Te inquieta, Jesús de todos, la situación del pueblo: la miseria, la injusticia...; te duele el comercio del Templo; te disgusta la conducta de los sacerdotes... Escuchemos al Espíritu del bautismo (Bautismo del Señor 07.01.2024)

El Espíritu nos consagra a ser “otros Cristos”

Comentario: Jesús pasó haciendo el bien y curando a todos(He 10,34-38)

Termina el “Tiempo de Navidad y comienza el “Tiempo Ordinario”. En él “no se celebra algún aspecto peculiar del misterio de Cristo, sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos” (Calendario LP 2023-2024. Pág. 63). Este domingo es el “primer domingo del Tiempo Ordinario”. Celebra el bautismo, inicio del “misterio de Cristo en su plenitud”. Jesús ronda ya los treinta años. Situarlo en tiempo de Navidad es utilizarlo para reforzar la praxis eclesial que une nacimiento biológico y bautismo. El Bautismo del Espíritu está vinculado a la libertad personal. Jesús adulto, al salir del agua, siente la fuerza del Espíritu. Decide ir al desierto, llama a discípulos, convoca a la gente, anuncia el Reino que Dios quiere. Lo comunica a sus paisanos: “el Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ungió, me ha enviado a evangelizar a pobres...” (Lc 4,16-21).

Este hecho es crucial en la vida de Jesús. Se ve en la segunda lectura de hoy, primer fragmento del discurso de Pedro en casa de Cornelio (He 10,34-43). Por primera vez un pagano es admitido al camino de Jesús por Pedro. Tras predicar, el Espíritu viene sobre quienes aceptan la vida de Jesús. “¿Se puede acaso negar el agua del bautismo a éstos, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo” (He 10,47-48). El bautismo celebra la fe en Jesús.

Observamos a Pedro que va cambiando su modo de ver las cosas. Dios me ha mostrado que no debo llamar profano o impuro a ningún hombre” (10,28). Reconoce: “Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea” (10, 34-35). Como  judío mantiene que Dios “envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos” (19, 36). Lo ratifica la a carta a los Efesios: “Él es nuestra paz, el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad” (Ef 2,14).

El texto presenta a Jesús como un acontecimiento, conocido por los oyentes de Pedro: “Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret...”(10, 37s). “Lo que sucedió(“tò genómenon rêma”) es complemento directo de “conocéis” (“oídate”). Este complemento  tiene como aposición a “Iesoûn”: “conocéis el evento sucedido..., Jesús el de Nazaret...”.  “Me refiero a” no existe en el original, es del traductor. “Jesús de Nazaret” es el “ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. El “evento sucedido” es Jesús, ungido, dedicado a... Y la razón de su vida y obras es la compañía “del Dios” de Israel: “el Dios estaba con él”.

Escuchemos al Espíritu de nuestro bautismo. Como a Jesús nos invitará al desierto de la oración, a vencer al Mal, a volver a nuestra Galilea y curar y alegrar la vida. Así somos hijos de Dios, hermanos de Jesús.

Oración: “Jesús pasó haciendo el bien y curando a todos” (He 10, 34-38)

Hoy, Jesús, celebramos tu proclamación mesiánica:

participas en el movimiento de Juan Bautista;

mayor de edad, en medio de la gente;

comprometido en realizar la vida que Dios quiere.

Te inquieta, Jesús de todos, la situación del pueblo:

la miseria, la injusticia, la enfermedad...;

te duele el comercio del Templo;

te disgusta la conducta de los sacerdotes:

brillando por su poder, ropajes y riquezas;

imponiendo cargas innecesarias a sus hermanos;

prefiriendo sus preceptos a la necesidad humana;

dejando a un lado el mandamiento de Dios

para aferrarse a la tradición de los hombres;

anulando el mandamiento de Dios

por mantener su tradición...” (Mc 7,8ss).

Te unes a la gente que acude a Juan:

buscando cambiar la situación desde el corazón;

en la celebración bautismal estalla el Espíritu;

despierta la fuerza misteriosa que te habita:

apenas saliste del agua, viste rasgarse los cielos

y al Espíritu que bajaba hacia ti como una paloma.

Se oyó una voz desde los cielos:

«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco»” (Mc 1,10s). 

Hoy celebramos esta irrupción del Espíritu:

ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,

pasaste haciendo el bien y curando a todos...,

porque Dios estaba contigo” (He 10, 38);

colaborando así con “la acción del Padre” (Jn 5,17);

“poniendo el amor más en las obras que en las palabras” (EE 230);

o como piensas tú: “no todo el que me dice “Señor, Señor”

entrará en el reino de los cielos,

sino el que hace la voluntad de mi Padre...” (Mt 7,21).

Es tu respuesta a los discípulos de Juan:

Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído:

los ciegos ven, los cojos andan,

los leprosos quedan limpios y los sordos oyen,

los muertos resucitan, los pobres son evangelizados” (Lc 7,22).

Nos “has bautizado con Espíritu santo y fuego” (Mt 3,11):

así comenzamos “la vida nueva” del Espíritu;

“vida nueva” que afianzamos en la Confirmación;

“vida nueva” que alimentamos en la Eucaristía;

Tu Espíritu nos consagra a ser “otros Cristos”:

como a ti, nos urge a ser testigos del Amor;

nos introduce en la comunidad de la Iglesia:

llamados a la perfección del Amor,

llevados a cuidar el mundo que Dios tanto ama,

curando sus heridas,

viviendo la libertad y la dignidad de todos.

Hoy te pedimos humildemente que tu Espíritu: 

rehaga y afiance nuestro bautismo;

nos lleve a ser activos en la Iglesia y en la sociedad.

Nos unimos a las intenciones del Papa (enero 2024):

que “el Espíritu Santo nos ayude a reconocer

los diferentes carismas en las comunidades cristianas;

y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones

rituales dentro de la Iglesia Católica”.

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