Volvemos a alistarnos en su proyecto diciendo: “Aviva en nosotros tu Espíritu” “Muchas personas dicen sentirse excluidas en la Iglesia”  (D. 1º Adviento A 27.11.2022)

 “Hoy urge la obligación de acercarnos a todos” (GS 27)

Comentario: “reconociendo el momento en que vivís” (Rm 13,11-14)

Leemos un fragmento de las exhortaciones de los cap. 12-15 de la Carta a los Romanos. Consejos en torno al seguimiento de Jesús, para lograr unidad y cohesión vitales. Amor y renuncia a derechos propios en favor de la comunidad son principios de una vida digna del Mesías. Similar propuesta en la carta a los Efesios: “vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros... Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.Buscad lo que agrada al Señor... No estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere” (Ef 5,1-2.9-10.17).

Hoy leemos: “Comportaos así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe”. El “comportaos así” responde a versículo anteriores, no leídos hoy,:A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley...” (Rm 13,8).

El amor lleva a “reconocer el momento en que vivís”. “Descendiendo a consecuencias prácticas de máxima urgencia, el Concilio inculca el respeto al ser humano... En nuestra época urge la obligación de acercarnos a todos y servirlos con eficacia, ya se trate del anciano abandonado, del trabajador extranjero despreciado injustamente, del desterrado, del hijo ilegítimo que debe aguantar sin razón el pecado que no cometió, del hambriento que recrimina nuestra conciencia recordando la palabra del Señor: Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi me lo hicisteis -Mt 25,40-” (GS 27).

Dejemos las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz”. Pablo murió creyendo inminente el fin del mundo: “La noche está avanzada, el día está cerca”. Esa creencia urge el cambio de vida.“Obras de tinieblas” y “armas de luz” recuerdan textos escatológicos de las cuevas del Qumram (1QM): “Regla de la guerra” entre hijos de la luz e hijos de las tinieblas. Pablo sigue la metáfora militar, usada durante siglos: “no militamos según la carne, ya que las armas de nuestro combate no son carnales; Dios les da capacidad de derribar torreones; deshacemos sofismas y baluartes alzados contra el conocimiento de Dios y reducimos los entendimientos a cautiverio para que se sometan a la obediencia de Cristo. Además, estamos dispuestos a castigar toda desobediencia...” (2Cor 10,3-6; 2,14; Flp 2,25; 1Tes 5,8; 1Cor 14,8). Los discípulos de Pablo concretaron la metáfora: “tomad las armas de Dios para resistir en el día malo... Estad firmes; ceñid la cintura con la verdad, y revestid la coraza de la justicia; calzad los pies con prontitud para el evangelio de la paz. Embrazad el escudo de la fe... Poneos el casco de salvación y empuñad la espada del Espíritu que es la palabra de Dios” (Ef 6,13-17).  

Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias”. Coherencia de vida piden las iglesias al Sínodo: “ensancha el espacio de tu tienda” (Is 54,2). Constatan que “muchas personas dicen sentirse excluidas en la Iglesia”: jóvenes, mujeres, curas casados, discapacitados, pobres, padres solteros, divorciados vueltos a casar, comunidad LGBT,... (DEC: Documento Etapa Continental).

Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no deis pábulo a la carne siguiendo sus deseos”.  Los deseos de la “carne” son los deseos egoístas. El revestimiento de Jesús es “tener sus sentimientos” (Flp 2,5), su lógica: el amor desinteresado e incondicional.

Oración: “reconociendo el momento en que vivís” (Rm 13,11-14)

Jesús, siempre despierto a la vida:

tú eres “la luz del mundo, la luz de la vida” (Jn 8,12);

tú iluminas nuestro origen: “salí del Padre y viene al mundo” (Jn 16,28);

tú alegras nuestro vivir: “amaos como yo os he amado” (Jn 13,34);

tú esclareces nuestro futuro: “volveré y os llevaré conmigo” (Jn 14,3).

Te oímos a ti en palabras de Pablo:

reconociendo el momento en que vivís...,

dejemos las obras de las tinieblas

y pongámonos las armas de la luz” (Rm 13,11s).

Fijaos bien cómo andáis;

no seáis insensatos, sino sensatos,

aprovechando la ocasión, porque vienen días malos.

Por eso, no estéis aturdidos,

daos cuenta de lo que el Señor quiere” (Ef 5, 15-17).

Habiendo sido justificados en virtud de la fe,

estamos en paz con Dios,

por medio tuyo, Señor Jesucristo;

por ti hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia,

en la cual nos encontramos;

y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Rm 5,1-2).

La “gracia, en que nos encontramos”, es tu Espíritu:

recibido en el bautismo, podemos decir contigo: 

el Espíritu del Señor está sobre mí,

porque él me ha ungido.

Me ha enviado a evangelizar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos;

a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

Cristo hermano,activa nuestra inteligencia y corazón:

para “dejar las obras de las tinieblas y

ponernos las armas de la luz”;

para “andar como en pleno día, con dignidad”;

para vivir “revestidos” de tu Espíritu,

y no dar pábulo a la carne siguiendo sus deseos”.

“Dejar las obras de las tinieblas” es dejar:

“cuanto atenta contra la vida...;

cuanto viola la integridad de la persona humana...;

cuanto ofende a la dignidad humana...;

todas estas prácticas... son en sí mismas infamantes,

degradan la civilización humana,

deshonran más a sus autores que a sus víctimas

y son totalmente contrarias al honor debido al Creador” (GS 27).

Ayúdanos, Señor a “ponernos las armas de la luz”:  

amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad,

lealtad, modestia, dominio de sí” (Gál 5,22).

Así “vivimos por tu Espíritu y

marchamos tras tu Espíritu” (Gál 5,25).

Preces de los Fieles (D. 1º Adv. A 27.11.2016)

El primer domingo de la Venida del Señor reinicia nuestra conciencia cristiana. Nos despierta de la rutina, y nos invita a un año litúrgico nuevo. El Señor no deja de venir. Volvemos a soñar con su “venida” para hacer un mundo nuevo, el mundo que Dios quiere. Volvemos a alistarnos en su proyecto diciendo: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por la Iglesia universal:

- que “renueve su misión evangelizadora a la luz de los signos de los tiempos”;

- que “en su modo de ser y de vivir todos puedan sentirse incluidos y protagonistas”.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por las intenciones del Papa (noviembre 2022):

- por “los niños que sufren, viven en las calles, víctimas de las guerras y huérfanos”,

- que “puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia”.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por quienes presiden las comunidades cristianas:

- que no suplanten a la Iglesia, discerniendo y decidiendo en nombre de todos;

- que “crean que el Espíritu actúa en todos y no es `propiedad´ de la jerarquía eclesial”.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por nuestra parroquia:

- que sea una o varias comunidades de espíritu evangélico;

- que hagamos el camino sinodal de la Iglesia, escuchando y acogiendo a todos.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por nuestra sociedad:

- que respete los derechos y deberes humanos;

- que detenga las guerras que deshumanizan nuestro mundo.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por los enfermos, las víctimas de la violencia, los parados...:

- que el Espíritu de Jesús los anime a superar su situación;

- que nos sientan cerca y solidarios, como hermanos.

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Por esta celebración:

- que nos invada el Espíritu de Jesús: su amor, su alegría...;

- que nos comprometa en el camino sinodal de la Iglesia;

Roguemos al Señor: “Aviva en nosotros tu Espíritu”.

Queremos, Señor, ser Iglesia tuya, comunidad en tu Espíritu. Queremos conocer y vivir tu Evangelio. Queremos releer e interpretar tu Palabra en las circunstancias actuales, en los tiempos nuevos, en la cultura nueva. Queremos hacerlo juntos y contigo, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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