“Dichosos porque la fe en Jesús nos empujó a liberarnos de una ley eclesiástica que vivenciábamos como opresora e injusta” Domingo 5º Cuaresma (29.03.2020): Vivir en Cristo es vivir para siempre

¿Qué “losa” hace de nuestra vida un sepulcro maloliente?

Comentario: “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11, 1-45)

Lázaro y sus hermanas, María y Marta, viven en Betania, a tres kilómetros de Jerusalén. Las hermanas envían recado a Jesús: “Señor, el que tú amas está enfermo” (v. 3). La “amistad” de Lázaro y Jesús viene expresada con el verbo “fileo”: amor mutuo, de amigos. Por eso no piden, sólo informan, confían en su amor. En el v. 5 se dice que “Jesús amaba (“egápa”) a Marta, a su hermana y a Lázaro” (v. 5). El verbo “agapao” es amar gratis, incluso no correspondido.

Jesús reconoce que “esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (v. 4). Alusión muy semejante al caso del ciego: “para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Jn 9,3). Jesús espera que muera Lázaro. A los dos días, propone ir a Judea, a pesar del temor de los discípulos. Quiere dar el pésame a sus hermanas e iluminar la vida que da el Espíritu. Quiere que los discípulos comprendan que la muerte física no es la última palabra sobre la vida humana. Intenta quitarles el miedo: “si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza porque la luz no está en él” (vv. 9-10). Jesús es “la luz”; ir con él termina en la resurrección de Lázaro, en la vida sin fin.

Lázaro, nuestro amigo (“filos hemón”), está dormido: voy a despertarlo” (v. 11). Los discípulos perciben la ambigüedad, y Jesús les aclara que Lázaro ha muerto. Se alegra de no haber estado allí para que los discípulos “crean” en la nueva vida que tiene “el Hijo del hombre”. Reacciona Tomás, el Mellizo: “vamos también nosotros y muramos con él” (v. 16). Así es el “mellizo”, “el doble” de Jesús, muriendo con él. Aunque sólo piense en esta vida, “morir con” es máxima solidaridad.

Los “cuatro días” y el “sepulcro” expresan la muerte física. Marta al encontrar a Jesús, recibe esta revelación: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre” (vv. 25.26). La pregunta de Jesús: “¿Crees esto?”, provoca la respuesta de Marta y su justificación: “sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo” (v. 27). La fe en Jesús permite creer en la vida eterna. La muerte física no corta la vida del Espíritu. Quien tiene el Espíritu tiene una vida nueva, que supera la muerte física. Este progreso es llamado “resurrección”.

Marta llama a María “en voz baja: el Maestro está ahí y te llama” (v. 28). Expresa el recelo que Jesús despierta entre los judíos. María se echa a los pies de Jesús como discípula; repite el reproche de su hermana: “Señor, si hubieras estado aquí...” (v. 32). Jesús, amigo entrañable, ante el llanto de María y los acompañantes “se conmovió en su espíritu, se estremeció” (v. 33) y pregunta dónde está enterrado. Le dicen que vaya a verlo, y Jesús “se echó a llorar”. “¡Cómo lo quería! -`fileo´-” (vv. 35-36), dicen.

Conmovido de nuevo en su interior”, les dice: “Quitad la losa” (vv. 38-39). La narración evangélica escenifica el proceso de la fe y el cambio de mentalidad. La “losa”, “las vendas y el sudario”, “el mal olor” son signos de muerte y de mentalidad. Separamos a los muertos de los vivos. Marta no entiende y objeta que “huele mal”. Le pide que tenga fe para “ver la gloria de Dios”. Jesús da gracias al Padre porque le ha escuchado; es la fe que tiene Jesús en el amor del Padre “que ama al Hijo ytodo lo ha puesto en su mano” (Jn 3,35s). La fe quita la losa de la muerte y espera vida eterna.

Lázaro, salafuera”, “desatadlo y dejadlo andar (vv. 43.44). No trae a Lázaro a nuestro mundo. Le saca fuera del sepulcro, donde nosotros le creíamos encerrado, y nos pide que le desatemos y le dejemos “marcharse” libre, en la nueva vida que le da el Espíritu de Dios. Narra así el proceso de la fe. Fe que quita la losa, desata vendas y sudario, da el buen olor de la nueva vida, libera del miedo a perder esta vida física...

Oración:  “El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11, 1-45)

Jesús, “resurrección y vida” nuestra:

la resurrección de Lázaro cierra la conversión cuaresmal;

dejar nuestros “sepulcros” es la meta de todo ejercicio espiritual;

remover las cargas inhumanas que impiden vivir: “quitad la losa”;

alumbrar ámbitos de vida, de justicia, paz y alegría: “Lázaro, salafuera”;

recuperar la libertad del amor divino: “desatadlo y dejadlo andar”.

¿Qué “losa” hace de nuestra vida un sepulcro maloliente?:

¿el apego a la ley, a las instituciones, a las costumbres...

por encima de derechos y deberes humanos (cf. Mt 15, 3.6)?;

¿la indiferencia del “que no ama, y permanece en la muerte” (1Jn 3,14c)?;

¿la malquerencia: “el que odia a su hermano es un homicida” (1Jn 3,15)?;

¿la codicia de bienes de este mundo, que es una idolatría (Ef 5,5)?

¿“viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas”? (1Jn 3,17).

¿el pesimismo: la falta de confianza en nosotros, en los demás, en Dios...?

¿la falta de fe en Jesús, “vida y resurrección” nuestra?

Gracias a tu Espíritu, Jesús, hay personas que:

en medio de las dificultades viven la “vida nueva”:

tu libertad, tu amor, tu paz, tu generosidad, tu agrado... (Gál 5,13.22s).

Así lo confiesa un sacerdote del Movimiento pro Celibato Opcional:

“Dichosos... porque nos atrevimos a arriesgarnos desde la libertad,

por unas sendas desconocidas, cuando casi todo

nos empujaba a dejarnos llevar de la mano de la ley.

Dichosos porque la fe en Jesús nos empujó a liberarnos de una ley eclesiástica

que vivenciábamos como opresora e injusta.

Dichosos... porque una experiencia profunda de amor y de marginación

nos hizo buscarnos para roturar caminos comunes.

Bienaventurados... porque hemos empezado a descubrir que se puede

compatibilizar el ministerio presbiteral con el amor en pareja; 

porque sentimos que obligar a ser célibe puede ser un estorbo

para desempeñar el ministerio como signo de madurez y de libertad.

Dichosos... porque queremos que la comunidad esté por

delante de sus ministerios y las personas por delante de las leyes.

Dichosos todos nosotros por habernos encontrado con vosotras;

y por haber descubierto así a la otra mitad de la humanidad:

nuestra defensa de la mujer en la sociedad y en la Iglesia ya nunca será teórica”.

(Ramón Alario: Bienaventuranzas del “Movimiento pro celibato opcional”).

Jesús de la vida, del amor, de la libertad, “señor del sábado”:

conviértenos a tu “justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo” (Rm 14,17);

sácanos del sepulcro de la rutina y de la ley que impiden el cambio y la vida;

danos libertad para estrenar alternativas acordes con el evangelio;

danos coraje para avanzar en la historia por rutas distintas,

no transitadas o marginadas, pero llenas de tu amor divino,

propias también de la “vida nueva”, que nos conduce a la resurrección.

Leganés, 29 marzo 2020

Preces de los Fieles (D. 5º Cuaresma 29-03-2020)

En nuestra sociedad hay mucha gente que no cree en la vida del Espíritu. En nuestra Iglesia hay gente que dice creer en la vida del Espíritu, pero vive como si no creyera: amordazan el espíritu de libertad y de vida para todos, mantienen en la no vida a mucha gente, consintiendo la miseria, la sumisión, la marginación... Pidamos para todos la “vida nueva” de Jesús, diciendo: ¡Ven, Espíritu Santo!.

Por los bautizados:

- que crean en “la vida eterna” que recibieron al bautizarse;

- que se sientan vinculados a Jesús, a su vida, muerte y resurrección (Rm 6,3ss).

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Por los responsables de las Iglesias:

- que escuchen al Espíritu de Jesús y no lo apaguen, sino que lo aviven;

- que retengan lo que haya de bueno en cualquier persona e institución.

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Por las intenciones del Papa (Marzo 2020):

- que “los católicos en China perseveren en la fidelidad al Evangelio

y crezca en unidad.

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Por nuestra comunidad cristiana, parroquia, diócesis...:

- que vivamos la “vida nueva” en el diálogo y la corrección fraterna;

- que nos liberemos del legalismo ritual, haciendo celebraciones vivas.

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Por las personas que sufren:

- que trabajen por superar el sufrimiento y la opresión;

- que crean en el amor del Padre que quiere su realización y dicha.

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Por esta celebración:

- que Jesús junto al sepulcro de Lázaro aumente nuestra fe en la vida eterna;

- que vivamos ahora una experiencia de fe en el amor que nunca abandona.

Roguemos al Señor: Ven, Espíritu Santo.

Quítanos, Señor, “la losa” de nuestro desamor, que nos hace permanecer en la muerte, encerrados en nuestro egoísmo, atados a nuestros miedos, esclavizados por nuestra codicia y afán de poder y prestigio. Ayúdanos a “marchar” por el camino de tu Reino hasta que “veamos a Dios tal cual es” (1Jn 3,2c). Te lo pedimos, a ti, Jesús, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés, 29 marzo 2020

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