Siglos está costando en la Iglesia salir de la noche de las religiones. Aún existen distorsiones que olvidan el proyecto fraterno de Jesús Jesús “nos libera de la conducta inútil heredada” (D. 3º Pascua 2ª Lect. 23.04.2023)

El “temor” cristiano a Dios se inspira en Jesús

Comentario: Por medio de Cristo creéis en Dios que lo resucitó” (1Pe 1,17-21)

Leemos una exhortación práctica: “Comportaos con temor...” (1,17b). Precedida de otras similares: “confiad plenamente en la gracia que se os dará en la revelación de Jesucristo” (1,13b); “sed santos también vosotros en toda vuestra conducta” (1,15). Y seguida de otra: “amaos de corazón unos a otros con una entrega total” (1,22).

Hoy meditamos la tercera exhortación: “Comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación” (1,17b). Imperativo motivado: “puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno” (v. 17a). Los que piensan sólo en el “temor” al juez (“en fóbo”, del verbo "fobéomai”: huir, espantarse, estar aterrado...) abren un gran abanico de significados: terror, espanto, miedo, reverencia, respeto... Hay posibilidad de manipular a Dios según el espíritu humano, comprensivo o cruel, dulce o violento, indulgente o vengativo... La historia de la Iglesia recuerda actitudes eclesiales fruto de interpretaciones violentas: organizó cruzadas, masacres, destierros... contra los disidentes o incumplidores de sus leyes. Hasta vender y esclavizar a las mujeres e hijos de los clérigos... Siglos le está costando salir de la noche de las religiones. Aún existen distorsiones que olvidan el proyecto fraterno de Jesús: el clero acapara decisiones que podrían tomarse comunitariamente. Se sigue valorando más lo doctrinal y legal que el modo de vida evangélica. Aún se mantienen leyes no concordes con derechos humanos, “universales e inviolables” (GS 26), como el celibato obligatorio y el veto a la mujer en algunos ministerios, con argumentos no evangélicos, basados en tradiciones desfasadas culturalmente , e incluso erróneas bíblicamente. 

El “temorcristiano a Dios se inspira en Jesús: “Por medio de él, creéis en Dios,que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios” (v. 21). La vida de Jesús narrada por testigos nos ha llevado a creer en su Padre: “dios” creíble. Jesús le llama “Abba”: expresión familiar de confianza de los niños en sus padres. Es la actitud para entrar en el reino de Dios: “En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos” (Mt 18,3-4; Lc 18,17). En los “hijos” del Padre de Jesús renace una actitud nueva: al sentir su amor, comunión íntima y gratuita.., surge agradecimiento, fe en su benevolencia y perdón ante los devaneos del egoísmo, y respeto filial. Me gusta la traducción de J. Montserrat (Los libros del Nuevo Testamento. Trotta. Madrid 2021, p. 1629) “desde una perspectiva puramente histórico-crítica y aconfesional”: “conducíos con recato en el tiempo de vuestro destierro” (1Pe 1,17b). “Recato” significa: vergüenza (sentimiento de dignidad), decencia, honestidad, modestia, respeto, pudor... Es el estilo honrado, serio, tolerante, dulce, fiel... de Jesús.

Jesús, fiel al amor del Padre, derramó su sangre por vivir en amor. Se enfrentó a los dirigentes religiosos para defender la vida y la salud, saltándose normas religiosas y denunciando el negocio del Templo y los sacerdotes, que vivían para ellos (ropajes, títulos, riqueza, poder...). Vivió la fraternidad de hijos de Dios, sin “padres, sacerdotes, sacrificios rituales”. Así “fuimos liberados de la conducta inútil heredada...”. “Necio género de vida”, traduce J. Montserrat. Quien actúa  por miedo al castigo, sin convicción interior, observando la ley por la ley o costumbre socialmente gratificada, vive una conducta “inútil, sin valor, frívola, fútil, sin razón, orgullosa, insolente, impía” (“mataías”, del sustantivo “máte”: acción o cosa vana, necia, perdedora de tiempo). Conducta, pues, inhumana por irracional y contraria al amor: “quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1Jn 4,8).

Oración: “Por Cristo vosotros creéis en Dios que lo resucitó” (1Pe 1,17-21) 

Tu oferta de vida, Jesús, es caminaren amor:

amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,

para que seáis hijos de vuestro Padre celestial,

que hace salir su sol sobre malos y buenos,

y manda la lluvia a justos e injustos...

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 43-48).

Así entendiste tu misión en la vida:

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito,

para que todo el que cree en él no perezca,

sino que tenga vida eterna.

Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,

sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado;

el que no cree ya está juzgado,

porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios” (Jn 3, 16-18);

quien “cree”, confía en el Amor, “no perece”,

tiene vida eterna”, “se salva por ti, Jesús”; 

permaneciendo en Amor, la alegría llega a plenitud” (Jn 15,11).

Te apartas de las religiones impuestas:

la coacción impide responder al amor del Padre;

el Dios vengativo impide la libertad y el amor;

la religión impuesta engendra miedo e hipocresía.

La carta de Pedro nos habla de la seriedad de la vida:

llamar a Dios “Padre”, sentir su “pasión”, lleva

a dejar “la conducta inútil heredada”,

a salir de la fe “pautada y rutinaria, burocrática y registral”,

a dar nuestra “sangre” por la fraternidad.

El empeño de tu vida, Jesús, es el reino de Dios:

el Espíritu del Señor está sobre mí,

porque él me ha ungido.

Me ha enviado a alegrar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad,

y a los ciegos, la vista...;

a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18s).

Este reino, Jesús, fue la causa de tu vida:

reuniste a hombres y mujeres para llevarlo a cabo;

renovadores en medio de un mundo autoritario y patriarcal;

familia “sentada alrededor... que hace la voluntad de Dios...” (Mc 3, 31-35);

sin “maestros y padres”, mediadores oficiales de Dios (Mt 23,8ss);

sin olvidarque hacer el bien y ayudarse mutuamente,

son los sacrificios que agradan a Dios” (Hebr 13,16);

Tu “sangre preciosa...nos ha liberado de nuestra conducta inútil”:

vivir para sí, desentendernos de la fraternidad,

ganar jubileos y exhibir hábitos y rezos rutinarios...

Quédate con nosotros”, Señor; vive en nosotros.

Preces de los Fieles (D. 3º Pascua 2ª Lect. (23.04.2023)

Por medio de Cristo, creemos en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria” (1Pe 1,21). Su vida en amor ha sido la “buena noticia” que nos ha llevado a creer en el Dios-Amor. Pidamos seguir su vida diciendo: Quédate con nosotros, Señor”.

Por las comunidades cristianas:

- que lean el Evangelio y sean “alegren la vida” como Jesús;

- que el Amor les lleve a ser voz de los más débiles.

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Por las intenciones del Papa (abril 2023):

- que cada día haya “mayor difusión de una cultura de la no violencia”; 

- que “cada vez haya un uso menor de las armas de Estados y de ciudadanos”.

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Por los servidores las comunidades cristianas:

- que “que apreciemos el esfuerzo de los que trabajan entre nosotros

cuidando de nosotros por el Señor y amonestándonos;

- que les “mostremos toda estima y amor por su trabajo” (1Tes 5,12-13);

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Por los niños y jóvenes:

- que sean educados en la libertad, guiada por el Amor;

- que sus padres y padrinos sean ejemplo y guías de sus vida.

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Por los enfermos, los refugiados, los sin techo...:

- que sean respetados sus derechos y deberes humanos.

- que nos encuentren siempre dispuestos a ayudarles;

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Por esta celebración:

- que sintamos el Amor de Jesús, que está en medio de nosotros;

- que nos consuele, anime y conforte para amar como él.

Roguemos al Señor: Quédate con nosotros, Señor”.

Tu vida, Señor Jesús, siempre nos pide “que nos acordemos de los pobres” (Gál 2,10), y que “nuestra fe y esperanza estén puestas en Dios” (1Pe 1,21). Ayúdanos, con tu Espíritu, a caminar siempre por tu camino de vida. Por los siglos de los siglos.

Amén.

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