Siento su: “¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!” Acerca de mi Blog: “Atrévete a orar”

“No quiero `demostrar´ a Dios, sino retar a una decisión libre”

A los lectores del Blog les debo una explicación. El mes pasado tuve una avería en mi PC. La pantalla se llenaba de rayas de colores, se apagaba a veces, vibraba para un lado y otro... Lo llevé al servicio técnico de una gran cadena de aparatos electrónicos. El primer diagnóstico era que fallaba la conexión entre ordenador y pantalla. En dos días lo tendría arreglado... A los tres días me llaman y dicen que la avería es de la pantalla, y hay que ponerla nueva. Tienen que pedir los repuestos. Pocos días después me vuelven a llamar para decirme que les han servido unos conectores desperfectos... Así hasta quince días. Del 9 al 23 de diciembre estuvo en el taller. El mismo 23 puse el Pregón de Navidad. No pude publicar el 4º domingo de adviento. Perdonad.

Desde 2013 escribo en Religión Digital el Blog “Atrévete a orar”.Han pasado nueve años publicando semanalmente al menos dos post (artículos, publicaciones, entradas...). Uno en torno a la celebración litúrgica (comentario bíblico, homilía en forma de oración y preces de los fieles), y otro, una reflexión sobre cualquier aspecto de la vida cristiana (mayoritariamente sobre reformas eclesiales). En la reflexión incluyo los artículos que me envía mi buen amigo Pepe Mallo, normalmente una vez al mes.

En estos días de parón obligatorio he revisado este trabajo. A mí me resulta agradable esta labor. Me ayuda a leer, a reflexionar, a sentirme pastoralmente activo. Considero un don de Dios esta oportunidad que me ofrece RD para evangelizar. No puedo compararme con san Pablo. No comparto que “el hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo” (1Cor 9,16). Sí que lo es. Sí comparto su deseo de anunciar el Evangelio. Siento su: “¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!”. Me entristece no evangelizar. Me alegra y consuela comunicar el Evangelio, la persona de Jesús, su sentir y actuar. Quisiera siempre invitar al seguimiento de quien creo vivo y acompañante de todos por medio de su Espíritu.

A evangelizar en cargo ministerial he dedicado los mejores años. He disfrutado dando clases de filosofía durante más de 40 años en instituciones civiles. Siempre traté de unir su verdad con la Verdad mayúscula que ofrece el Evangelio. Pero más he disfrutado con el anuncio del Evangelio en el servicio parroquial, en dirección de Ejercicios Espirituales, en Cursillos de Cristiandad, en estudio de la teología (en la Universidad de Comillas, tras más de veinte años de ministerio, intenté actualizarme obteniendo licencia y doctorado en Teología Espiritual con la tesis “Presencia del Espíritu Santo en los documentos del Vaticano II”. Y sin dejar clases y parroquia), en algunos libros publicados...

En 2004 me llegó el tiempo legal de jubilación, una de las conquistas sociales de la sociedad actual. Siempre pensé disfrutarla como cualquier ciudadano. Entonces decidí anunciar el Evangelio de otra manera: a través de las redes sociales de comunicación. Desde 2003 a 2012 colaboré en Homilética, de la editorial Sal Terrae, con un comentario bíblico y oración semanal para cada día festivo. En 2013 inicié la publicación en Religión Digital del Blog “Atrévete a orar”.

Hoy quiero refrescar los objetivos principales del Blog:

  1. Fomentar la experiencia relacional con el Dios de Jesús. Orar, igual que creer y actuar en conciencia, requiere mucha osadía. Similar osadía como la de optar por la fe o por la increencia. Es el riesgo de la libertad. Por eso titulo el Blog “Atrévete a orar”. Alude al lema “sapere aude” (“atrévete a saber”, Epístola II de Horacio), que usó Kant como divisa de la Ilustración. Comparto la actitud de Hans Küng: “no quiero `demostrar´ a Dios, sino retar a una decisión libre... Nada de pruebas de Dios que obligan, sino buenas razones, que invitan a depositar una confianza razonable en un fundamento primigenio, una meta del mundo y del ser humano, esto es, en Dios” (Verdad controvertida. Memorias II. Ed. Trotta. Madrid 2009. Pág. 520). Creo que el Dios que vive Jesús es el mejor “fundamento primigenio”, la mejor “meta del mundo y del ser humano” que se nos ha propuesto.

La oración en sus diversas formas (contemplar, dar gracias, ofrecer, pedir...) implica osadía. Quien no se arriesga a orar no se atreve a creer por sí mismo. Cuando se acepta conscientemente a Jesús vivo, se acepta también su Espíritu y lo sentimos por dentro. Se une a nuestro espíritu haciendo brotar la oración a solas y en comunidad: “da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios... El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8,16.26).

Confiamos en la palabra de Jesús: “Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?” (Lc 11,13). Esta osadía consciente brilla en los primeros cristianos: “Hemos hecho muy conscientemente esto de celebrar el Domingo, la comida del Señor. No podemos vivir sin el Domingo”, decía audazmente Saturnino, sacerdote norteafricano, al procónsul romano que le acusaba de no cumplir el edicto de Diocleciano a finales del s. III (Cita de A.G. Martimot: “El Domingo”, Rev. Phase, 125 (1981), pág. 359-380).

2. Vincular la oración y la vida. Relacionarnos con el misterio de Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) lo hacemos con la oración y con la vida. Jesús oraba al Padre y vivía como el Padre le inspiraba. Compartían el mismo Espíritu. En cristiano nose puede orar impunemente. Claro lo dice San Juan Crisóstomo: “No me digáis que es imposible cuidar de los otros. Si sois cristianos, lo imposible es que no cuidéis... El compartir radica en la naturaleza misma del cristiano...Y si dices que el cristiano no puede ser de provecho a los otros, insultas a Dios y lo dejas por embustero. Más fácil es que el sol no caliente ni brille, que no que el cristiano deje de dar luz... Si ordenamos debidamente nuestras cosas, la ayuda al prójimo se dará absolutamente, se seguirá como una necesidad física” (Homilías sobre los Hechos. PG 60, 162). Lo decisivo evangélicamente es vivir como Jesús: atender al hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, encarcelado... (Mt 25,31ss).

Evangelizar en las redes sociales es también una osadía. A veces tengo la percepción de “predicar en desierto”. No veo oyentes, no sé si hago bien... Es cierto que de vez en cuando llega algún signo bueno. Un párroco de California me daba las gracias porque a su equipo de liturgia le gustan mis textos para animar la celebración. Y de Chile me llegaron noticias positivas sobre las reflexiones. Una universidad católica multicopiaba algunos textos. Algún familiar se encontró en la entrada en su parroquia una oración mía...

Quizá el más beneficiado sea yo mismo. Tras cumplir los 83 años, siento que puedo seguir cumpliendo en parte el lema que propuse al iniciar el ministerio: “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por intervención profética con la imposición de manos del presbiterio... Cuida de ti mismo y de la enseñanza. Sé constante en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan” (1Tim 4, 14.16).

Quiero que el blog esté abierto a los lectores. Podéis enviarme reflexiones constructivas a mi email: rufo.go@hotmail.com (sopesaré su publicación) o aprovechar el sistema de Comentarios.

Alcorcón (Madrid), 14 de enero de 2022

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