Jesús es un hecho histórico que aporta luz y fuerza para vivir con dignidad y alegría plena ¿Centrados en sí o centrados en el Amor? (D. 1º Cuaresma A 2ª Lect. 26.02.2023)

Vivir en Verdad, en Libertad y en Amor 

Comentario: “La gracia de Dios... se ha desbordado sobre todos” (Rm 5,12-19).

En esta carta, Pablo explica “la justicia de Dios manifestada en Jesús para todos los que creen”..., “la gracia en que nos encontramos” (Rm 3,21; 5,2), “a todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos” (Rm 1,7).

El texto de hoy responde a preguntas universales y últimas: ¿qué es el ser humano? ¿qué debe hacer para realizarse? ¿cuál es la vocación y sentido último de su existencia? La respuesta para Pablo está en la vida de Jesucristo. Jesús es un hecho histórico que aporta luz y fuerza para vivir con dignidad y alegría plena, a pesar de nuestra situación limitada. Es la oferta de Jesús frente a la situación humana. El ser humano, limitado y dotado de libertad, tiene riesgo de no realizarse. Está tentado de encerrarse en sí y poner libertad y destreza en vivir para sí. La libertad sin amor es fuente potencial de muchos males: odio, mentira, acaparamiento egoísta, esclavitud a los instintos, etc. 

Limitación y libertad humanas son responsables de la miseria moral. De algún modo todos contribuimos a crear un clima de mal colectivo. Esta atmósfera de mal no es debida a fuerzas superiores, míticas. Es fruto de decisiones contra el amor mutuo. No determina fatalmente al mal, pero condiciona. Igual el clima de bien, que podemos crear, condiciona, pero no determina nuestra realización. Pablo no piensa en el pecado “original”, tal como lo interpretará después san Agustín en el s. V. El mal y la muerte definitiva son fruto de la limitación real y de la libertad no guiada por el amor. “Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron” (Rm 5,12). La vida egoísta nos aleja de Dios, fuente de la vida, y nos sumerge en la muerte, entendida como ausencia de vida plena.

Para explicar el papel de Jesús utiliza un método literario, llamado “antítesis”. Carea a Adán con Jesús, como prototipos humanos. Uno representa al ser humano centrado en sí mismo, en el egoísmo; el otro al centrado en el amor del Padre “que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos” (Mt5,45). Divide humanidad e historia en dos grandes polos de atracción. El egoísmo, la violencia, el dominio, muerte... El amor, el entendimiento pacífico, el servicio mutuo, vida... Cristo revive el amor primero. No tiene comparación con el de Adán. Es gracia desbordante, gratuita, incondicional, perdón, vida sin límites. Vida entregada a los hermanos hasta la muerte y refrendada por Dios en la resurrección. Quienes aceptan su evangelio “están convencidos de que nada, ni muerte ni vida..., podrá separarnos del amor de Dios...” (Rm 8, 38-39).

La oferta de Jesús es aceptar el amor del Padre-Madre. A los que creen en su oferta “les da poder de ser hijos de Dios...; de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia” (Jn 1,12.16). La fe en Jesús les hace sentirse perdonados y capacitados para toda obra buena. “Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado..., con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo” (Rm 5, 17). Este es el evangelio de Pablo: “Así pues, habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,1-5).

Oración: “La gracia de Dios... se ha desbordado sobre todos” (Rm 5, 12-19).

Te contemplamos hoy, Jesús, como “justicia de Dios”:

Pablo, perseguidor del movimiento cristiano,

ha descubierto en tu amor “la justicia de Dio”;

he creído para ser justificado por la fe de Cristo” (Gál 2, 16);

la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de Jesucristo,

se han desbordado sobre todos” (Rm 5, 15);

los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación

reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo” (Rm 5, 17);

por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos...

por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos” (Rm 5,18s);

estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles,

ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias,

ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura

podrá separarnos del amor de Dios

manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38s).

La “justicia divina” es el Amor sin límites:

vuestro Padre celestial hace salir su sol sobre malos y buenos...” (Mt 5,45);

sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36);

cuando todavía estaba lejos, su padrelo vio  y se le conmovieron las entrañas;

y echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos” (Lc 15, 20).

¡Qué contraste con nuestra situación!:

para nuestro egoísmo pedimos compasión;

para el de los otros exigimos venganza;

hay lucha soterrada por el poder y el honor;

el miedo brilla más que la libertad sincera;

la ley canónica es más decisiva que el evangelio;

pedir reformas acordes con el evangelio es desafección a la Iglesia;

democratizar lo posible es signo de soberbia y desobediencia.

Hasta tus sacramentos se ejercen para el egoísmo:

se bautiza para evitar problemas, por miedo al castigo...;

la penitencia es ajuste de cuentas para quedarse tranquilos;

la eucaristía intenta acumular méritos para el cielo...;

“indulgencias”, promesas, bendiciones...:

buscan atraer la mirada de un “dios” distraído;

suponen un “dios” “que lleva cuentas del mal” (1Cor 13,5);

anotador de méritos y deméritos;

fácil de camelar y en trueque con nosotros;

sádico y vengativo con el rebelde religioso...

Jesús del Amor, ayúdanos a centrarnos en tu Reino:

en la fraternidad que busca abrazo y colaboración;

en la verdad y la investigación creativa;

en la mirada y socorro a los más débiles...

Tú, Jesús real, sufriste nuestras tentaciones:

supiste encontrar el camino para superarlas;

tu gloria era ayudar, curar, dignificar, vivir para los demás;

te mantuviste libre y creativo frente a las tradiciones religiosas;

el culto a Dios era entrar en su Amor, generador de vida.

Que tu Espíritu, Jesús, nos ilumine a todos:

que conozcamos internamente tu Amor;

que “no apaguemos el Espíritu, ni menospreciemos las profecías,

que examinemos todo y nos quedemos con lo bueno” (1Tes 5,19-21).

Preces de los Fieles (D. 1º Cuaresma A 2ª Lect. 26.02.2023)

El primer domingo de cuaresma miramos la vida desde el Amor de Jesús. Tomamos conciencia de las tentaciones a no ser fieles a su Amor. Pidamos elegir buen el camino que nos realiza como personas, diciendo: “queremos ser libres en tu Amor.

Por la Iglesia:

- que no tenga miedo a la libertad, a la igualdad, a la fraternidad;

- que haya confianza dentro, respete y escuche a todos.

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Por las intenciones del Papa (febrero 2023):

- que “las parroquias pongan la comunión en el centro”; 

- que “sean comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados”.

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Por los políticos, servidores del bien común:

- que tengan vocación de servir a los ciudadanos;

- que sean honrados y cuiden de los más débiles.

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Por los niños y jóvenes:

- que sientan deseos de formarse y de ser buenas personas;

- que los respetemos y ayudemos a realizarse.

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Por la paz y las víctimas de la violencia:

- que se descarte toda violencia como inhumana;

- que cuidemos a las víctimas de toda injusticia y violencia

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Por esta celebración:

- que nos ayude a conocer nuestras debilidades;

- que sintamos el Amor de Jesús que nos perdona y anima.

Roguemos al Señor: “queremos ser libres en tu Amor.

Libremente, Señor, queremos seguir tu camino. Camino conocido por tu Palabra y por tu Espíritu que ilumina nuestra historia. Queremos “pasar haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el mal” (He 10, 38). Como hacías Tú, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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