“Si queréis honrar de veras el cuerpo de Cristo, no consintáis que esté desnudo. No le honréis aquí -en el templo- con vestidos de seda, mientras fuera le dejáis perecer de frío y desnudez...” (San Juan Crisóstomo. Siglo IV) Domingo 13º TO C 2ª Lect. (30.06.2019)

¡Viva Cristo y viva la libertad!

Comentario: “hermanos, habéis sido llamados a la libertad(Gál 5,1.13-18)

Ante este texto se siente vergüenza ajena al recordar lo mal que se lleva la Iglesia con la libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de participación en sus decisiones... Hasta el punto de creer incompatibles Cristo y la libertad. Es un absurdo evangélico esta triste verdad: “los llamados a la libertad” -la Iglesia- han vivido en la esclavitud y han tratado, a veces violentamente, de someter a sus dogmas, ritos y leyes a sus integrantes y a otras personas ajenas a la Iglesia. Ya sufrieron dura experiencia los primeros cristianos de parte de los no cristianos. Contra esta actitud escribe Pablo una de las páginas más luminosas sobre la persona cristiana y su vocación a la libertad.

Para la libertad nos ha liberado Cristo” (5, 1)

Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud”. La vida de Jesús es camino de libertad. Su “Dios” no es prepotente ni violento, no se impone a la fuerza, no se hace valer por ricos y poderosos, no vive en sede mayestática, no se pasea por el ancho universo en carroza de marfil... Su “Dios” es Amor, Padre y Madre, Dador de vida, Creador de libertad, de inteligencia, de progreso, de humanidad, de perfección, de felicidad... Jesús vivió libre frente al poder religioso, a las tradiciones sociales, a las leyes impuestas... Su trabajo estuvo centrado en curar, alimentar, crear relaciones fraternales, dar esperanza en el amor gratuito del Padre-Madre...

Habéis sido llamados a la libertad...” (5, 13-14)

Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: `Amarás a tu prójimo como a ti mismo´”. La libertad es don humano, derecho y tarea vocacional. Puede pervertirse cuando se infecta de egoísmo. La libertad tiene sentido como perfeccionador de la persona y de la vida. Crece cuando elige lo mejor, lo más humano. Se deteriora al elegir lo que daña al propio sujeto o al prójimo. Cuando se “une” al “amor” (“agápe”: amor desinteresado, que sólo busca el bien) es más “libre”, más “señora” de sí misma. Si se “une” al “egoísmo” (lit.: “aformén te sarki”: “estímulo para la carne”), se pervierte: “mordemos y nos devoramos unos a otros, acabando por destruirnos mutuamente”. Así se hace enemiga del amor. Sucede cada día: en la vida económica, en la profesional, en la Iglesia misma. Sólo en el amor libre y gratuito tiene sentido la paradoja de Pablo: “sed esclavos unos de otros por amor” (v. 13). Así lo vivía él con sus comunidades: “siendo libre respecto de todos me hice esclavo de todos...” (1Cor 9,19).

Caminad según el Espíritu”

Y no realizaréis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais.Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley” (5, 16-18). Concuerda con otro texto de Pablo: “el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y todos nosotros, con el rostro descubierto, reflejando como espejo el esplendor del Señor, nos transformamos en su misma imagen, de esplendor en esplendor, por el Espíritu de Señor” (2Cor 3, 17-18). El amor gratuito es el “esplendor”, fruto primero del Espíritu. La “imagen” del Señor es la persona ungida -empapada- de Espíritu: “el amor ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 8,5).

Oración: “hermanos, habéis sido llamados a la libertad(Gál 5,1.13-18)

Jesús libre de la ley, de la familia, del templo...:

Tú estás sujeto sólo al Amor:

al deseo de dar vida, de hacer el bien, incluso a quien te hace mal;

es tu conciencia, libremente abrazada al Amor.

El Amor te lleva a las prioridades de tu vida:

la mayor parte del tiempo la empleas en atender y curar a los enfermos;

para ellos nunca tienes prisa ni excusa;

puede considerarse tu trabajo libremente asumido;

el trabajo que te ayuda a subsistir a ti y al grupo.

Tu segunda prioridad es enseñar a la gente y a los discípulos:

abrirles los ojos para entender y dar sentido a la vida;

desenmascarar a quienes se aprovechan de la religión y del poder;

proponerles el camino de la fraternidad universal...

En tercer lugar priorizas la oración:

cultivas así la relación con el Misterio, fuente del Amor;

buscas y reservas tiempo y lugar adecuado;

a solas y en grupo, en descampado o en tu cuarto;

enseñas tu oración más entrañable: “Padre nuestro...”.

Estas prioridades (trabajo, predicar el reino, orar) sostienen tu vida:

encontrarte con la gente: ver su situación, dialogar, trabar amistad...;

estar con los amigos: disfrutar del amor mutuo, compartir...;

descansar: física y espiritualmente, relejar tensiones, estar solo...;

participar en fiestas y acontecimientos populares...

Tu actividad revelas el camino más humano:

tu amor universal: “hagamos el bien a todos” (Gál 6,10; Mt 5, 45);

tu alma de pobre que comparte sus bienes y su persona;

tu hambre y sed de justicia que busca la realización personal y colectiva;

tus “entrañas de misericordia ante toda miseria humana”;

tu corazón limpio, deseoso de verdad y sencillez;

tu afán y trabajo por la verdad, la libertad y la convivencia pacífica...;

tu aguante y valor ante la persecución por el Reino del Bien.

Jesús del Amor, queremos seguir tu libertad creadora:

Para la libertad nos ha liberado Cristo”:

nos quitó el miedo ante quienes sólo pueden matar el cuerpo...

Habéis sido llamados a la libertad...”:

la libertad que actúa por amor y con limpieza de corazón.

Caminad según el Espíritu...”:

que nos hace hijos de Dios y hermanos de todos...

Jesús del Amor, queremos vivir los frutos de tu Espíritu:

amor, alegría, paz, tolerancia, agrado, generosidad,

lealtad, sencillez, dominio de sí (Gál 5, 22-23).

Preces de los Fieles (D. 13º TO C  30.06.2019)

Nuestra vocación es la libertad para hacer siempre el bien. La memoria de Jesús nos trae su vida dedicada a promover “la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad” en el amor y la ayuda a los que más lo necesitan... Oremos diciendo: queremos vivir según tu Espíritu.

Oremos por los gobernantes:

- que trabajen por el bien, no permitan la acumulación de bienes en pocas manos; 

- que impidan la explotación y la esclavitud, supriman el hambre y la miseria.

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Por los que poseedores de riqueza:

- que no se dejen llevar del espíritu de la avaricia, que no tiene límites;

- que cambien de modo de pensar: la propiedad privada no es un derecho absoluto; está al servicio del    derecho primario de que “los bienes de la vida son para todos”; satisfechas las necesidades, lo que        sobra no es nuestro, sino del que lo necesita.

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Por la Iglesia, pueblo que quiere seguir a Jesús de Nazaret:

- que se libere del apego a la riqueza, a los honores, al autoritarismo...;

- que viva según el Espíritu, como pedía san Juan Crisóstomo a los cristianos del siglo IV: “Así que, si queréis honrar de veras el cuerpo de Cristo, no consintáis que esté desnudo. No le honréis aquí -en el templo- con vestidos de seda, mientras fuera le dejáis perecer de frío y desnudez...”.

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Por las víctimas de la violación de derechos humanos:

- que el Espíritu de Jesús les fortalezca en su martirio por la dignidad humana;

- que no la pierdan y encuentren siempre nuestra comprensión y ayuda.

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Por la convivencia en nuestras comunidades:

- que evitemos la envidia, la vanidad, la calumnia, el apego a la ley por la ley...; 

- que fomentemos la confianza, la libertad, el compromiso por el Bien...

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Por esta celebración de “la dignidad, la unión fraterna y la libertad”:

- que nos dé a conocer y sentir la verdad y los sentimientos de Jesús;

- que nos llegue al corazón y nos mueva a vivir según el Evangelio; 

Roguemos al Señor: queremos vivir según tu Espíritu.

Dios Padre nuestro, queremos vivir acompañados siempre de tu Espíritu. El mismo que acompañó a tu Hijo y hermano nuestro, Jesús, en cuya unidad vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, junio 2019

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