y pidió a la sociedad catalana “avanzar con la misma ambición que Antoni Gaudí”.

Illa y otras autoridades en la apertura del Año Gaudí
Illa y otras autoridades en la apertura del Año Gaudí Agencia Flama

La intervención de la alcaldesa de Reus, Sandra Guaita llevó el discurso hacia la formación del joven estudiante que compartía sueños con el también reusense Eduard Toda. “Con quince años ya quería restaurar Poblet. De aquella inquietud nació su vocación de arquitecto”, recordó. “Esperamos que este año no sea un homenaje efímero —continuó—, sino una oportunidad para conocer a fondo su legado y construir conocimiento duradero”.

Por su parte, el alcalde de Riudoms, Ricard Gili, subrayó la colaboración entre los dos municipios y la necesidad de dejar atrás rivalidades: “Reus y Riudoms somos compañeros de viaje. Somos sus raíces”, afirmó, citando al propio Gaudí cuando decía que “el gran libro siempre abierto es el de la naturaleza”.

Fe, ciencia e infinito

El comisario del Año Gaudí, Galdric Santana, destacó que el arquitecto supo unir arte, ciencia y fe con una mirada propia, inspirada en la naturaleza como fuente de conocimiento. A la salida del teatro explicaba a Flama que la fe de Gaudí era fruto de su profundidad intelectual y de su conocimiento del cristianismo. “Una hipotética beatificación sería solo un símbolo —decía—; él ya llegó adonde debía llegar: el infinito más infinito sigue siendo infinito.” Unas palabras que resumen también el espíritu del Año Gaudí, concebido como un espacio de investigación y diálogo entre la ciencia y la espiritualidad.

Santana subrayaba que Gaudí convirtió la fe, la ciencia y el arte en un mismo lenguaje para comprender el infinito.

Año Gaudí
Año Gaudí Agencia Flama

De Astorga a Mallorca: una obra sin fronteras

Entre los representantes de las obras de Gaudí, Víctor Manuel Murias, director del Palacio Episcopal de Astorga, destacaba la dimensión universal de la figura. “La nuestra es quizás su obra más desconocida, la que queda fuera de Cataluña, pero es fundamental para entender su evolución”, explicaba. Recordaba tres nombres que hicieron posible aquel proyecto: el obispo reusense Joan Baptista Grau, Antoni Gaudí y Pío Gullón, gobernador del Banco de España. “Para nosotros es una satisfacción dar visibilidad a un edificio que marcó un antes y un después. Gaudí nos enseña a mirar la naturaleza para evolucionar y modernizarnos inspirándonos en ella”, añadía.

Sus palabras coincidían con la voluntad del Consell Antoni Gaudí, creado por el Departamento de Cultura, que agrupa 14 obras catalanas y 4 de fuera. El acto del Bartrina fue, en este sentido, una imagen perfecta de lo que quiere ser este Año Gaudí: una celebración plural, sin fronteras, donde todas sus obras dialoguen entre sí como fragmentos de una misma arquitectura infinita.

De la memoria al futuro

En el palco lateral, Maite Gaudí, presidenta de los Amigos de Gaudí de Reus y descendiente directa del arquitecto, seguía el acto con emoción contenida. Al terminar, saludó brevemente al presidente Illa. En ese gesto discreto podía leerse una transmisión de memoria, la continuidad de un linaje que observa cómo el apellido de su antepasado ha pasado de ser patrimonio familiar a símbolo universal. Su presencia cerraba el círculo entre pasado y futuro: la familia, la ciudad, el país.

Illa con Maite Gaudí
Illa con Maite Gaudí Agencia Flama

Cuando el público abandonó el Teatro Bartrina, el aire de noviembre era húmedo pero claro. Las luces de los faroles reflejaban un entusiasmo compartido, una sensación de que aquel acto no era una meta más, sino el comienzo de un camino. Reus había asumido su papel como punto de partida de un año que quiere ir mucho más allá de la conmemoración: quiere repensar a Gaudí desde el siglo XXI, releerlo con las herramientas de la ciencia, de la fe y de la sostenibilidad, y convertirlo en un puente entre generaciones.

Quizás ésta sea su obra más viva: un legado que no se reduce a la piedra ni a la geometría, sino a la capacidad colectiva de seguir construyendo sentido a partir de su nombre. El Año Gaudí no es solo una celebración; es una invitación a mirar el mundo con la misma curiosidad y esperanza que él aplicó a cada arco, a cada curva y a cada detalle. Porque, como demostró esta noche en el Bartrina, su arquitectura no ha terminado: sigue creciendo en la mirada de todos aquellos que todavía quieren entenderlo.

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