Como los primeros discípulos, “perseveramos unánimes en la oración, con las mujeres y María su madre y sus hermanos (He 1,14). Pedimos lo mismo que María: “implorando con sus ruegos el don del Espíritu Santo..., por el que ella en la Anunciación había sido actuada..., y por quien, terminado el curso de su vida terrena, en alma y cuerpo fue asunta a la gloria celestial” (Vat. II: LG 59).
Roguemos diciendo: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

Por intercesión de María, Madre de la Iglesia, pidamos al Padre Dios por todos los cristianos:
que creamos que el Espíritu Santo habita en la Iglesia y en nuestros corazones;
que sintamos al Espíritu como fuente creadora de vida;
que nos acerquemos al Padre en un mismo Espíritu, en su mismo Amor.
Roguemos al Señor: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

Por intercesión de María, esposa de José, pidamos por todas las mujeres:
especialmente por las que más sufren la violencia y la miseria moral y física,
por las que no tienen reconocidos los derechos humanos,
por las que no tienen conciencia de su igual dignidad con los varones.
Roguemos al Señor: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

Por intercesión de María, madre de Jesús, pedimos por todas las madres: solteras, casadas, viudas...
Para que sigan transmitiendo los valores humanos a sus hijos;
se humanicen a sí mismas y a sus parejas;
encuentren respeto a sus dones y funciones en la fraternidad común;
Roguemos al Señor: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

Por intercesión de María, reina de los Apóstoles, pidamos por los servidores de la Iglesia:
que los rejuvenezca en el “Amor primero”, y los renueve siempre;
que aprecien y vivan los frutos del Espíritu: el amor, la alegría, la paz, la tolerancia,
el agrado, la generosidad, la lealtad, la sencillez, el dominio de sí...;
que no permitan entre nosotros el miedo, la venganza, el anquilosamiento,
la marginación, la exclusión, el apoderamiento de unos sobre otros...
Roguemos al Señor: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

Por intercesión de María, asunta hoy al cielo, pidamos por nuestra comunidad:
que demos espacio y tiempo al Espíritu Santo para que respire en nuestro interior;
que nos conduzca en la búsqueda trabajosa de la verdad;
que nos una en su Amor, a pesar de tener diversos servicios y funciones.
Roguemos al Señor: que el Espíritu de Jesús inspire nuestra vida

María, madre de Jesús y madre nuestra, acompaña hoy nuestros ruegos al Padre de todos. Que ellos sean agradables como el olor del incienso que sube a su presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Rufo González