Danos, Jesús, la luz de tu amor para verte “en el hambriento, forastero, desnudo, enfermo, encarcelado...” “Levántate, ponte en camino, Cristo te iluminará” (D. 4º Cuaresma A 2ª Lect. 19.03.2023)

Comentario: “toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz” (Ef 5,8-14)

Efesios es una carta atribuida a Pablo. Se cree una circular-encíclica, de un discípulo suyo, para ser leída por las Iglesias del entorno de Éfeso. Tiene dos secciones: doctrinal (1-3) y práctica (4-6). A ésta pertenece la lectura. La vida en Cristo no se guía por la ética propia de la sociedad de finales del s. I. Los cristianos cumplen la voluntad de Dios según los Mandamientos y los evangelios. Un ejemplo es la aplicación del amor de Jesús al matrimonio: “Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia” (5,25ss).

El capítulo 5 se abre con el mandato cristiano fundamental: “Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor” (5,1-2). Es el amor universal que Jesús pide a los discípulos, imitando al Padre “que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos...Sed perfectos como vuestro Padre” (Mt 5,45.48). Jesús se identificó con este amor: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo... Como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 15,9; 13, 34).

Los versículos leídos (5, 8-14) utilizan la antítesis simbólica entre luz y tinieblas, de raíz veterotestamentaria: “El Señor es mi luz y mi salvación” (Sal 27,1);Tu luz nos hace ver la luz” (Sal 36,10); “venid; caminemos a la luz del Señor” (Is 2,5). Uno de los escritos de Qumrán, se titula “Guerra de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas”. Metáfora también presente en escritos de Juan (Jn 1,4-5; 3,19.21; 8,12; 1 Jn 1,5-7; 2,9-11) y Pablo (Rm 2,19; 2Cor 4,6; 1Tes 5,4-7).

Somos “iluminados” por el Amor de Dios: “Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor” (v. 8). Por tanto, “vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas” (vv. 9-11).  Este es el mensaje central de hoy: el discípulo de Jesús proyecta luz con su vida “buena, justa y verdadera”. 

Para vivir así, es necesariodiscernir la voluntad del Señor en cada situación histórica y denunciar las situaciones en las que habitan las “tinieblas”. El versículo 7, no leído hoy, ya advierte como imperativo moral: “no tengáis parte con ellos”. No a la complicidad activa y pasiva. Ésta existe cuando se guarda silencio ante el abuso. La denuncia es parte de la conducta cristiana. El silencio ante el mal nos coloca en el mundo tenebroso. Habita en las instituciones sociales, de las que no se libran las iglesias. Para preservar el buen nombre de la institución no se denuncian los abusos, se mira para otro lado. Y para más contradicción, se declara desafecto o traidor al denunciante.

Lo que se hace sin amor, fruto del egoísmo, tiende a ocultarse: “da vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas” (v. 12). El amor, por el contrario, “al denunciarlas, las pone al descubierto, ytodo lo descubierto es luz. Por eso dice: Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará” (vv. 13-14). Este final está inspirado en textos de Isaías: “¡Revivirán tus muertos, resurgirán nuestros cadáveres, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Pues rocío de luz es tu rocío, que harás caer sobre la tierra de las sombras... ¡Levántate y resplandece, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!” (Is 26,19; 60,1). Algunos lo creen parte de un canto primitivo, dirigido a los “dormidos” en el egoísmo, la injusticia, la insolidaridad de una sociedad de derroche y hambre. Están “muertos” al Amor, ciegos de egoísmo o de miedo ante los poderosos. La comunidad cristiana incita a “levantarse”, a resucitar con Cristo, a bautizarse en su Espíritu, a ser “humanos” como el “Hijo del Hombre”.

Oración: “toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz” (Ef 5,8-14)

Jesús luz, sol, estrella... de toda la humanidad:

escuchamos hoy en esta lectura apostólica:

vivid como hijos de la luz,

pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz”;

recordamos tu palabra: “yo soy la luz del mundo;

el que me sigue no camina en tinieblas,

sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12; 9,5).

Hoy, en el evangelio, hablas con un ciego curado:

- “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”;

- “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”;

- “Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es”;

- “Creo, Señor” (Jn 9,35-38).

Te identificas como el “Hijo del hombre”:

es la propuesta de fe que le haces al ciego curado;

no propones fe en Dios, ni en el Hijo de Dios,

sino en “el Hijo del hombre”;

es una expresión que sólo la usas tú en el evangelio.

El ciego lo pasa mal hasta creer en “el Hijo del hombre”:

recobrada la vista, vecinos y conocidos dudan de él (Jn 9,8ss);

sus padres se desentienden y no quieren hablar (Jn 9,20ss);

los jefes “lo llenan de improperios

y “lo expulsan como empecatado” (Jn 9,28.34).

Tú, Hijo de Dios, al encarnarte te has hecho humano:

imagen de Dios invisible (Col 1,15) eres

también el hombre perfecto,

que ha devuelto a la descendencia de Adán

la semejanza divina...

En ti, la naturaleza humana asumida, no absorbida,

ha sido elevada también en nosotros a dignidad sublime.

Tú, Hijo de Dios, con tu encarnación te has unido,

en cierto modo, con todo ser humano” (GS 22).

Concuerda todo con tu evangelio:

tuve hambre..., sed..., fui forastero..., estuve desnudo...,

enfermo..., en la cárcel...;

cada vez que lo hicisteis con uno de estos...,

conmigo lo hicisteis” (Mt 25,31ss).

Esta es la luz que nos trae tu amor:

Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano

está aún en las tinieblas.

Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.

Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas,

camina en las tinieblas, no sabe adónde va,

porque las tinieblas han cegado sus ojos” (1Jn 2,9-11).

Danos, Jesús, la luz de tu amor para verte:

en el hambriento, forastero, desnudo, enfermo, encarcelado...”;

tú habitas en todo ser humano;

son personas, igualmente dignas, como nosotros;

son imágenes vivas tuyas, “Hijo del hombre”, Dios nuestro.

Preces de los Fieles (Domingo 4º Cuaresma A 2ª Lect. 19.03.2023)

La Iglesia en España celebra hoy el Día del Seminario. “Levántate y ponte en camino” es el lema de la jornada. Conecta con lo que leído en la segunda lectura: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará”. El seminario prepara a los responsables de las comunidades. Pidamos que surjan vocaciones para despertarnos al seguimiento de Jesús, diciendo: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por la Iglesia:

- que “no apague el espíritu, no desprecie las profecías” (1Tes 5,19);

- que respete las vocaciones del Espíritu sin condiciones innecesarias.

Roguemos al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por las intenciones del Papa (marzo 2023):

- que atendamos a “los que sufren abuso de miembros de la comunidad eclesial”;

- “que encuentren en la misma Iglesia una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento”.

Roguemos  al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por nuestras parroquias y comunidades:

- que vayamos creciendo en respeto a los derechos humanos;

- que creamos en el “Hijo del hombre”, donde hay luz, vida, libertad...

Roguemos al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por los enfermos, parados, refugiados...:

- que cuidemos su dignidad, imagen viva de Jesús entre nosotros;

- que encuentren en nosotros a Cristo que se acerca y los fortalece.

Roguemos al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por nuestra conversión cuaresmal:

- que revisemos nuestra vida a la luz del evangelio;

- que pongamos a disposición de la comunidad nuestra persona.

Roguemos al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Por esta celebración:

- que nos despierte a sentir un amor como el de Jesús;

- que nos fortaleza en la lucha con todo mal.

Roguemos al Señor: manda, Señor, trabajadores a tu  mies” (Mt 9,38).

Bendice y fortalece, Señor, nuestros deseos. Queremos levantarnos, seguir tu camino, colaborar en “toda bondad, justicia y verdad” (Ef 5,8-14). Ayúdanos a conseguirlo. Tú, “Hijo del hombre”, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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