El predominio masculino contradice el proyecto divino de vida humana ¿Entra en tu Amor la oportunidad de otra relación nueva? (D. 27º TO B 03.10.2021)

Catequesis sobre el matrimonio en confrontación con los fariseos 

Comentario: “Serán los dos una sola carne” (Mc 10,2-16) 

La exégesis actual busca significado específico al espacio de actuación de Jesús (“critical spatial theory”): caminos, lugares salvajes, sinagoga, templo, casa, mesa compartida... La lectura de hoy sitúa la instrucción matrimonial en el camino de Judea a Transjordania. Marcos habla a una comunidad urbana, que sabe poco de caminos. Pero como ciudadanos romanos, saben que el centro del Imperio no era Roma, sino el Emperador, que se movía solucionando los problemas igual que si estuviera en Roma. Marcos coloca a Jesús por los caminos como el emperador itinerante del reino de Dios. Los cristianos sedentarios siguen también a Jesús escuchando, cuidando enfermos, viviendo su Espíritu, teniendo identidad propia al margen de la cultura imperial romana.  

La instrucción de hoy la provocan unos fariseosque “le preguntan para ponerlo a prueba”: “¿Le es lícito al hombre(`aner´: varón)repudiar a su mujer?”. El paralelo de Mateo (19, 3-12) supone la licitud del divorcio, y preguntan: “¿Es lícito a un hombre(`ánzropos´) repudiar a su mujer por cualquier motivo?”. En Marcos quieren enfrentarle a la ley de Moisés, y en Mateo le piden que se decante por la tendencia rígida (divorcio en casos graves) o la más liberal (divorcio por cualquier causa), vigentes entre los rabinos. Jesús, libre ante la Ley y las escuelas rabínicas, no responde en términos jurídicos (si es lícito según la ley). Explica el repudio como solución comprensiva desde el realismo de Moisés: “por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto”.

Jesús quiere llevarnos al proyecto inicial divino. “Al principio de la creación Dios los creó hombre (ársen: varón) y mujer (zelú: hembra). Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una solacarne”. Manuscritos valiosos no contienen la expresión: “se unirá a su mujer”. La pregunta textual es: “¿es lícito al varón (`andrì´) repudiar a la mujer (`ginaîka´)?”. La respuesta de Jesús es inclusiva: “el hombre(`ánzropos´) dejará a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne”. Le preguntan por el “varón” (`aner´), y Jesús responde que el “hombre” (`ánzropos´), “el ser humano”, varón y mujer, “dejará a su padre y a su madre y serán los dos una solacarne”. Supone igualdad de derechos y deberes. La decisión de unirse no debe ser masculina en exclusiva. El predominio masculino contradice el proyecto divino. “En casa”remarca a los discípulos lo dicho en público: “Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (vv. 11-12). Ninguno de los dos tiene preeminencia, son iguales en derechos. 

Los ideales son utopías para mejor vivir. Hacer del evangelio leyes es crear moldes inhumanos. El amor divino (Mt 5,43-48), invitar a los más pobres (Lc 14,12-14), no jurar (Mt 5,33-37; Sant 5,12), no llamar maestro, padre... (Mt 23,8-10)... no se han hecho leyes. Son ideales a lograr. La misma Iglesia a veces exige jurar, usa títulos indebidos: Santidad, Beatitud, Eminencia... Aceptar el fracaso y abrir otro camino, no rompe el ideal conyugal. Rehacer el amor con otra persona puede ser voluntad divina, fruto de misericordia, como hizo Moisés, Mateo y Pablo, conocedores del Amor (Dt 24,1; Mt 5,32;1Cor 7,15-16).

Dejad que los niños se acerquen a mí...; de los que son como ellos es el Reino de Dios”. Los “niños”, en consonancia con Marcos 9,35-37, son “últimos y servidores de todos”... Jesús “los abraza y bendice” (“dice bien” de ellos) porque aceptan y dan mucho amor. 

Oración: “Serán los dos una sola carne” (Mc 10,2-16)

Jesús, impulsor del Amor primero:

los amigos de la ley y el orden, te “ponen a prueba”,

buscando tu descrédito ante la ley religiosa;

el amor incondicional que predicas atenta contra su ley,

ley sagrada de Moisés, profeta de Dios.

Tu respuesta va al corazón delamor divino:

al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer.

Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre...

y serán los dos una sola carne.

Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

Aquí tenemos la llamada inicial de la Vida:

el varón y la mujer son fruto de la Vida creadora;

ellos son “el hombre”, el ser humano, imagen del Creador;

ambos tienen la misma dignidad, los mismos derechos;

uno y otro se sienten atraídos a la comunión personal íntima;

comparten la tarea de amarse, ayudarse, ser fecundos...

Para ti, Jesús,el Amor creador iluminas toda realidad:

el Amor recrea bienes para toda la humanidad;

el Amor pide renunciar al acaparamiento egoísta;

el Amor incita a estar y llorar con los más débiles;

el Amor produce hambre y sed de humanidad y justicia;

el Amor lleva a dar el corazón, incluso a quien no se lo merece;

el Amor limpia el corazón para ver al Creador recreando siempre;

el Amor impulsa al trabajo por la paz, como hijos y espejos del Padre;

el Amor sostiene la cruz del esfuerzo y la contradicción del odio.

Hoypones el matrimonio ante el foco del Amor:

el egoísmo terco va desfigurando el Amor primero;

varón y mujer comparten la dignidad humana:

son imágenes e hijos del mismo Padre;

están invitados a la misma felicidad;

sienten el Amor, dejan la casa de los padres;

quieren construir “una sola carne”, una sola persona.

Tú, Señor, nos traes la buena noticia del Amor:

lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”;

es el ideal, la meta, la belleza del enamoramiento sincero;

para lograrlo te has hecho compañero de esta aventura.

“Venid a Mí los que estáis cansados y agobiados,

y Yo os aliviaré” (Mt 11,28), nos dices siempre:

¿entra en tu Amor la oportunidad de otra relación nueva?

Moisés, Mateo, Pablo, conocedores del Amor,

fueron tolerantes y compasivos (Dt 24,1; Mt 5,32;1Cor 7,15);

tu “Dios nos ha llamado en la paz” (1Cor 7,16);

el ideal de la indisolubilidad matrimonial puede enfermar,

ser herido, incluso morir;

pero no anula tu Amor;

Tú abrazas la debilidad, curas, rehaces cuando es posible;

si la relación se hace imposible, tu amor busca sanar a los dos;

apoyarles para rehacer el camino de sus vidas;

abrirles camino nuevo entra en tu misericordia.

Que tu Espíritu nos inspire tu voluntad amorosa:

que la comunidad eclesial acompañe con tu amor estas etapas;

que ayude a la reconciliación cuando sea humanamente viable;

que rehabilite y colabore a iniciar una relación amorosa nueva.

Preces de los Fieles (D. 27º TO B 03.10.2021)

Hoy Jesús nos recuerda que el matrimonio surge de las entrañas de la Vida y es llamado a la “comunión de vida y amor”: “serán los dos una sola carne”. Pidamos que sean fieles a su promesa de amor, diciendo: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por la Iglesia:

- que proclame sin cesar el Evangelio de la familia: “comunidad de vida y amor”;

- que este ideal no se convierta en ley absoluta, sin corazón, sin humanidad.

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por las intenciones del Papa (Octubre 2021):

- que “cada bautizado participe en la evangelización y esté disponible para la misión”;

- que “el testimonio de su vida tenga el sabor del Evangelio”.

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por los matrimonios:

- que sean conscientes de la fragilidad de su proceso amoroso;

- que renueven su amor diariamente y curen sus heridas con mucho amor.

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por los matrimonios rotos:

- que acepten su fracaso con humildad, no se hagan daño, respeten sus caminos;

- que sientan el amor de Dios, “del que nada ni nadie nos puede separar” (Rm 8, 39).

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por nuestras comunidades:

- que acojan a quienes no pudieron mantener su relación matrimonial;

- que les ayuden a rehabilitarse y a emprender un proyecto nuevo.

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Por esta celebración:

- que nos “arranque el corazón de piedra y nos dé un corazón de carne” (Ez 11,19);

- que sintamos la misericordia divina ante toda miseria humana.

Roguemos al Señor: queremos, Señor, “permanecer en tu amor” (Jn 15, 9).

Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor... Para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Jn 15, 9-11). Este es nuestro deseo, y en él queremos vivir con tu ayuda, por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 3 de octubre de 2021

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