“Lo que ustedes predican es el evangelio, pero lo que rige la Iglesia es el derecho canónico, el derecho más despótico que haya elaborado sociedad alguna” Queremos ser iglesia viva (Domingo 2º TO A 2ª Lect.)  (15.01.2023)

Hoy, Señor, tu Iglesia está empeñada en “caminar juntos”

Comentario: “gracia y paz de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (1Cor 1,1-3)

Primera a los Corintios se lee de forma continuada, como segunda lectura, durante los primeros domingos del Tiempo Ordinario: cap. 1-4 en 2º-8º del ciclo A; cap. 6-11 en 2º-6º del B; y cap. 12-15 en 2º-8º del C. Pablo se comunicó bastante con los Corintios. Esta carta alude a otra anterior: “en la carta que os escribí os decía que...” (1Cor 5,9). Ellos le escribieron también: “acerca de lo que habéis escrito” (1Cor 7,1). Hoy leemos el saludo: remitentes (v. 1), destinatarios (v. 2) y buenos deseos (v. 3).

Dos remitentes:- “Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios”. Tiene conciencia clara que “es apóstol no de parte de hombres ni por mediación de ningún hombre, sino por Jesucristo y Dios Padre” (Gál 1,1). Los primeros dirigentes eclesiales “vieron que se me ha encomendado anunciar el Evangelio a los incircuncisos, lo mismo que a Pedro a los circuncisos, pues el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos, me capacita a mí para la mía entre los gentiles...” (Gál 2,7-9).

- “Y Sóstenes nuestro hermano. Los Hechos de los Apóstoles le citan en un conflicto de Pablo. Los judíos, en Corinto, acusaron a Pablo ante el procónsul Galión: “Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley... Galión dijo: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. No quiero ser juez de esos asuntos». Y les ordenó despejar el tribunal.Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello” (He 18, 13-17). Aunque no redacte la carta, pues Pablo habla en primera persona, ponerlo como “remitente” expresa alguna corresponsabilidad: comentar los problemas, opinar sobre posibles actuaciones, conveniencia de la carta, decisión conjunta de enviarla...  

Destinatarios: la Iglesia de Dios que está en Corinto”. Se trata de la “asamblea” local cristiana. Han sido “santificados en Cristo Jesús”: “cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo” (Gál 3,27). “Llamados santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Todos “vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa” (1Pe 2,9). Todos han recibido el “Espíritu que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios” (Rm 8,16). Los servicios (ministerios) vienen luego, subordinados a la comunidad. Ella debe reconocerlos y valorarlos. El clericalismo, pues, es una perversión de la Iglesia. Los servidores se han hecho dueños, hasta creerse ellos “la Iglesia”. Se autoeligen, ponen leyes sin consenso eclesial, quitan la palabra, marginan, excomulgan... Martín Descalzo retrató bien la perversión clerical: “La Iglesia está pero que muy bien montada: en su base, en sus curas, en sus fieles, hay fe, sí, hay gente que cree en serio. Pero, luego, encima, está el armazón de hierro, un armazón que, incluso, fomenta que haya fe abajo, siempre que no pueda llegar arriba porque podría reventar el armazón... Lo que ustedes predican es el evangelio, pero lo que rige la Iglesia es el derecho canónico, el derecho más despótico que haya elaborado sociedad alguna” (“Lobos, perros y corderos”. Ed. Destino. 1978 Barcelona. Pág. 216-217).

Los mejores deseos: A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (v. 3). Eso desea el presidente de la Eucaristía a la asamblea celebrante. Ella responde: “y con tu espíritu” (con lo más profundo de tu persona, para que no seas un comediante que hace un papel, sin sentirlo). Es el regalo del Resucitado: alegría y paz a los discípulos, a pesar de haberle abandonado, incluso negado. No les recrimina, ni les exige confesión, ni les carga penitencia alguna. Simplemente les ama como el Padre. Ese Amor les condujo a la fe de que estaba vivo. Esa debe ser nuestra pastoral constante.

Oración: “gracia y paz de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (1Cor 1, 1-3).

Jesús, enviado, apóstol, del Padre:

iniciamos hoy la lectura de una carta de Pablo;

se sintió “enviado como el Padre te había enviado a Ti” (Jn 20,21):

se me ha encomendado anunciar el Evangelio” (Gál 2,7).

Pablo experimentó tu vida resucitada:

persiguiendo a los testigos de tu resurrección,

una luz celestial lo envolvió con su resplandor” (He 9,3);

escribe: Dios “me llamó por su gracia, se dignó revelar a su Hijo

en mí para que lo anunciara entre los gentiles” (Gál 1,15-16);

tu Espíritu empapó todo su ser:

para mí la vida es Cristo”, escribe (Flp 1,21);

me he hecho todo para todos...;

todo lo hago por causa del Evangelio...” (1Cor 9,22s).

Leemos sus cartas dirigidas a nosotros, “Iglesia de Dios”:

nuestra historia cambió con el bautismo;

desde entonces nos reconocemos “santificados por ti, Jesucristo,

llamados santos con todos los que en cualquier lugar

invocan tunombre, Señor de ellos y nuestro” (1Cor 1,2).

las palabras de Pablo son muy claras:

cuantos habéis sido bautizados en Cristo,

os habéis revestido de Cristo” (Gál 3,27);

¿No sabéis que sois templo de Dios

y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?...

porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros” (1Cor 3,16s).

¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo,

que habita en vosotros y habéis recibido de Dios?” (1Cor 6,19).

Esta verdad, Jesús resucitado, nos hace tu Iglesia:

vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa,

un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas

del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa” (1Pe 2,9).

Hoy, Señor, tu Iglesia está empeñada en “caminar juntos”:

intenta dar voz y escuchar a todos;

le cuesta mucho vivir en “sínodo”:

los servidores se han hecho dueños, hasta creerse ellos “la Iglesia”.

Se autoeligen, ponen leyes sin consenso eclesial,

quitan la palabra, marginan, excomulgan...

La experiencia sinodal, Cristo Jesús, se está viviendo como:

“El fin de una pérdida colectiva de la propia identidad como Iglesia sinodal. 

Utilizando una imagen bíblica, se podría decir que el proceso sinodal

ha marcado los primeros pasos del retorno de un exilio,

cuyas consecuencias afectan a todo el Pueblo de Dios:

si la Iglesia no es sinodal, nadie puede sentirse realmente en casa”.

(Documento de la Etapa Continental, 24).

Que la “gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre

y de ti, Señor Jesucristo” sean con nosotros siempre.

Preces de los Fieles (D. 2º TO A 2ª Lect. 15.01.2023) 

La Iglesia somos los bautizados, “santificados por Jesucristo, llamados santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Avivemos nuestra pertenencia a la Iglesia pidiendo: queremos ser iglesia viva”.

Por la Iglesia:

- que “lo que afecta a todos sea tratado y decidido por todos”;

- que nos podamos “reunir, unir, escuchar, discutir, rezar y decidir”.

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Por las intenciones del Papa (enero 2023):

- que “los educadores sean testigos creíbles, enseñen fraternidad, no confrontación, 

y ayuden especialmente a los jóvenes más vulnerables”.

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Por quienes presiden las comunidades cristianas:

- “que no las tiranicen ni las opriman” (Mc 10, 42);

- que “se hagan como el menor, como el que sirve” (Lc 22,26).

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Por la reforma evangélica de la Iglesia:

- que nuestras comunidades sean guiadas por el Espíritu de Jesús;

- que el Evangelio sea el criterio básico de su vida.

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Por nuestra sociedad:

- que se deje llevar del Espíritu de vida y de paz...;

- que atienda a los más débiles: heridos, refugiados, sin techo...

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Por esta celebración:

- que todos nos sintamos concelebrantes y responsables;

- que nos ayude a crecer en comunión y ayuda mutua.

Roguemos al Señor: queremos ser iglesia viva”.

Esta celebración nos une “con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. Ayúdanos, Señor, a ser responsables del anuncio de tu Evangelio, tú que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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