No “utilicemos” la Eucaristía para el egoísmo y la exhibición vacía Cuerpo y Sangre de Cristo (06.06.2021): “contiene todo el bien espiritual de la Iglesia”

El Resucitado-Eucaristía acompaña nuestra vida como amor, alimento, presencia

Comentario: “Tomad, esto es mi cuerpo... Esta es mi sangre...” (Mc 14,12-16.22-26)

El Jueves Santo celebra la Eucaristía como anticipo de la entrega amorosa de Jesús en la cruz. La infidelidad al Amor, concretada en el egoísmo de Judas, en el exclusivismo de la Institución religiosa (el Sanedrín) y en el abuso de autoridad del procurador del César (Pilato), llevó a Cristo a la cruz. La resurrección de Jesús manifiesta el amor gratuito e incondicional, perdona todo egoísmo y entrega el Espíritu para vivir en amor. El Cuerpo  y la Sangre entregados perpetúan la vida de Jesús, entregando su Espíritu para hacer de la vida un reino de verdad, de paz, de dicha para todos. El Resucitado-Eucaristía acompaña nuestra peregrinación como amor entregado, alimento, presencia constante.

El intermedio, no leído, entre preparación de la Cena (vv.12-16) y la institución de la Eucaristía (vv. 22-26), denuncia la entrega traidora de Judas. Los vv. 10-11 la presentan como un contraste con la unción de la mujer, que le unge “sentado a la mesa” también. De ella, dice Jesús: “se ha adelantado aembalsamar mi cuerpo para la sepultura”. Del traidor, dice: “¡Ay de aquel hombre por quienel Hijo del Hombre será entregado!”. El que “entrega al Hombre” es no respeta lo humano, lo sacrifica en aras de la institución y sus leyes. Así se traiciona a sí mismo, pues “nada humano nos debe ser ajeno”.

La preparación de la cena aparece como iniciativa de los discípulos: “¿dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”. Envía a dos discípulos “a la ciudad”, lugar de la institución judía. Encontrarán, les dice, un hombre (acordado previamente con algún amigo de Jesús) “que lleva un cántaro de agua”, símbolo de la antigua alianza y de la actividad del Bautista. Éste hombre les lleva hasta una casa, donde está “su posada”, “su habitación” (“katalima”: habitación de los huéspedes), donde comerá la Pascua. Les mostrará un local grande, “en alto” (símbolo de la cruz), ya preparado . La cena, con toda intención, se presenta como anticipo del “trago” de la cruz, del “paso” (Pascua) cruento. El evangelista construye simbólicamente un clima pascual. “Preparadnos allí la cena” es el modo cómo Jesús compromete a los discípulos a colaborar en su Pascua. Todos somos llamados a vivir conjuntamente la Pascua, a dar el “paso” al Amor hasta el final.

En la institución de la eucaristía, no se alude al ritual judío, ni al cordero pascual, centro de aquella cena. Se narran, con gestos y palabras de Jesús, la pretensión y el significado de la eucaristía. Coge un pan, pronuncia la bendición, lo parte y se lo da, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. No dice que coman el pan. Dice que le tomen a él. Toda su realidad personal viene expresada en “su cuerpo”. En la mente judía, el “cuerpo” es el ser humano en su totalidad física, teórica y emocional.

Igualmente tomael cáliz, pronuncia la acción de gracias, lo da y beben todos. Les dice: “Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos”. Sustituye la del Sinaí. Ahora el vino simboliza el amor divino. Es la vida de Jesús, encarnada hasta la muerte en medio de su gente, donándose activamente. Termina dando esperanza de que “beberá el vino nuevo en el Reino de Dios”. Es la alusión a la resurrección que el Padre dará a los que aman, a quienes viven en la alianza del Espíritu.

Quienes “comulgan”, unidos a Jesús, se dejarán conducir por su Espíritu, entregando su vida en humildad, sin ostentaciones, sin dar la espalda a los débiles, sin excomuniones impuestas, sin violentas cruzadas. Solo los signos inconfundibles del amor gratuito darán testimonio de la alianza del Espíritu: amor “paciente, sin envidia, sin presumir, sin engreírse, sin indecoro, sin egoísmo, sin irritación, sin llevar cuentas del mal, sin alegrase de la injusticia, gozándose con la verdad, excusando, creyendo, esperando, soportando todo” (1Cor, 13,4-7).

Oración: “Tomad, esto es mi cuerpo... Esta es mi sangre...” (Mc 14,12-16.22-26)

Jesús adorado bajo el signo del pan y el vino.

Escuchamos la preparación de esta cena tan singular:

“id a la ciudad”, al medio de la vida, donde se sufre y se goza...

Encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua”:

enfrascado en actividades para apagar la sed de vivir;

instado a satisfacer las penurias propias y ajenas...

Seguidlo hasta la casa...”: acompañadlo, hablad, preguntad...;

compartid “sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias”.

¿Dónde está mi posada, en que voy a comer la Pascua?”:

¿dónde está su descanso, su hospedaje, su hogar, su paz...?

Os enseñará una habitación en lo alto”:

os mostrará su cruz, su esfuerzo por mejorar la vida...

Preparadnos allí la cena”:

en el amor entregado te encontramos, Jesús del amor;

ahí recibimos tu presencia, saboreamos tu Espíritu.

Hoy el pan bendecido, tu presencia, sale a la calle:

adoramos tu presencia resucitada;

te enseñamos nuestras calles adornadas;

lucimos nuestras mejores galas;

te ofrecemos flores y hierbas aromáticas,

signo de nuestra vida de “suave olor...” (Ef 5,2; Flp 4,18).

Queremos que nuestra vida sea empapadapor tu Espíritu:

que “tomemos” tu energía personal, entregada hasta la muerte;

que la comunión no sea una evasión de la vida real;

que no te “utilicemos” para el egoísmo y la exhibición vacía:

- “no hay que privar al niño de una ilusión”;

- “todos ganamos: los restaurantes, las tiendas, los niños...”;

- “hasta la iglesia `hace caja´ y muestra muchos seguidores...”.

Cristo resucitado, “pan vivo que ha bajado del cielo”:

reconocemos en tu presencia “todo el bien de la Iglesia,

es decir, Tú, Cristo, nuestra Pascua, pan vivo, 

que, por tu Carne vivificada y vivificante por el Espíritu Santo,

das vida a los seres humanos,

que son invitados y guiados a ofrecerse ellos,

sus trabajos y todas las cosas creadas juntamente contigo” (Vat. II: PO 5).

Cristo Jesús, deseamos comer y compartir tu pan vivo:

acogiendo tu presencia en el corazón y en las manos;

sintiendo tu amor incondicional en toda circunstancia;

oyendo una y otra vez tu palabra: “amaos unos a otros”;

contemplando tus actitudes hacia los más necesitados;

venerando tu persona en los enfermos, los marginados...;

orientando y moviendo nuestra vida en tu seguimiento.

Cristo entregado hasta la muerte:

danos a sentir tu sangre de amor en nuestra conciencia;

haznos capaces de beber tu trago de amor ante quien no merece;

aliméntanos con tu vino nuevo hasta el final dela vida.

Preces de los fieles y  (Corpus 06.06.2021)

Hoy Jesús sigue diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo... Esta es mi sangre”. Esta es mi vida; “re-creadla” en vuestra vida. Pidamos celebrarla y vivirla de verdad, “consciente, piadosa y activamente” diciendo: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por las comunidades cristianas:

- que “al partir el pan” descubran tu presencia en medio de ellas;

- que la eucaristía sea fuente del anuncio evangélico.

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por las intenciones del Papa (Junio 2021):

- que “los matrimonios descubran su belleza” en el Evangelio;

- que “se preparen con el apoyo de una comunidad cristiana:

para crecer en el amor, con generosidad, fidelidad y paciencia”.

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por nuestro pueblo:

- que la presencia del Resucitado nos incite a ayudar a los más débiles;

- que sintamos su llamada a la fraternidad, la mesa compartida.

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por los niños de primera comunión:

- que sigan  creciendo en bondad, en verdad, en respeto...;

- que sus padres les acompañen en el seguimiento de Jesús.

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por los migrantes, enfermos, presos...:

- que encuentre siempre nuestra solidaridad;

- que también ellos sean honrados, respetuosos, agradecidos.

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Por esta celebración:

- que que sintamos el gran bien espiritual que es la Eucaristía;

- que nos anime a “caminar como Jesús caminó” (1Jn 2,6).

Roguemos al Señor: Queremos vivir como tú, Señor”.

Queremos, Señor Jesús, que esta mesa nos ayude a “permanecer en ti, caminando como tú caminaste” (1Jn 2,6), abiertos a todos, especialmente a quienes más sufren. Queremos llevar esta mesa viva fuera del templo: en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestros amigos y enemigos, en toda la humanidad. Confiamos en tu fuerza, en tu Espíritu, que nos acompaña siempre, por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés, 6 de junio de 2021

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