“Un hábito religioso ya no vehicula nada, aunque creamos que sí” Domingo 2º Adviento A (08.12.2019): la fe se muestra en obras de amor

La vida del Bautista es “signo y estímulo” del reino de Dios

Comentario: “Dad el fruto que pide la conversión” (Mt 3,1-12)

El evangelista resalta la austeridad de vida del Bautista. Se ve reflejada en la vivienda (“en el desierto”), en el vestido (“de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura”), en la alimentación (“de saltamontes y miel silvestre”). “Los que visten con lujo habitan en los palacios”, dirá Jesús, después de reconocer que la gente “no ha salido a contemplar enel desierto un hombre vestido con lujo” (Mt 11,7-8). La comida de Juan es elemental y sencilla, lejos de quien “se viste de púrpura y lino y banquetea cada día” (Lc 16,19).

La austeridad de vida es un signo necesario para invitar al reino de Dios. Son un antisigno claro de este reino: una casa palaciega, unos vestidos de púrpura, encajes y bordados, botonadura llamativa y exclusiva... Aunque se usen en ámbitos celebrativos, impiden proclamar significativamente el Evangelio de igualdad, sencillez, humildad, pobreza. Además “las simbólicas cristianas se están diluyendo y no refieren sentido. Esto nos cuesta verlo y aceptarlo. Un hábito religioso ya no vehicula nada, aunque creamos que sí. Para la mayoría de la gente es un disfraz de carnaval, que se refiere a algo extraño como una monja o un cura, seres a los que la mayoría de la gente no conoce ni ha tratado en persona” (Toni Catalá, SJ: La Iglesia: que sea cada vez más de Jesús y menos nuestra. Sal Terrae. Rev. Pastoral de Teología. Abril 2007, p. 323).

El Bautista debió impresionar fuertemente al pueblo. Flavio Josefo, historiador judío, le dedica más atención que al mismo Jesús. Predicando y bautizando removió la conciencia popular con el juicio próximo de Dios. Mateo lo presenta con los rasgos de Elías (1Re 1,8) que volvería antes del Mesías, y con cita del “libro de la consolación” de Isaías: “una voz grita: `en el desierto preparadleun camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios´” (Is 40,3). Mateo utiliza la versión de los LXX, que une “en el desierto” con “una voz del que grita”. El original hebreo no es así; utiliza la palabra “desierto”, como lugar donde se hace el camino al Señor. “Desierto” y “estepa” se convierten en imágenes de la vida en medio de la cual Dios quiere que hagamos su camino. (Ver: Cantera-Iglesias: Sagrada Biblia; comentario a Is 40,3-5; pág. 402. BAC 2ª ed. Madrid 1979).

Llama la atención el lenguaje duro, profético: “raza de víboras...”. Incluso las imágenes son también aceradas: el hacha, el bieldo, el fuego. El Bautista coincide en el mensaje con Jesús: “Convertíos porque está cerca el reino de los cielos” (3, 2). Convertirse es retornar al Dios de la alianza; a su reino cercano. “Dad el fruto que pide la conversión”: tener las actitudes básicas, los sentimientos, los empeños... de Jesús, “el que está en el seno del Padre” (Jn 1,18).

Oración: “dad el fruto que pide la conversión” (Mt 3, 1-12)

Esta semana, Jesús de la Navidad, contemplamosal Bautista:

su modo de vida es “signo y estímulo” del reino de Dios:

su vivienda nos hace mirar las viviendas de los más pobres;

su vestido humilde nos hermana en la igualdad y la sencillez;

su alimento invita a la austeridad compartida.

Su palabra es directa, clara, al alcance de todos:

a los dirigentes religiosos (saduceos y fariseos) les dice:

raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente”?.

adelanta tus invectivas a los escribas y fariseos:

os parecéis a los sepulcros blanqueados;

por fuera tienen buena apariencia,

por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre” (Mt 23, 27).

En el desierto preparadleun camino al Señor;

allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios´” (Is 40,3);

“desierto” es la vida de cada día para muchas personas:

no pueden beber agua potable, y menos en sus casas;

no tienen alimento adecuado;

no disponen del vestido suficiente;

no gozan de asistencia médica;

no tienen la cultura para vivir con autonomía personal;

no disfrutan de libertad civil o religiosa.

Dad el fruto que pide la conversión”, nos dices hoy:

ese fruto es la vida convertida al reinado de Dios,

es tu vida, Jesús de todos;

tú eres nuestro criterio de conversión:

Hijo de Dios y del Hombre, “en el seno del Padre”;

desde su regazo, trabajando por hacer efectivo su Reino.

Queremos ser “Hijos del hombre”:

que valora a toda persona como hermana;

que trabaja y desarrolla sus talentos;

que oye y escucha los dolores y alegrías de todos;

que comparte esperanzas y angustias,

sobre todo de los pobres y los que sufren.

Queremos ser “hijos de Dios”, bautizados con tu Espíritu:

que nos a da a creer que la vida es regalo del amor del Padre;

que nos quita el afán de acumular, de ser ricos para nosotros;

que nos da a sentir la alegría de la fraternidad;

que nos llena el corazón y enciende el fuego de tu amor:

como a Zaqueo, que le hizo repartir sus bienes; 

como a Magdalena, que anuncia tu vida resucitada;

como al padre del hijo pródigo, que rehabilita gratis; 

como al samaritano, que cura heridas y se compromete; 

como a los apóstoles que crean comunidades del Reino.

Acerca el hacha cortante a nuestra soberbia:

revestida de orgullo y vanidad,

llena de supremacismo y aires de autosuficiencia.

Separa con tu bieldo nuestras ambiciones:

- tener más dinero, más casas, más lujo, más todo;

tener más poder, más reconocimiento, más prestigio;

- ser más sencillo, más tolerante, más paciente,

más hacedor de justicia y de paz, de amor y alegría; 

- poner el gusto de la vida sólo en el placer corporal,

viviendo para comer, beber y darle marcha al cuerpo;

- ser y vivir para amar, respetar, crear familia,

seguir la conciencia, buscar sentido pleno a la vida. 

Rufo González

Leganés, 8 diciembre 2019

Preces de los Fieles (D. 2º Adviento (08.12.2019): la fe en obras de amor

Hoy somos invitados a convertirnos, a volver al Dios del amor, al reino que está en lo más íntimo del corazón. “Dad el fruto que pide la conversión”, nos grita hoy el Bautista. Pidamos estos frutos diciendo: “queremos vivir en amor”.

Por la Iglesia:

- que ponga en su vida los sentimientos y el empeño de Jesús;

- que se aleje de la pomposidad, el boato, el autoritarismo...

Roguemos al Señor: “queremos vivir en amor”.

Por los gobernantes:

- que sea honrados y procuren el bien común;

- que defiendan los derechos y deberes todos.

Roguemos al Señor: “queremos vivir en amor”.

Por las intenciones del Papa (Diciembre 2019):

- “que todos los países decidan tomar las medidas necesarias para hacer

que el futuro de los más jóvenes sea una prioridad,

especialmente de aquellos que están sufriendo".

Roguemos al Señor:“queremos vivir en amor”.

Por los más débiles de la sociedad:

- que se conviertan a la confianza, al amor de Dios que está con ellos;

- que encuentren manos fraternas que los acompañen.

Roguemos al Señor.“queremos vivir en amor”.

Por nuestra comunidad (parroquia...):

- que nos preparemos juntos a celebrar la Navidad;

- que demos frutos de conversión: humildad, trabajo, ayuda mutua...

Roguemos al Señor.“queremos vivir en amor”.

Por esta celebración:

- que sea sincera y sintamos las inquietudes de Jesús de Nazaret;

- que nos consuele, nos anime, nos fortalezca en el amor a todos.

Roguemos al Señor.“queremos vivir en amor”.

Acepta y bendice, Señor, nuestros deseos. Que sintamos la alegría que tu presencia y tu acción produce en nuestra vida. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés, 8 diciembre 2019

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