Los pastores son hermanos/as que ofrecen el Evangelio, imitan la sencillez y cercanía de Jesús, ayudan a discernir, animan y alimentan el camino Domingo 4º Pascua (25.04.2021): El Espíritu de Jesús es el pastor la Iglesia

Los pastores de la Iglesia han de brillar como servidores del Espíritu

Comentario: “Yo soy el BuenPastor” (Jn 10,11-18)

Leemos un fragmento de la alegoría del Buen Pastor. Metáfora continuada que ilumina diversos perfiles del pastoreo de Jesús. En los profetas y en los salmos se usa la imagen del pastor para hablar de Dios y de los dirigentes del pueblo (Jer 23,1ss; Ez 34, 23; Sal 23; 80,2; 100,3). Las primeras comunidades cristianas llaman también “pastores” a sus presbíteros, como representantes de Jesús, el “Pastor supremo” (1Pe 5,1-4). Mateo dibuja el juicio final con la imagen del pastor que separa su rebaño (Mt 25,32ss). Es una imagen muy apropiada para aquella época y situación cultural agraria y ganadera.

Jesús reivindica para él la alegoría de Ezequiel:

a)crítica a pastores y a ovejas de Israel:

- “Se apacientan a sí mismos... No habéis robustecido a las débiles, ni curado a la enferma, ni vendado a la herida; no habéis recogido a la descarriada, ni buscado a la que se había perdido, sino que con fuerza y violencia las habéis dominado...

- En cuanto a vosotros, mi rebaño, esto dice el Señor Dios: `... ¿No os basta pacer en buenos pastos, sino que pisoteáis con las  pezuñas el resto del pastizal? ¿No os basta beber el agua clara, sino que enturbiáis el resto con las pezuñas?... Habéis embestido con el flanco y el cuarto delantero y corneado a las más débiles hasta dispersarlas y echarlas fuera´...” (Ez 34, 2-4.18.21).

b) Jesús, vinculado a Dios, cumple la profecía: “suscitaré un único pastor que las apaciente: mi siervo David;él las apacentará, él será su pastor.Yo, el Señor, seré su Dios...” (Ez 34, 23ss; 37, 24-25). Lucas lo dirá expresamente: “... el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin” (Lc 1,32-33). Jesús tiene conciencia de que continúa el trabajo del Padre: “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo” (Jn 5, 17). “Yo soy elBuen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas... Yo soy el BuenPastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por de las ovejas” (Jn 10, 11-15). Explica su proceder con parábolas de misericordia: la mujer que busca monedas y el pastor oveja perdida, el padre que espera la vuelta del hijo y se alegra con el reencuentro. Resucitado, pastorea por su Espíritu: “habita en la Iglesia y en los corazones de los fieles..., en ellos ora y da testimonio de la adopción de hijos... rejuvenece, renueva y conduce hacia la unión consumada con él, el esposo” (LG 4).

Esta imagen de rebaño-pastor tiene su peligro. El clero ha querido suplantar muchas veces al Espíritu de Jesús. Los servidores de las comunidades se han apropiado el título de “pastor”, se han considerado por encima y al margen del rebaño, se creen de distinta condición y estado, intentan imponerse, confunden su opinión con la voluntad de Dios. Es el clericalismo que se ha creído dueño de  las ovejas, se ha blindado con vestimenta exclusiva, celibato obligatorio, títulos, honores y poderes absolutos.

Los pastores de la Iglesia -todos los que prestan algún servicio a la comunidad- han de brillar como servidores del Espíritu, no como jefes que ordenan; no deben apoderarse de la capacidad de pensar (derecho humano elemental), ni implantar leyes sin base evangélica (He 15, 28) ni suplantar decisiones libres. Los pastores son hermanos-as que ofrecen el Evangelio, imitan la sencillez y cercanía de Jesús, ayudan a discernir, animan y alimentan el camino. La comunidad es el centro, lo sustantivo, lo esencial, lo básico. Los servidores, son adjetivos, ayudantes, queridos y llamados por Jesús. La lógica –también don de Dios- pide contar con la comunidad para designarlos, regular y acreditar su servicio.

Oración: Yo soy el BuenPastor” (Jn 10, 11-18)

Contemplamos hoy, Jesús, la acción del Misterio divino:

la Biblia lo compara con el quehacer de un pastor:

defendernos de perversos dirigentes del pueblo;

curarnos, alimentarnos, reunirnos fraternalmente...;

darnos seguridad de que no estamos desamparados...

 “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo” (Jn 5, 17):

si no hago las obras de mi Padre, no me creáis,

pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras,

para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Jn 10, 37-38).

Tú elegiste la debilidad del Espíritu, “dulce huésped” del hombre:

no impones tu autoridad por medio de leyes;

eliminas hasta los nombres que expresan dominio o sumisión,

no por humildad, sino por tu modo de ser y actuar:

No os dejéis llamar “Rabí” , porque uno solo es vuestro maestro,

y todos vosotros sois hermanos.

Ni llaméis padre vuestro a nadie en la tierra,

porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

Ni tampoco os dejéis llamar maestros,

porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías” (Mt 23, 8-11).

Tu autoridad la vives acogiendo a los débiles,

buscando la oveja perdida, perdonando;

no dominas autoritariamente, como los jefes de las naciones;

no quieres que te sirvan, sino servir y dar vida,

echándote a los pies y lavándolos (Mt 18, 1-7; 20,20-28; Jn 13).

Afortunadamente tu Espíritu nos sigue pastoreando:

hay personas que entregan su vida por los más débiles;

hay dirigentes eclesiales que proponen tu evangelio sin autoritarismo;

miran por tu rebaño, no a la fuerza, sino... como Dios quiere;

no por sórdida ganancia , sino con entrega generosa;

no como déspotas..., sino convirtiéndose en modelos del rebaño...;

revestíostodos de humildad en el trato mutuo,

porque Dios resiste a los soberbios,

mas da su gracia a los humildes” (1Pe 5, l-4).

Queremos a soñar con la Iglesia del “concilio de Jerusalén” (He 15, 5-29):

el primero y quizá el más importante de todos los concilios; 

establece la base y comunión dialogal de la iglesia; 

ejemplo de gobierno cristiano, expresión de la comunión eclesial;

hermanos reunidos y dialogando, iglesia sinodal;

por desgracia sigue habiendo obispos y párrocos que invocan la ley

que les atribuye poder absoluto, único, dictatorial,

y hace imposible la corresponsabilidad comunitaria;

el diálogo sólo consultivo, decisión siempre clerical;

la comunidad aplaude o critica, pasa, se inhibe...

Buen pastor de nuestras vidas:

envía tu Espíritu sobre nuestras comunidades;

queremos sentirnos hermanos, sin superioridad de ninguna clase;

nos servimos mutuamente con los dones que Tú nos regalas:

apóstoles, profetas, evangelizadores, maestros, curadores...

Preces delos Fieles (Domingo 4º Pascua 25.04.2021)

Jesús quiso la Iglesia, comunidad fraterna. Pedro y los demás dirigentes serían cuidadores de la comunidad (Jn 21,15) al modo de Jesús: en amor y en renuncia a cualquier honor. Los verdaderos vicarios de Cristo serían los pobres y débiles (Mt 25,45). Pidamos una Iglesia digna de Jesús, diciendo: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por los servidores (ministros) de la Iglesia:

- que “miren por tu rebaño, no a la fuerza, sino... como Dios quiere;

- que “se conviertan en modelos del rebaño...” (1Pe 5, l-4).

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por las intenciones del Papa (abril 2021):

- que las instituciones, incluida la Iglesia, respeten los “Derechos fundamentales”;

- que sean fortalecidos “los que arriesgan sus vidas luchando por los derechos  fundamentales en dictaduras, regímenes autoritarios e incluso en democracias”.

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por nuestra sociedad:

- que sus dirigentes tengan vocación de servicio comunitario;

- que acierte a elegir a los más capaces y honrados.

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por nuestras comunidades (diócesis, parroquias...):

- que sean ejemplo de diálogo, convivencia y servicio mutuo;

- que colaboren en la sociedad, sobre todo con los más débiles.

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por los enfermos, marginados, parados...:

- que sean capaces de asociarse y ayudarse mutuamente;

- que puedan contar con nosotros en todo.

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Por esta celebración:

- que nos sintamos solidarios y servidores unos de otros;

- que la comunión con Jesús sea comunión con los hermanos.

Roguemos al Señor: nosotros somos tu pueblo, Señor”.

Pastor de todos, inspira a los hermanos servidores (obispos, presbíteros, diáconos, catequistas, monitores, administradores, cuidadores de enfermos y necesitados, lectores, cantores...) para que sean memoria tuya por su amor desinteresado, y se alimenten de tu Espíritu que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés (Madrid), 25 de abril de 2021

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