Que tu Espíritu, Jesús, nos haga “entrar en nuestro cuarto y orar a nuestro Padre” Tiempo para rehacer la fraternidad (Miércoles Ceniza 2ª lect. 14.02.2024)

Tiempo para hacernos preguntas esenciales

Comentario: “ahora es tiempo favorable, ahora es día de la salvación” (2Cor 5,20-6,2)

Iniciamos la cuaresma. El Papa Francisco nos recuerda que “la Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser -como anuncia el profeta Oseas- el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida” (Mensaje Cuaresma 2024).

Los profetas Oseas e Isaías llaman a rehacer el Amor de Dios recordando episodios de miseria moral, sucedidos camino hacia la tierra prometida. Los dos recuerdan el hecho del valle de Acor en la toma de Jericó. Dios dijo a Josué que al entrar en la ciudad no tomaran nada de ella (Jos 6,17-19). “Pero los hijos de Israel cometieron un gran delito... Porque Acán..., de la tribu de Judá, se quedó con algo de lo consagrado y el Señor se encolerizó contra los hijos de Israel” (Jos 7,1). Le siguió una derrota y la muerte de 36 hombres. “Entonces desfalleció el corazón del pueblo y se les derritió” (Jos. 7,4-5).

Josué y los ancianos de Israel buscan, ante el Arca del Señor, la causa de la derrota (Jos 7,6-9). “El Señor respondió a Josué: Israel ha pecado. Ha violado la alianza... Se han quedado con algo de lo consagrado, lo han robado y lo han escondido metiéndolo entre su ajuar... Levántate, purifica al pueblo y diles: Purificaos para mañana...” (Jos 7,10ss). Josué averigua que Acán y su familia se han apropiado de lo que no les pertenece: “Acán respondió: «Es verdad, yo soy el que ha pecado contra el Señor, Dios de Israel. Esto y esto es lo que he hecho: vi entre el botín un manto precioso, dos kilos y medio de plata y un lingote de oro..., me gustaron y me los guardé...” (Jos 7,20ss). Josué llevó a Acán con familia y bienes al valle de Acor: “todo Israel los apedreó y los quemaron en la hoguera... Así se aplacó el furor de la cólera del Señor. Por eso se llama aquel lugar valle de Acor hasta el día de hoy” (Jos 7,24ss). Acor significa “perturbación”, Acán, “perturbador”. Así pudo seguir la conquista de la tierra prometida. El episodio quedó en la memoria de Israel como lugar del juicio de Dios sobre la desobediencia que perturbó a todo el pueblo.

El profeta Oseas lo personalizó en su esposa infiel y en su pueblo: “yo la persuado, la llevo al desierto, le hablo al corazón, le entrego allí mismo sus viñedos, y hago del valle de Acor una puerta de esperanza. Allí responderá como en los días de su juventud, como el día de su salida de Egipto”. Su “valle de Acor” es una puerta de esperanza.

Isaías: “Esto dice el Señor: Lo mismo que al encontrar mosto en un racimo se dice: «No lo destruyas, es una bendición», así haré por causa de mis siervos: no los destruiré a todos, sino que haré surgir un linaje de Jacob y de Judá... Mis elegidos heredarán la tierra, y mis siervos habitarán allí. El Sarón será un aprisco de ovejas, y el valle de Acor dehesa de vacas para mi pueblo, los que me buscaron” (Is 65,8-10). El Sarón, llanura litoral de Israel, entre Jope y el Carmelo, terminó en desierto por invasiones: “el país está de duelo y languidece..., el Sarón se ha vuelto una estepa...” (Is 33,9). Siguiendo al Señor, “el Sarón será un aprisco de ovejas, y el valle de Acor dehesa de vacas para mi pueblo, los que me buscaron”. La escucha del Señor trae realización para todos.  

Pablo sigue la ruta de los profetas.Tras vivir el amor de Jesús, se siente su profeta: “actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios” (2Cor 5,20). Odio y toda esclavitud los rompe el “Amor”: “paciente, benigno; sin envidia, no presume, ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, goza con la verdad. Todo lo excusa, cree, espera, soporta” (1Cor 13,4-7).

Como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice: «En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé»(Is 49, 8). Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación” (2Cor 6,1-2). La cuaresma es “tiempo y día” para corregir la inhumanidad y rehacer la fraternidad. Jesús muestra que Dios perdona y rehace la casa del Amor (Lc 15,11-32).

Oración: “ahora es tiempo favorable, ahora es día de la salvación” (2Cor 5, 20-6, 2)

Jesús, escuchamos hoy a tu enviado Pablo:

nosotros actuamos como enviados de Cristo,

y es como si Dios mismo exhortara

por medio de nosotros.

En nombre de Cristo os pedimos

que os reconciliéis con Dios.

Al que no conocía el pecado,

lo hizo pecado en favor nuestro,

para que lleguemos a ser justicia de Dios en él.

Y como cooperadores suyos, os exhortamos a

no echar en saco roto la gracia de Dios.

Pues dice: «En el tiempo favorable te escuché,

en el día de la salvación te ayudé».

Pues mirad: ahora es el tiempo favorable,

ahora es el día de la salvación” (2Cor 5, 20-6,2).

Creyendo en ti, Jesús, recibimos tu Amor:

Amor-Espíritu simbolizado en el agua

que da vida y destruye todo mal;

Amor-Espíritu como el viento

que filtra e inspira obras

como la tuyas y aún mayores” (Jn 14,12);

Amor-Espíritu que es fuego que quema lo inhumano, 

ilumina la vida y caldea la fraternidad.

Iniciamos hoy la cuaresma:

ahora es el tiempo favorable,

ahora es el día de la salvación”.

miramos nuestra vida agraciada por tu Espíritu;

Espíritu divino que ve y escucha nuestra vida:

He visto la opresión de mi pueblo en Egipto

y he oído sus quejas contra los opresores;

conozco sus sufrimientos.

He bajado a librarlo de los egipcios,

a sacarlo de esta tierra,

para llevarlo a una tierra fértil y espaciosa,

tierra que mana leche y miel” (Ex  3,7s).

Tiempo para hacernos preguntas esenciales:

¿vemos la opresión de nuestro pueblo?;

¿oímos sus quejas contra los opresores?;

¿conocemos sus sufrimientos?.

¿Dónde estamos?” (Gn 3,9)

¿Dónde están nuestros hermanos?” (Gn 4,9).

“El camino cuaresmal será concreto si,  

confesamos que seguimos bajo el dominio del Faraón;

dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles;

modelo de crecimiento que nos divide y roba el futuro;

que ha contaminado la tierra, el aire y el agua,

pero también las almas...;

destruye incluso los sueños, roba el cielo,

hace que parezca inmodificable un mundo

en el que se pisotea la dignidad

y se niegan los vínculos auténticos” (Papa Francisco).  

Que tu Espíritu, Jesús, nos haga

entrar en nuestro cuarto,

cerrar la puerta y orar a nuestro Padre” (Mt 6,6);

mirar tu vida real, histórica, la que agradó al Padre;

reconocer nuestro desamor que no oye el sufrimiento ajeno

y “echa en saco roto la gracia de Dios” (2Cor 6, 1);

favorecer todo aquello que hace crecer la vida y la felicidad.

¡Ven, Espíritu divino!

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