Señor, danos un corazón como el tuyo, que entienda y ame el reino de Dios “Salir” de miserias e injusticias es realizar la llamada de Dios (Domingo 19º C TO 2ª Lect. 10.08.2025)
Pobres, presos, ciegos, pecadores… son para Jesús una llamada del cielo
| Rufo González
Comentario: ““esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios”(Heb 11,1-2.8-19)
En los próximos cuatro domingos leemos textos de los cap. 11 y 12 de la Carta a los Hebreos. Ella se autocalifica de “exhortación” (13,22: logos tês paracléseos: “palabra de estímulo, ayuda, consuelo…”). Pretende reanimar la fe de judeocristianos para que no vuelvan al culto judío o a la apostasía.
Hoy leemos dos fragmentos del cap. 11. Este capítulo es una aplicación de la vivencia de fe del profeta Habacuc: “el justo por su fe vivirá” (Ha 2,4b). Este profeta (s. VII-VI a. C.), en solo tres capítulos, proclama que la verdadera fe no depende de situaciones. La persona justa (ajustada consigo mismo y con el misterio creador) cree en el Bien y la Justicia (Dios), aunque no los vea realizados en su entorno. Narra un diálogo con su Dios. Le pide cuentas de las injusticias (explotación económica, pillaje, genocidio, corrupción sexual, idolatría) que parece tolerar. Escribe lo que oye su conciencia: “Me respondió el Señor: Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar. Si se atrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá” (Ha 2,1-4). El justo cree que Dios hará prevalecer el bien, la verdad, la justicia...
Hebreos 11,1-2, sin definir la fe íntegramente, aporta datos esenciales, vinculados a la esperanza: “La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve” (v. 1). “Fundamento” y“garantía” traducen “hipóstasis” (está debajo -hipo-hístemi-: sustancia, realidad...) y “élegxos” (certeza, verificación, garantía…). Estos significados inspiran traducciones variadas: “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”(Reina Valera 1960). “Es una forma de poseer lo que se espera, un medio de conocer las cosas que no se ven” (Cantera-Iglesias). “Anticipo... y prueba...” (J. Mateos-Alonso Schökel). “Convicción... y argumento... (J. M. Bover). “Esfuerzo por conseguir lo que se espera, convencimiento... (Ed. Paulinas).
El v. 2 afirma que “por ella son recordados los antiguos” (“martireo” en pasiva: ser acreditado,tener buena reputación, ser aprobado). Se supone “por Dios”, pues su testimonio está en la Escritura. Recoge testimonios antes de Abrahán (vv. 3-7, no leídos hoy), de Abrahán y los Patriarcas (vv. 8-22, leído hasta el v. 19), de Moisés (11,23-31), de otros (11, 32-40). La fe les dio esperanza y algún anticipo de lo que esperaban.
En la historia evolutiva del ser humano está el deseo de vida plena. “Las personas y los grupos sociales están sedientos de una vida plena y de una vida libre, digna del ser humano, poniendo a su servicio las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo actual” (GS 9). Para el creyente, esta “sed de vida plena” (tierra, pan, hijos, sentido...) es llamada de Dios. Así se dice de Abrahán, Isaac, Jacob, Sara: “Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra... y lo mismo Isaac y Jacob…, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo vigor para concebir cuando ya le había pasado la edad...” (vv. 8-12). La “sed de vida plena” está expresada en“esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios”.
Si tenemos sed o hambre es que hay agua y pan. Habrá que buscarlos y encontrarlos. Es nuestra tarea. Si no es así, el mundo es absurdo, sin sentido. Quien se niega a creer en el absurdo, puede creer en la Inteligencia creadora. Como Abrahán y Sara, que, a pesar de los apuros, creen que buscar tierra fértil y familia es llamada de su Dios.
La fe puede llegar muy lejos, hasta creer que Dios pide, como algunas religiones de entonces, sacrificar al primogénito. La fe evoluciona con la cultura, la ética, la historia crítica. Abrahán descubre que Dios no quiere sacrificios humanos. Progreso religioso humano: “Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa…. Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac” (vv. 17-19).
La fe espera la plenitud, el cielo. “Con fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, sino viéndolas y saludándolas de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra. Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver. Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo. Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad” (vv. 13-16). Esa “patria mejor, la del cielo” se revela en la resurrección de Jesús. Es el proyecto divino de plenitud humana.
Oración:“Salir” de miserias e injusticias es realizar la llamada de Dios(Heb 11, 1-2.8-19)
Jesús, obediente a la Vida:
tú, como Abrahán, Moisés y otros creyentes,
ante la realidad de tu época y país,
sentiste la llamada de la Vida Creadora;
en “Nazaret,donde te habías criado” (Lc 4,16),
en la sinagoga, al escuchar una lectura de Isaías,
te crees llamado por el Espíritu de Dios:
“El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor”
(Lc 4, 18-19).
Pobres, presos, ciegos, pecadores…
son para ti una llamada del cielo;
así se lo hiciste llegar al Bautista, encarcelado:
“Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías,
mandó a sus discípulos a preguntarle:
«¿Eres tú el que ha de venir
o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió:
«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven y los cojos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;
los muertos resucitan
y los pobres son evangelizados.
¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!»”
(Mt 11,2-6; Lc 7,18-23).
Tú, Cristo, crees en el reino del Dios:
que es vida, libertad, igualdad,abundancia,
justicia, paz, fraternidad universal;
invitas a creer y trabajar por este reino.
Hoy tomamos conciencia de nuestra fe (Heb 11,1):
“fundamento de lo que se espera,
y garantía de lo que no se ve” (versión litúrgica);
“certeza de lo que se espera,
convicción de lo que no se ve”(Reina Valera 1960).
“una forma de poseer lo que se espera,
un medio de conocer las cosas que no se ven” (Cantera-Iglesias).
“anticipo de lo que se espera,
prueba de realidades que no se ven” (J. Mateos-Alonso Schökel).
“convicción de las cosas que se esperan,
argumento de las que no se ven” (J. M. Bover).
“esfuerzo por lograr lo que se espera,
convicción de lo que no vemos” (Ed. Paulinas).
Hoy leemos, en carta a los Hebreos, testimonios de fe:
la fe de Abrahán y Sara que, a pesar de dificultades,
lucharon por encontrar tierra fértil y descendencia;
creían en la bondad del Creador que no abandona nunca;
Abrahán creyó que Dios no quiere sacrificios humanos:
no puede crear personas libres para esclavizarlas
y eliminarlas a placer;
en su historia todos somos llamados:
“a salir hacia la tierra que iban a recibir en herencia” (Heb 11,8);
“aesperar la ciudad de sólidos cimientos
cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios” (Heb 11,10).
Hoy Jesús, como los apóstoles, te pedimos:
“auméntanos la fe” (Lc 17,5);
la fe de los profetas de que tu reino:
“tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, esperaremos, pues llegará y no tardará.
El altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá” (Ha 2,1-4).
Con el profeta Habacuc mantenemos nuestra fe:
“Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela,
y me hace caminar por las alturas” (Ha 3,17-19).
Tu evangelio, hoy. nos anima a seguir tu vida:
“No temas, pequeño rebaño,
porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino…;
tened ceñida vuestra cintura
y encendidas las lámparas” (Lc 12,32.35);
tu amor nos hace descubrir espacios viables del Reino:
respiramos más libertad de palabra y de vida;
reconocemos mejor la dignidad de los diferentes;
aceptamos los derechos humanos;
vamos renunciando al dominio y poder absoluto.
Jesús, obediente al Espíritu de vida:
creemos que el Espíritu de Dios llena el universo
y “guía el curso de los tiempos” (GS 26),
insinuando su Reino sobre la vida.
A veces lo interpretamos mal,
y “entristecemos al Espíritu” (Ef 4, 30),
“apagándolo, y despreciando las profecías” (1Tes 5,19s).
Señor, danos un corazón como el tuyo,
que entienda y ame el reino de Dios.
rufo.go@hotmail.com