Jesús, valiente, reconoce su identidad; Pedro, cobarde, jura no conocer a Jesús Domingo de Ramos (28.03.2021): Jesús, testigo de la verdad y el amor

Jesús siente que el Padre le “unge” aprobando su entrega y dándole fuerza

Comentario: “Realmente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 14,1-15,47)

El texto culmina la pretensión de Marcos de precisar la identidad de Cristo. Ahora dirá que Cristo es el Hijo obediente al Padre, reconocido como “Hijo de Dios”. Siete escenas: unción de Betania, traición de Judas, cena pascual, arresto, procesos civil y religioso, sepultura y Pascua. Exclusivo de Marcos: joven huyendo desnudo (tal vez él mismo; indicaría testimonio ocular) y el informe sobre la familia de Simón de Cirene, “padre de Alejandro y Rufo”, conocidos de los destinatarios de Marcos (Mc 15,21).

Narración entre dos unciones: “en casa de Simón, el leproso”, en Betania, y la intentada, pero impedida por la resurrección. Protagonistas, las mujeres. Una mujer (¿María, hermana de Lázaro?), rompiendo moldes sociales, invadiendo el ámbito de los varones, “llegó con un frascode perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó sobre la cabeza” (14,3). “Una obra buena ha hecho conmigo...se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura” (14,6.8). En la época de Jesús, “ungir” era una función exclusivamente sacerdotal. Expresa la vocación, el aliento y la fuerza que Dios da a quien encarga una misión. Jesús siente que el Padre le “unge”, mediante esta mujer, aprobando su entrega y dándole fuerza hasta la sepultura. Es cuando más va a necesitar el Espíritu del Padre. Las obras de amor, con o sin unción, son “evangelio”, buena noticia: “en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se hablará de lo que ésta hahecho...” (14,9). Esta mujer, aceptando a Jesús como “ungido” de Dios, nos representa a quienes aceptamos a Jesús como enviado de Dios, entregado a los hermanos. Quienes protestan la acción de la mujer ven en la entrega de Jesús un fracaso. Creen que a los pobres hay que ayudarles con “cosas”, pero no darse a ellos personalmente, como hace Jesús.

Merecen especial contemplación:la traición de Judas; la cena pascual, la eucaristía, signo de la nueva alianza del amor de Dios; la promesa de fidelidad de Pedro y los discípulos (“los demás decían lo mismo”) rota poco después; la oración dolorida y angustiada de Getsemaní; el arresto y las torturas de los legionarios; el abandono de todos; la confesión de Jesús sobre su identidad de “Mesías, el Hijo de Dios bendito” ante el Sanedrín; la negación de Pedro y el llanto por su cobardía; la comparecencia de Jesús ante Pilato y los soldados; el camino de la cruz; los ultrajes y burlas; la crucifixión; el grito y la muerte; la confesión del centurión: “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”; la mirada compasiva de un grupo de mujeres que acompañan desde lejos; la sepultura y las mujeres que “observaban dónde lo ponían”.

El centro del relato está en la escena del palacio del sumo sacerdote. El evangelista contrapone con toda intención los interrogatorios de Jesús y de Pedro. Jesús, valiente, reconoce su identidad. Pedro, cobarde, jura no conocer a Jesús. Confesión y apostasía son dos opciones contrapuestas. Jesús pone en peligro su vida por la Verdad y el Evangelio. Pedro salva su vida renegando de la Verdad y el Evangelio. Pedro encuentra salida en su llanto humilde, que le conducirá a dar la vida después por la Verdad y el Evangelio. Buenas lecciones de humildad y valentía para ser testigos del Amor de Dios hasta dar la vida por los hermanos. Confesar la fe en Cristo y en su Evangelio no es cuestión teórica. Presupone refrendarlo con la conducta de bondad, eliminando o aliviando el sufrimiento de nuestros prójimos.

Oración: “Realmente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 14,1-15,47)

Jesús, testigo de la verdad y el amor:

comenzamos la Semana Santa, últimos días de tu vida;

la pandemia impide que acuda más gente a la iglesia;

la entrada en Jerusalén entre ramos y palmas ilumina nuestra pasión;

hemos escuchado tu pasión y muerte, camino también nuestro;

tu hora” de valiente testimonio nos anima a seguir tus huellas.

Una mujer unge tu cabeza con un frasco de nardo puro:

como una “unción” sacerdotal, hecha con amor entrañable;

sientes la bendición y fuerza del Padre que no abandona,

en tribulación, angustia, persecución, hambre,

desnudez, peligro, espada...” (Rm 8,35-39).

Algunos discípulos” (según Mateo),“Judas” (según Juan):

no creen que Dios apruebe esta unción de tu vida;

un despilfarro innecesario, como tu vida entregada;

basta socorrer con “cosas”, sin compartir la vida con los pobres.

Judas andaba buscando ocasión propicia para entregarte” (14,11):

tu vida entregada no tenía sentido para él;

perdías el tiempo acompañando a los desgraciados.

La cena descubre tu presencia entregada:

¿entendieron este signo entrañable de amor y entrega?;

parece, por lo que sigue a continuación, que no;

la presunción y terquedad de Pedro y los demás

retratan su orgullo y soberbia,

indignos de quienes confían en tu Espíritu.

Tu oración en tristeza de muertete abrió al amor del Padre:

velad y orad para no caer en tentación” de dejar el Amor;

¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz.

Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres”.

Ante el Consejo supremo, te preguntan sobre tu identidad:

¿Eres tú el Mesías, el Hijo delBendito?;

abiertamente confiesas tu identidad: “Yo soy”;

esta revelación de Mesías, de Hijo de Dios, tiene consecuencia:

las autoridades religiosas te declaran blasfemo, reo de muerte.

En el mismo palacio, Pedro es sometido a otro interrogatorio:

también tú estabas con el Nazareno, con Jesús... eres uno de ellos”;

su debilidad responde: “ni sé ni entiendo lo que dices...,

no conozco a ese hombre del que habláis”;

el canto del gallo le recordó tu Espíritu de perdón y fortaleza,

y rompió a llorar”.

Te conducen a Pilato para que ratifique y ejecute tu muerte:

te exhiben como “rey de los judíos”, sublevado contra el poder constituido;

fanatismo e intereses eligen salvar a un criminal y pedir tu muerte;

crueldad y burla despiadada te igualan con las víctimas de la brutalidad.

Espabila nuestra inteligencia y nuestras manos:

para descubrir nuestra vocación en las tareas del Reino;

para sentirnos “ungidos” con tu Espíritu contra todo mal, a favor de la vida;

para “velar y orar para no caer en la tentación”;

para trabajar hasta el final por la mesa compartida;

para expirar en las manos del Padre, en tu mismo Espíritu.  

Preces de los Fieles (D. de Ramos B 28.03.2021)

Iniciamos la Semana Santa que celebra los hechos decisivos que marcaron la vida de Jesús y originaron nuestra fe. Compartimos la pasión, muerte y resurrección. Pidamos celebrar sinceramente la vida de Jesús, diciendo: queremos construir tu Reino”.

Por la Iglesia:

- que miremos a Jesús dando su vida por los hermanos;

- que acojamos a todos y los sirvamos en sus necesidades.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Por las intenciones del Papa (marzo 2021):

- que “vivamos el sacramento de la reconciliación con renovada profundidad”;

- que “saboreemos la infinita misericordia de Dios”.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Por la paz del mundo:

- que la religión no sea causa de violencia e intolerancia;

- que crezca la justicia y la fraternidad universales.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Por los pueblos más pobres:

- que sean atendidos y ayudados desinteresadamente;

- que sus gobiernos sean honrados, libres de toda corrupción.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Por la celebración de la Semana Santa:

- que actualicemos la pasión y muerte de Jesús en los hermanos;

- que nuestra participación sea comprometida con la actitud de Jesús.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Por esta celebración:

- que nuestros ramos bendecidos nos recuerden las tareas de Jesús;

- que sintamos ahora el aliento del Espíritu Santo.

Roguemos al Señor: queremos construir tu Reino”.

Padre-Madre de todos, bendice nuestros deseos y necesidades conforme a tu voluntad. Que tu Espíritu mueva nuestro corazón a trabajar el Reino de la paz, del amor, de la vida... Por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés (Madrid), 28 marzo 2021

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