“No hay ninguna razón para apropiarse en uso exclusivo de lo que supera la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario” (Pablo VI, Populorum Progressio, 23). Domingo 18º TO (02.08.2020): “La propiedad privada no es un derecho incondicional y absoluto”

“El compartir radica en la naturaleza misma del cristiano” (Juan Crisóstomo)

Comentario: “dadles vosotros de comer” (Mt 14, 13-21)

La muerte del Bautista mueve a Jesús a un lugar desierto (v. 13). Es una constante en Mateo presentar a Jesús evitando la muerte mediante el alejamiento. Herodes le busca para matarle y huye a Egipto (Mt2,13-14). Regresa a Judea pero, por miedo al rey Arquelao, va a Nazaret (Mt 2,19-23). Cuando encarcelan a Juan, se refugia en Galilea (Mt 4,12). Al decidir los fariseos eliminarle, “se marchó de allí” (Mt 12,14-15). Al saber la muerte del Bautista, “se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto” (Mt 14,13).

Vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos(v. 14). “Se compadeció”,literalmente:se le conmovieron las entrañas” (`esplagjnisze´, de `splagjnon”: lo más íntimo del ser, el corazón, las entrañas, amor, ternura misericordiosa). Esta afectación se la asigna a Jesús cuando “ve a las muchedumbres extenuadas y abandonadas, como ovejas sin pastor” (Mt 9,36; Mc 6,34). Fuera de Jesús, se aplica en dos parábolas de misericordia (Mt 18,27 y Lc 15,20) y al samaritano (Lc 10,33). El abandono, el sinsentido, la necesidad, el sufrimiento... de la gente le llega al alma y le mueve a poner remedio. Por ello dedica la mayor parte de su tiempo a curar enfermos y anunciar el amor del Padre a todos, especialmente a los más débiles.

Jesús dialoga con los discípulos (vv. 15-18).Estos, movidos por egoísmo: - Estamos en despoblado, y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida”. Jesús, movido por el amor: - “No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer”. Y ante la información de que “aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces”, les dice: - “traédmelos”.

Rodeado de sus discípulos, manda que la gente se siente en la hierba. “Tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente”. Sin duda recuerda la eucaristía: bendice, parte, se los da a los discípulos y éstos a la gente. Bendecir es reconocer que “el pan de cada día” es don divino, necesidad común, responsabilidad compartida de todos los hijos de Dios.

Se sacian todos y sobran doce cestos(vv. 19-2l). Cinco mil, sin mujeres y niños. Los doce cestos de sobra, expresan la magnitud del signo. Juan menciona la iniciativa austera de Jesús: “Recoged los pedazos que han sobrado...” (Jn 6,12). 

Este signo, contadoen los cuatro evangelios(Mc 6,30-46; Lc 9,10-17; Jn 6,1-14), debió ser muy significativo en la pastoral de Jesús. Expresa la voluntad de Dios: que todos coman y vivan. Según el evangelio de Juan (6, 8ss), Andrés, hermano de Pedro, sabe de un joven que tiene cinco panes y dos peces. Otros tendrían sus reservas sin saberlo los apóstoles. Jesús insta:Traédmelos”. Esta exigencia demuestra que, en caso de necesidad, tenemos que dar lo que tenemos. La bendición de Jesús supone la conexión de todo con el Dador de todo, el Padre del cielo. Su palabra y su acción rompen el egoísmo, y hace que perciban la fraternidad. Jesús es un profeta, persona que hace y dice lo que Dios quiere: que todas las personas coman y vivan compartiendo. La Iglesia lo tuvo siempre claro. Uno de los Padres griegos, San Juan Crisóstomo (s. IV) lo escribió de modo diáfano: “el compartir radica en la naturaleza misma del cristiano. No insultes a Dios: si dices que el cristiano no puede ser de provecho a los otros, insultas a Dios y lo dejas por embustero. Más fácil es que el sol no caliente ni brille, que no que el cristiano deje de dar luz ... Si ordenamos debidamente nuestras cosas, la ayuda al prójimo se dará absolutamente, se seguirá como una necesidad física (Homilías sobre los Hechos. PG 60, 162). Pablo VI insiste: “La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para apropiarse en uso exclusivo de lo que supera la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario” (Populorum Progressio 23).  

Oración: Dadles vosotros de comer” (Mt 14, 13-21)

Jesús entrañable, la muerte del Bautista te ha impactado:

ha herido tu alma, aún más que el encarcelamiento;

marchas a un sitio tranquilo y apartado para reflexionar;

así podrías serenarte y aceptar los riesgos de tu misión.

Gente enferma y extenuada te encuentra:

tus entrañas de hermano no te dejan escabullirte;

ves una multitud, te compadeces, curas a los enfermos”;

los discípulos te previenen egoístamente:

- “Estamos en despoblado, y es muy tarde, despide a la multitud

para que vayan a las aldeas y se compren comida”.

Tu implicación cordial debió parecerles una locura:

- “Dadles vosotros de comer”.

- “Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces...”;

tus entrañas conmovidas insisten: - “traédmelos”.

Con los pocos panes y peces, miras al cielo:

“dices bien” -bendices-, agradeces lo que tienes como don del cielo;

se unen a tu acción de gracias: se sienten agraciados;

al verte partir y repartir tus panes y peces, abren sus reservas...;

se rompen los circuitos de la propiedad privada;

la llanura se llena de alimento para todos;

el reino de Dios, la mesa compartida, se hace presente.

Jesús de la mesa compartida:

este hecho es narrado por los cuatro evangelistas;

estamos ante un signo claro de la voluntad divina:

que todos las personas coman y tengan vida; 

para ello comprometes a tu comunidad:

- “Dadles vosotros de comer”;

no toleras excusas de si tienen poco o mucho:

traédmelos”, dices serio y decidido.

Cuando lo han puesto en tus manos:

perciben que todo, la vida misma, es un don, un regalo;

que nada es tuyo ni mío, todo es del Padre;

que la propiedad privada es invento humano de ayuda a vivir;

“La propiedad privada no constituye para nadie

un derecho incondicional y absoluto.

No hay ninguna razón para apropiarse en uso exclusivo

de lo que supera la propia necesidad,

cuando a los demás les falta lo necesario”

(Pablo VI, Populorum Progressio, 23).

Ayúdanos, Señor, a “conmovernos” ante la necesidad:

a ponernos en su lugar: “tuve hambre, sed, enfermedad, cárcel...”;

a curar todo tipo de dolencia física y social;

a ser creativos e inventar medios para ayudar.

Queremos valorar el gran signo de tu memoria:

“tomas pan y vino”, “los bendices”, “partes y repartes”;

“tomas” tu vida y la entregas para que tengamos vida;

“bendices” al Padre para invitarnos a agradecerle todos los dones;

“partes” para todos e invitas a partirnos a favor de quien nos necesita.

Creemos un disparate participar de tu eucaristía:

y no “conmoverse” ante la necesidad ajena;

y no perdonar como Tú nos perdonas;

y no colaborar en la lucha contra el hambre;

y no simpatizar con el enfermo, el marginado, el débil;

y preferir la ley religiosa a la necesidad humana...

Jesús de la eucaristía, queremos:

huir del acaparamiento y posesión excluyente;

bendecir –dar gracias- por nuestros bienes como un don divino;

compartir lo que somos y tenemos con quien nos necesita.

Preces de los Fieles (D. 18º TO 02.08.2020): “La propiedad privada no es un derecho incondicional y absoluto

Jesús vivía afectado por el Amor. Los enfermos, los que pasan hambre, los marginados... le “conmovían las entrañas”. Hoy le vemos curando y poniendo en común lo poco que tenían él y los discípulos. Una multitud se “contagia” de sus entrañas y hay comida de sobra para todos. Pidamos dejarnos llevar por su Espíritu, diciendo: “enséñanos a compartir, Señor.

Por nuestro mundo:

- que la miseria, el hambre, el dolor de las guerras... conmuevan entrañas;

- que sepa renunciar a lo superfluo a favor de lo necesario para todos.

Roguemos al Señor: enséñanos a compartir, Señor.

Por las religiones:

- que digan sí a la vida y cuiden la casa común;

- que propongan sus modos de vida sin violencia ni coacción.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Por nuestras Iglesias:

- que proclamen el Evangelio del Amor, como Jesús;

- que pongan sobre la mesa común lo que tienen.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Por las intenciones del Papa (agosto 2020):

- que valoremos a “todas las personas que trabajan y viven del mar”;

- que “los marineros, los pescadores y sus familias” vivan dignamente.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Por nuestros pueblos y ciudades:

- que nuestros gobernantes sean honestos y sirvan al bien común;

- que nos preocupen los más débiles.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Por nuestra parroquia, comunidad...:

- que dialoguemos desde el corazón afectado por las necesidades ajenas;

- que entre nosotros no haya quien pase hambre.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Por esta celebración:

- que seamos capaces de perdonarnos las quejas mutuas;

- que crezcamos en confianza y en hablar sinceramente.

Roguemos al Señor:enséñanos a compartir, Señor.

Enséñanos, Señor, a compartir lo que somos y tenemos. Queremos dejarnos “conmover” por lo que a ti, Jesús de Nazaret, te “conmovía”. Que tu Espíritu siga guiando nuestra vida. Tú, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 2 de agosto de 2020

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