Francisco, en este asunto, apela a San Pablo VI, no a la colegialidad episcopal, ni al “sentido de fe” del Pueblo de Dios ni al Evangelio ni a las iglesias primeras Papa Francisco: “no te comportas según la verdad del Evangelio” (Gál 2, 14) (VII)

“`Sacerdotalis Caelibatus´ no trajo la paz a la Iglesia y fue muy ineficiente”

Amplitud y gravedad de la cuestión en 1967

La Curia vaticana sigue fiel a su principio de “Concilios y Papas pasan, pero la Curia permanece”. Está claro que los altos dignatarios del Vaticano no quieren que se hable del celibato. Es un problema que sólo ellos quieren “manejar”. El Papa, como Pablo VI, está recogiendo velas: “Una frase que dijo San Pablo VI me viene a la mente: 'Preferiría dar mi vida que cambiar la ley sobre el celibato'”, ha dicho recientemente. Es un modo de doblegarse a la Curia. No apela a la colegialidad episcopal, ni al “sentido de fe” del Pueblo de Dios ni al Evangelio ni a las iglesias primeras. Es el camino de San Pablo VI: se plegó a los influyentes cardenales de la Curia y publicó la “Sacerdotalis Caelibatus” (24 de junio de 1967) para cerrar de forma definitiva (eso creía él) el paso a la esperanza de muchísimos fieles. En la introducción, en su número 3, como punto de partida, Pablo VI reconoce haberse planteado el celibato del clero en “toda su amplitud y gravedad”:

“La gran cuestión relativa al sagrado celibato del clero en la Iglesia se ha presentado durante mucho tiempo a nuestro espíritu en toda su amplitud y en toda su gravedad. ¿Debe todavía hoy subsistir la severa y sublimadora obligación para los que pretenden acercarse a las sagradas órdenes mayores? ¿Es hoy posible, es hoy conveniente la observancia de semejante obligación? ¿No será ya llegado el momento para abolir el vínculo que en la Iglesia une el sacerdocio con el celibato? ¿No podría ser facultativa esta difícil observancia? ¿No saldría favorecido el ministerio sacerdotal, facilitada la aproximación ecuménica? Y si la áurea ley del sagrado celibato debe todavía subsistir ¿con qué razones ha de probarse hoy que es santa y conveniente? ¿Y con qué medios puede observarse y cómo convertirse de carga en ayuda para la vida sacerdotal?” (Sacerd. Caelib. n. 3).

Los teólogos, entre ellos Joseph Ratzinger, alertaron sobre la falsa solución

A principios de 2011 se difundió un Memorandum, encontrado en el archivo del teólogo Karl Rahner, publicado por la revista Pipeline, órgano de difusión del Círculo de Acción de Ratisbona (AKR), asociación de católicos críticos, y que el popular diario alemán, Süddeutsche Zeitung, anunció a los cuatro vientos. El texto es un informe pedido por la Conferencia Episcopal Alemana para el sínodo de los obispos de 1971. El documento, fechado el 9 de febrero de 1970, está suscrito por teólogos de renombre internacional: Ludwig Berg (Mainz), Alfons Deissler (Freiburg), Richard Egenter (München), Walter Kasper (Münster; luego cardenal), Karl Lehmann (Mainz; luego cardenal), Karl Rahner (Münster-München), Joseph Ratzinger (Regensburg; luego Papa), Rudolf Schnackenburg (Würzburg) y Otto Semmelroth (Frankfurt).

Esta voz de los teólogos alemanes no ha perdido actualidad

Más bien ha ganado urgencia. Estos teólogos denuncian que la encíclica “Sacerdotalis Caelibatus” no trajo la paz a la Iglesia en este tema y, además, fue “muy ineficiente”:

“No es cierto que todo resulta claro y seguro en esta cuestión y que deba mantenerse lo establecido exclusivamente en base a la confianza en Dios y al valor. Honestamente hay que reconocer que la encíclica “Sacerdotalis Caelibatus”, del 24 de junio de 1967, no dice nada acerca de muchos temas, en los cuales debería haberse explayado, y que en algunos aspectos incluso queda por detrás de la teología del Concilio Vaticano II (por no hablar de la forma de discurso elegida para desplegar la cuestión). En cualquier caso, resultó ser muy ineficiente y ha provocado en los sacerdotes jóvenes más bien la impresión de que se está defendiendo algo, que luego caerá , tal como ha ocurrido en varias combates de retirada de la Iglesia oficial (véanse, por ejemplo, tan sólo las diferentes fases de la reforma litúrgica )”...

Pastoral vocacional sin argumentos teológicos

“La convicción, de que Dios obtendría siempre en cualquier caso suficientes sacerdotes célibes por su gracia, es una esperanza buena y piadosa, pero teológicamente imposible de demostrar, y no puede permanecer en estas consideraciones como punto de vista único y decisivo”.

“No es teológicamente correcto que en las nuevas situaciones históricas y sociales algo no se pueda revisar y, en ese sentido, no se pueda “discutir” lo que es una ley humana en la Iglesia (mandato del celibato) por una parte y, por otra, lo que existe como una realidad aceptada en otro ámbito de la Iglesia (véanse las Iglesias de Oriente). Afirmar lo contrario no encuentra sustento en ningún argumento teológico serio”.

“Esta situación empuja sin descanso a encontrar una respuesta valedera”

“Es sabido que ya está en marcha una discusión, y es un hecho duro y crudo a tener en cuenta, que esta disputa continúa. Si no avanza en el nivel más alto, lo hace, ciertamente, en los niveles inferiores (por no hablar de los medios de comunicación). Sin embargo, si continúa sólo aquí, se espera que cobre formas que colocarán a los obispos ante situaciones muy difíciles, sencillamente intolerables, como por ej. las encuestas públicas, que perjudican en extremo su autoridad; desobediencia manifestada colectivamente; renuncias masivas de sacerdotes a su vida sacerdotal, etc.

Tampoco es cierto - como lo demuestra el ejemplo de Roboam en el Antiguo Testamento - que cualquier dureza en el mantenimiento de una posición garantice la victoria, y cada “ceder” conduzca a la derrota (ver l Reyes 11 - 12). Los que deciden adherirse a la legislación vigente del celibato, deberían haber defendido en el transcurso de los últimos años argumentos prácticamente convincentes con un espíritu de coraje y compromiso, es decir utilizando una táctica “ofensiva”. En su lugar, en gran medida se han escudado detrás de la “ley”, y fueron los regentes, los espirituales y otros los que quedaron peleando en el frente concreto. Ahora sale a la luz esta situación y empuja sin descanso a encontrar una respuesta valedera”.

Las siete preguntas de Pablo VI siguen esperando respuesta evangélica

Son muchos los cristianos de todo ámbito eclesial que piensan que ya ha llegado el momento -vamos, como siempre, tarde- de cambiar esta ley. La Iglesia no puede permitirse la sangría de responsables por una ley no evangélica. Sigue enviando al ostracismo a buenos sacerdotes, e impidiendo plantearse la vocación ministerial a otros tantos que sienten en su conciencia la llamada de Jesús. Las siete preguntas que Pablo VI formulaba en la encíclica “Sacerdotalis Caelibatus” siguen esperando respuesta desde la verdad evangélica. En próximos artículos intentaré contestarlas a mi manera. ¡Ojalá muchos se animen a dar su opinión! Con mucho gusto las acogería, aquí, en este blog.

rufo.go@hotmail.com

Jaén, junio de 2019

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