Toda comunidad cristiana pone ante Jesús lo que hace y dice. Y deja que su Espíritu nos sugiera lo que él haría y diría en nuestra situación Domingo 16º TO (18.07.2021): la Iglesia cuenta a Jesús “lo que hace y dice”

La propuesta de Jesús vertebra toda la vida en torno al eje del Amor

Comentario: “Le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” (Mc 6,30-34)

Marcos no es muy preciso a la hora de señalar los grupos de seguidores. Señala con el nombre de “discípulos” solamente a “los Doce”. Procedentes de la institución judía, su número está condicionado por el Israel mesiánico, que pretende restaurar al Israel de las Doce tribus. Los demás están incluidos en “la gente que tenía sentada alrededor” (3,32. 34), “los que lo rodeaban” (4,10) o “la gente” (7,14; 8,34). Los otros evangelios hablan de “discípulos” (donde están incluidos “los Doce”) y de la “gente o la multitud”. Los “discípulos” son un grupo de hombres y mujeres, en cuyo seno se vive la igualdad en amor, dignidad y vida compartida. Ellos son la familia nueva, inicio, fermento y signo del Reino. La elección y envío de los Doce simboliza el inicio de la plenitud de Israel.

Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: `venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco´”. Es la única vez que Marcos llama a los Doce “apóstoles”. No parece que tenga sentido de título especial (comoMateo l0,2,o Lucas 6,13; He 1,26), sino solo el hecho de haber sido “enviados”, traducción literal del griego “apostoloi”. Cuentan “todo” lo hecho y enseñado. Es pastoral de Jesús que el grupo misionero se reúna y valore con Él lo hecho y dicho. Y así debe hacerlo toda comunidad cristiana: poner ante Jesús lo que hace y dice. Y dejar que su Espíritu nos sugiera lo que él haría y diría en nuestra situación.

La gente ha percibido y “reconocido” al grupo de Jesús. Ha empezado, como grupo, a ser signo del Reino. “Muchos... fueron corriendo... y se les adelantaron”. De algún modo Jesús y los “enviados” les habían seducido como “comunidad de vida”. Ello provoca que Jesús cambie de planes. Jesús “vio una (gran) multitud y se compadecde ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor”. Jesús “ve” a la gente, se fija en todos. “Se compadeció de ella”; literalmente: sus entrañas se conmovieron sobre ellos (esplagxnísze ep´autoús), porque estaban como ovejas que no tienen pastor. Jesús interpreta y responde a la vida de las personas. Le duele la desintegración personal y colectiva.

No tener unidad interior es carecer de un eje o ejes claves que fundamenten la persona y la sociedad. La propuesta de Jesús vertebra toda la vida en torno al eje del Amor. Pues el Amor del Padre Dios es el origen y el final de la vida. En esa fuente podemos entroncar todo: vivir en amor y en comunidad fraterna. El Amor puede penetrar la vida y conducirla. La compasión es el amor ante el sufrimiento. “Entregar el corazón al miserable” (“miseri cor dare”) no es humillar, sino devolver la dignidad que perdió o se le arrebató. El Amor, inspirando y unificando la vida social, no tolera terceros y cuartos mundos, condenados al hambre y a la incultura por la “razón económica”, la mercadotecnia o la tecnobarbarie. La raíz del fracaso de los diversos sistemas sociales está, sin duda, en el egoísmo personal y social, que obliga a unos a suprimir la libertad, para intentar conseguir la mesa común, y a otros a olvidar el Amor, a favor de la libertad egoísta, sin corazón.

Se puso a enseñarles muchas cosas”. Serían las cosas del Reino, la alternativa de vida auténticamente humana, respondiendo a la necesidad percibida de “ovejas sin pastor”. Marcos destaca el tiempo dedicado a los discípulosen privado y en casa(4,34; 7,17; 9,28; 10,10) para introducirlos en “el misterio del Reino de Dios(4,11). Los reprende (4,40; 8,33: a Pedro); 10,14.41-45), les anima, les abre el entendimiento, sobre todo en cuestiones del poder (6,51-53; 9,33-37). Pero no abandona a la gente: “llama a los discípulos y a la gente” (Mc 8,34ss) y les explica esas mismas cosas.

Oración: “Le contaron todo lo que habían hecho y enseñado(Mc 6, 30-34)

Jesús, hermano de todos:

te contemplo reunido con los enviados a la misión:

Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús,

y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Es la reunión necesaria en cualquier proyectosocial:

la tarea común debe compartirse y valorarse;

es el momento de la sinceridad y la ayuda mutua;

es la ocasión para corregir, rehacer la esperanza, planificar...

¡Cómo contrasta tu actitud con esto, quizá de otra época!:

pero que conviene recordarlo para que no suceda nunca más;

un sacerdote escribió hace unos años esta relación obispos-curas:

“Es una cosa que no cambia en ninguna diócesis de las que he conocido...;

el gran terror que tienen los curas al ordinario del lugar, es decir al obispo...

La verdad es que no entiendo ese miedo, a veces patológico...

Los he visto correr como gamos para recibirlos, ponerse rojos,

temblarles las manos, sufrir taquicardias y

sentirse aliviados cuando el obispo se ha marchado.

Los he observado obsequiosos y con risas "conejiles" de servilismo...

No hace mucho un prelado conocido estaba de visita...

y el párroco al ir a subir al altar tropezó en los escalones

y dio con su cuerpo en el suelo...;

la mirada del obispo... fue de fulminación inmediata.

No les echemos todas las culpas a los obispos...

la mayoría de las patologías, proceden de nosotros los presbíteros...;

lo único que conseguimos es subir el "ego" del obispo

que se cree más un señor feudal que un visitador que aconseja

y ayuda para caminar juntos por los senderos del cristianismo”.

¡Vaya representación tuya en obispos que despiertan “gran terror, miedo

a veces patológico, servilismo, mirada fulminante, señorío feudal”!

Marcos nos cuenta cómo la gente percibe y “reconoce” a tu grupo:

quieren escucharte, convivir contigo, participar de tu comunidad.

Jesús, tan humano con los discípulos y con la gente:

tú invitas a compartir contigo lo que hacemos y enseñamos; 

así podemos organizar nuestra vida desde tu Amor:

desde sentirnos amados por Quien nos hace existir;

desde la gratitud por los dones recibidos;

desde el Espíritu que nos habita y conmueve las entrañas,

sobre todo hacia los más débiles.

Tú, Jesús, no vienes imponiendo desde arriba:

propones el Reino de la vida, mirando la vida con nosotros;

invitas a aceptar a las personas “de carne y hueso”;

analizas sus circunstancias históricas y culturales;

respetas las diversas opciones sin violencia alguna,

desde del Amor que hacer salir el sol y bajar la lluvia sobre todos;

reconoces derechos humanos también en mujeres, niños, enfermos...;

propones tus convicciones, sin imposición alguna;

ayudas a discernir y vivir el bien en medio del espesor de la vida.

Preces de los Fieles (D. 16º TO 18.07.2021)

Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado”. También nosotros nos reunimos con Jesús cada domingo y contamos nuestra vida: “descargamos en él todo nuestro agobio, porque él cuida de nosotros” (1Pe 5,7). Pidamos vivir como él, diciendo: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por la Iglesia:

- que se considere “comunidad fraterna en el mundo entero” (1Pe 5,9);

- que valore el sacerdocio común potenciando más las comunidades,

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por las intenciones del Papa (julio 2021):

- que “la amistad social” penetre en todos los pueblo;

- que “seamos arquitectos de diálogo y de amistad valientes y apasionados,

en situaciones sociales, económicas y políticas conflictivas”.

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por los servidores de la comunidad:

- que sean de verdad “servidores”, no dominadores ni señores;

- que “miren por la comunidad de buena gana, como Dios quiere” (1Pe 5,2).

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por la paz del mundo:

- que aumente la conciencia de diálogo, entendimiento sin imposiciones;

- que busquemos el bien social, el desarrollo de todos los pueblos.

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por las personas más debilitadas:

- que las veamos, nos acerquemos y las acompañemos;

- que seamos capaces de compartir nuestros bienes.

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Por esta celebración:

- que nos encuentre con Jesús y le abramos el corazón;

- que nos ayude a reconocer nuestras tareas en el modo de vida que Dios quiere.

Roguemos al Señor: “Enciende en todos el fuego de tu amor”.

Aleja, Señor, de nuestra comunidad “el espíritu de la mentira, el espíritu del poder, el espíritu de codicia y el espíritu de obstinada adhesión a lo antiguo”. Enciende en todos el fuego de tu amor para organizar nuestra vida personal y comunitaria. Te lo pedimos a ti, Jesús resucitado, que vives por los siglos de los siglos.

Amen.

Jaén, 18 de julio de 2021

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