“La vida brilla” en el amor al Padre y a los hermanos, sobre todo a los más débiles Jesús “hizo brillar la vida y la inmortalidad” (D. 2º Cuaresma A 2ª Lect. 05.03.2023)

Al conocer su vida, encontramos el Amor que sostiene toda vida

Comentario: “Toma parte en los padecimientos por el Evangelio” (2Tim 1,8b-10)

Estamos ante una de la tres cartas “comunitarias” (“pastorales” desde el s. XVIII). Sus textos tienden a “confirmar y consolidar la comunidad cristiana”. Pseudoepigráficas o atribuidas falsamente a Pablo, escritas a principios del s. II. Dirigidas a Timoteo y Tito, “hijos en la fe” (1Tim 1,2; Tit 1,4), orientan en la buena marcha de las iglesias.

El texto que leemos viene enmarcado dentro de la fidelidad que todo cristiano, con más razón el dirigente comunitario, debe al Evangelio (1, 6-14). Fidelidad que viene de “tu fe sincera” (lit.: no hipócrita -”anhipocrítou”, no fingida-). La fe reconoce el don de Dios: “Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos...: un espíritu de fortaleza, de amor y de templanza(2Tim 1,6-7). Por eso: “no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios” (2Tim 1,8).  

Esta consecuencia de la “fe sincera inicia la lectura de hoy: “toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios” (2Tim 1, 8b). Literalmente: “con-sufre males por el evangelio...” (“sugkakopázeson”: “sufre-males-con”). Todo cristiano, consagrado en el bautismo por el Espíritu, es llamado a evangelizar a los pobres, abrir los ojos..., dar libertad al oprimido (Lc 4,18). El término “con-sufrir-males” supone la comunidad apostólica de los llamados a evangelizar “según la fuerza de Dios”. Es decir, según los carismas, cualidades, fuerza espiritual..., que Dios da. La comunidad debe acoger y acoplar todos los carismas para el bien común (1Cor 12,4-7).

Dios quiere la realización humana: Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos” (v. 9).Es el núcleo de la lectura de hoy. Es la voluntad divina, ya constatada en la primera carta: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). El ser humano se salva cuando va superando situaciones inhumanas: de peligro, de indignidad, de angustia o tristeza, de no encontrar salida o vivir sin sentido... “`Ser salvado´, en hebreo, se dice “yacha”: estar a sus anchas, a gusto, dignamente, con sentido... Así se potencia la alegría de vivir, la búsqueda de realización, el proyecto de vida buena. Este don salvador nos lo regala Jesús.

La cual [gracia] se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio” (v. 10). Esta “gracia” se ha manifestado en Jesús. Al escucharle, intuimos que “nos conoce” (Jn 10,27: “yo las conozco”). En sentido bíblico, conocer -“leer dentro” (intus-legere: inteligencia)-, significa también “amar”. Tras la escucha, notamos su amor e iniciamos una amistad personal íntima. Amistad que Jesús no romperá nunca. Siempre estará con nosotros. Aparece el Amor que sostiene toda vida, el “Dios” que ama a todos, “justos e injustos” (Mt 5, 45; Lc 6, 35). Así entendemos el texto de hoy: Jesús “hizo brillar la viday la inmortalidad por medio del Evangelio”. La comunidad del apóstol Juan vive idéntica experiencia: “pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo” (1Jn 1,2-4). La cuaresma nos invita a contemplar a Jesús y a la vida real, donde su Espíritu habita y anima a “superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz” (mensaje papal 2023).

Oración: “Toma parte en los padecimientos por el Evangelio” (2Tim 1,8b-10)

Jesús que “hiciste brillar la viday la inmortalidad...”:

reaviva el don de Dios que hay en nosotros” (2Tim 1,6):

el Espíritu que nos hizo nacer por el agua” (Jn 3,5);

el Espíritu que da testimonio a nuestro espíritu

deque somos hijos de Dios” (Rm 8,16);

el Espíritu mismo que intercede por nosotros

congemidos inefables” (Rm 8,26);

el Espíritu que te resucitó de entre los muertos

y dará vida a nuestros cuerpos mortales” (Rm 8,11).

Hoy, Jesús, leemos tu llamada a seguirte:

toma parte en los padecimientos por el Evangelio,

según la fuerza de Dios” (2Tim 1,8b).

Es la invitación que leemos hoy en el evangelio:

Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco.

Escuchadlo” (Mt 17,5).

Así iniciamos un camino singular de vida:

Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco,

y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna;

no perecerán para siempre,

y nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10,27s).

Al aceptar, Jesús, que “nos conoces”:

aceptamos que nos “lees por dentro” (intus-legere: inteligencia);

que nos amas (sentido bíblico de “conocer”);

que “se conmueven tus entrañas...;

te echas a nuestro cuello y nos cubres de besos” (Lc 15,20).

Surge así una amistad entrañable contigo:

amistad que tú, Cristo, no romperás nunca;

sabemos que estás con nosotros todos los días...” (Mt 28,20b);

con Pablo podemos decir:

estoy convencido de que ni muerte, ni vida...,

ni ninguna otra criatura,

podrá separarnos del amor de Dios manifestado

en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38s).

Escuchamos tu amor:

como el Padre me ha amado, así os he amado yo;

permaneced en mi amor” (Jn 15,9);

es el Amor que sostiene toda vida:

hace salir su sol sobre malos y buenos,

y manda la lluvia a justos e injustos” (Mt 5,45; Lc 6,35);

el amor que intuye el salmo:

aunque pase por cañadas oscuras, nada temo,

porque tú vas conmigo” (Sal 23,4).

Queremos, Cristo Jesús, ser fieles a tu amor:

tomar parte en los padecimientos por el Evangelio” (2Tim 1,8b);

acercarnos a la gente con tus mismos sentimientos:

ser pobres de espíritu, no violentos, llorar, tener hambre de justicia,

dar el corazón incluso al miserable, ser limpios de corazón,

trabajar por la paz, soportar la cruz de tu amor” (Mt 5,3-12).

Preces de los Fieles (D. 2º Cuaresma A 2ª Lect. (05.03.2023)

Hoy, domingo 2º de cuaresma, oímos una llamada: “Toma parte en los padecimientos por el Evangelio” (2Tim 1,8b). Escuchemos a Jesús y aceptemos la cruz del Amor. Pidamos participar del evangelio, diciendo: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por la Iglesia:

- que acoja y acompañe, sobre todo a marginados e indigentes;

- que sea participativas, dé la palabra a todos, promueva todo carisma...

Roguemos al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por las intenciones del Papa (marzo 2023):

- que atendamos a “los que sufren abuso de miembros de la comunidad eclesial”;

- “que encuentren en la misma Iglesia una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento”.

Roguemos  al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por la paz en nuestro mundo:

- que sea fruto del respeto a los derechos y deberes humanos;

- que cesen las armas destructivas y surja la ayuda mutua.

Roguemos al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por los profetas de nuestros días:

- que denuncien la injusticia con el amor de Jesús;

- que escuchemos sus sueños evangélicos.

Roguemos al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por los más débiles:

- que sientan el amor de Jesús en nuestra ayuda y cuidado;

- que nos dejen acompañarles, compartir, ser sus amigos.

Roguemos al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Por esta celebración:

- que sea una vivencia de la amistad entrañable con Jesús;

- que sintamos su presencia de Hijo amado y hermano de todos.

Roguemos al Señor: “queremos seguir tu camino, Señor”.

Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo”. Esta voz ha resonado hoy en nuestro corazón. Es la voz del Amor de Dios, manifestado en tu vida, Jesús de Nazaret. Queremos, como tú, ser “evangelio” para todos, especialmente para los que más sufren. Que tu gracia nos ayude por los siglos de los siglos.

Amén.

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