No es verdad que el Papa Francisco “ha hecho una serie de comentarios... sugiriendo que los sacerdotes ya no tendrán que ser célibes en un futuro próximo” Solo el celibato opcional es evangélico y humano

Hablemos claro sobre la ley del celibato (6)

Un párrafo lleno de falsedades: “el concepto de celibato clerical está siendo atacado actualmente, tanto por los críticos de la Iglesia que buscan refutarlo como inútil y restrictivo, como por el Papa Francisco, quien ha hecho una serie de comentarios en los últimos días sugiriendo que los sacerdotes ya no tendrán que ser célibes en un futuro próximo. Sin embargo, el examen de los primeros años de la historia de la Iglesia destaca el desarrollo del celibato clerical y cómo se ha enseñado consistentemente desde las edades más tempranas” (Miguel Haynes: “Más allá de las palabras”. 24 de marzo 2023. Ciudad del Vaticano LifeSiteNews).  

  1. No es cierto que“el concepto de celibato clerical está siendo atacado actualmente”. Lo que se “ataca” no es “el concepto”, sino la vigente ley de celibato obligatorio para ciertos ministerios de la Iglesia.
  2. No se ataca la ley “refutándola como inútil y restrictiva”, sino como contraria a los derechos humanos “universales e inviolables” (GS 26). Es evidente que no es “inútil”. Al revés, sirve para mucho, pero no todo bueno. Da libertad y tiempo para dedicarse más al ministerio. También a los dirigentes les es útil: disponen de unos servidores baratos. Pero ha originado y sigue originando gran cantidad de sufrimientos personales, escándalos, mujeres invisibles, hijos sin padres... La falta de libertad en una pulsión básica humana trae consigo muchas contradicciones y conflictos complejos.
  3. Evidente que es “restrictiva” de la libertad y de un derecho fundamental.
  4. No es verdad que el Papa Francisco “sugiera que los sacerdotes ya no tendrán que ser célibes en un futuro próximo”. El Papa se ha limitado a constatar un hecho innegable: “ en la iglesia católica hay sacerdotes casados; no hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar; el celibato en la iglesia occidental es una prescripción temporal, provisoria, es una disciplina”.

Recordemos las preguntas y las respuestas del Papa al entrevistador, Daniel Hadad, en Infobae, diario digital argentino de actualidad y economía (10 Marzo 2023):

P.: ¿Usted imagina que la existencia de sacerdotes con la posibilidad de estar casados, como hay en otras iglesias, podría colaborar para que más gente se sume al sacerdocio?

R.: No creo. De hecho en la iglesia católica hay sacerdotes casados: todo el rito oriental es casado. Todo. Todo el rito oriental. Acá en la Curia tenemos uno -hoy mismo me lo crucé- que tiene su señora, su hijo. No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar. El celibato en la iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio el celibato es una disciplina.

P.: O sea que podría revisarse.

R.: Sí. Sí. De hecho todos los de la iglesia oriental están casados. O los que quieren. Ahí hacen una opción. Antes de la ordenación la opción por casarse o por ser célibes.”

El Papa se atiene a la realidad hoy. Cosa que no hacen sus opositores. Tergiversan todo lo que suponga un cambio no querido por ellos. En el caso de la ley celibataria, mienten con descaro. Por ejemplo, apoyando que la vinculación entre sacerdocio ministerial y celibato es cuestión de fe y afirmando que “sus orígenes se remontan a los Evangelios”. 

Bien saben que los dos primeros siglos no hubo normativa alguna al respecto. Más aún, el origen de la ley de continencia -precursora del celibato- es paralelo con el clero como clase separada del pueblo fiel, imponiéndose al pueblo de Dios y dándose derechos y deberes del sacerdocio levítico. El primer canon que lo aprueba es ya del siglo IV, en un concilio local, en Elvira (año 306?): “Plugo  (3ª persona del pretérito perfecto simple de placer: agradó, aprobó) prohibir totalmente a los obispos, presbíteros y diáconos o a todos los clérigos puestos en ministerio, que se abstengan de sus cónyuges y no engendren hijos, y quienquiera lo hiciere, sea apartado del honor de la clerecía” (c. 33). Unos años después, otro Concilio similar, el de Arles (314 d.C.) evidenció que “la razón de la continencia se debía al hecho de que `están sirviendo al ministerio todos los días´ y que seguir a dos maestros es, por supuesto, imposible”. Craso error es identificar sacerdocio cristiano y levítico. Y absurdo afirmar lo de “seguir a dos maestros” por vivir en matrimonio. 

Es una gracia inmensa el brioso viraje al Evangelio y al Vaticano II del Papa Francisco. Duele su actitud tímida y dudosa ante la ley celibataria. Puede ser cierto o no que “la existencia de sacerdotes con la posibilidad de estar casados, como hay en otras iglesias, podría colaborar para que más gente se sume al sacerdocio”. Él dice sencillamente: “No creo”. Pero la cuestión no es el que pueda haber más o menos vocaciones al ministerio ordenado. Eso es mirar la cuestión desde un punto de vista egoísta. La cuestión está en que dicha ley no es conforme al Evangelio ni a los derechos humanos “universales e inviolables”. No se puede prohibir a nadie “el derecho a la libre elección de estado y a fundar una familia” (GS 26). No lo hizo Jesús ni sus sucesores inmediatos. Pasaron más de doscientos años en libertad, y sólo con la tiranía imperial surgieron la continencia en los siglos III y IV, y el celibato actual en el siglo XII (II Concilio de Letrán de 1139).

Me extraña que lo quiera dejar para su sucesor, como ha dicho alguna vez citando a san Pablo VI. Otro dubitativo que dijo no querer presentarse ante Dios con esta decisión. Si Jesús optó por la libertad celibataria, es evidente la voluntad divina. La Iglesia no debe exigir lo que no exigió Jesús. Máxime hoy, cuando sabemos que dicha ley ha nacido en la ignorancia sobre la sexualidad y el matrimonio, confunde el ministerio ordenado con el sacerdocio levítico, y su fundamento bíblico inicial (Rm 8,8: “los que están en la carne no pueden agradar a Dios”) es completamente erróneo (Ver: Denz 185). Como dice un comentarista: “Si aceptamos todos los disparates que han dicho los Padres de la Iglesia a propósito del sexo y el matrimonio, la consecuencia lógica es prohibir que los sacerdotes cometan actos tan impuros y obscenos... Si la Iglesia ya no se atreve a proclamar estos disparates, debería desautorizarlos y solemnemente abjurar de ellos y repensar la obligación del celibato que, obviamente, tenía estas premisas que ya nadie se atreve a sostener” (RD Hablemos claro sobre la ley del celibato.Sota de Bastos 20.05.2023).

El amor a la verdad debe incitar a desmentir la tesis publicada: “La conciencia colectiva de Israel cree incompatibles culto y sexo. La abstinencia sexual, en los periodos en los que ejercían el culto y estaban en contacto con el misterio divino, era obligatoria. Sacerdocio y culto, purificados por el Espíritu de Jesús, siguen en pie en los ministerios fundamentales de la comunidad de Jesús... De la celebración diaria de la Eucaristía, que implica un estado permanente de servicio a Dios, nace espontáneamente la imposibilidad de un vínculo matrimonial. Se puede decir que la abstinencia sexual, que antes era funcional, se convierte por sí misma en una abstinencia ontológica” (“Desde lo más hondo de nuestros corazones”, de Benedicto XVI y cardenal Sarah. Edit. Palabra. Madrid 2020):  (p. 50s). Volvemos al mismo error de los inventores de la ley de continencia.

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