Jesús sencillo y humilde, danos la audacia de dar siempre amor, incluso ante el odio y la persecución VÍACRUCIS DEL AMOR SEGÚN SAN MATEO (Ciclo A)

Viviendo en amor nos mostró el camino humano auténtico

Contemplamos el camino de cruz vivido por Jesús de Nazaret. Lo contemplamos con el evangelio de san Mateo (ciclo litúrgico A). La cruz, como sufrimiento, le acompaña en toda la vida: en el nacimiento, en la huida a Egipto, en el desierto, en la tarea misionera discutida y rechazada por muchos, en la muerte del Bautista que le hace presentir su misma suerte, y, sobre todo, en los momentos finales de su vida.

Jesús, a pesar de sentirse Hijo de Dios, es vulnerable, débil, sujeto a leyes físicas y sociales. Su fidelidad al amor y respeto al Padre, a los demás y a sí mismo, no le priva de la conspiración de los dirigentes egoístas y la traición de algún amigo. Su pasión y muerte fue consecuencia de su vida. Murió violentamente porque así trata la sociedad a quienes considera un peligro para el poder, el dinero y los poderes fácticos religiosos y sociales.

“Por nosotros fue crucificado, muerto y sepultado”. Viviendo en amor nos mostró el camino humano auténtico, expuesto a libertad y muerte. Su Amor se hizo respeto y ayuda, a veces silencio, a veces queja dolorida... a Judas, a Pedro, a los discípulos dormidos, a quienes le detienen, al Sanedrín, al Sumo Sacerdote, a Pilato, al pueblo, a los soldados... Así imitó al Dios Padre “que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,45-48).

Verdaderamente éste era Hijo de Dios (Mt 27,54), es la conclusión del centurión, un militar no judío, de algún modo neutral, al contemplar la muerte de Jesús. Sólo el Amor sin medida produce esta conducta no violenta, activa de amor y de paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

1ª ESTACION: Los dirigentes y Judas traman la muerte de Jesús

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26,1-5.14-16):

Cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus discípulos: «Sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado». Entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en la casa del sumo sacerdote, llamado Caifás, y se pusieron de acuerdo para prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían: «Durante la fiesta no, para que no se ocasione un tumulto entre el pueblo». Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”.

ORACIÓN

Jesús del amor claro y decidido:

Sigue ocurriendo lo mismo: los que obran injustamente

se ponen de acuerdo para prenderte

a traición y darte muerte”.

Pero se decían: “Durante la fiesta no,

para que no se ocasione un tumulto entre el pueblo”.

Hay que guardar las apariencias, recibir el aplauso,

aparentar buen corazón, salvar la institución,

la ley tiene razón aunque sea inhumana. 

Son los caminos del egoísmo, de la acumulación de poder,

dinero, honores, del control y dominio.

A los disidentes hay que marginarlos, hacerlos invisibles,

desprestigiarlos, impedirles realizar su vida y vocación...

¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?

es la traición permanente de los que no quieren cambiar.

Prefieren seguir en el “siempre se ha hecho así”.

La creatividad y la libertad son peligrosas,

sobre todo si ponen en peligro la autoridad.

Ayúdanos, Jesús del amor, a ser fieles a la fraternidad,

a no tolerar el ahogo del Espíritu y el desprecio de la profecía.

Padre nuestro...

2ª ESTACIÓN: Jesús instituye la eucaristía

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26,19-29):

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho». Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo: «Tomad, comed: esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y dijo: «Bebed todos; porque esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora ya no beberé del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre»”.

ORACIÓN

Jesús del amor a todos:

Hasta Judas, que te va a entregar, merece respeto y amor.

Tú no excluyes del abrazo a nadie.

El amor es paciente, es benigno;

el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe;

no es indecoroso ni egoísta;

no se irrita; no lleva cuentas del mal;

no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor no pasa nunca” (1Cor 13,4-7).

Reaviva, Jesús de todos, este “amor” 

cada vez que celebramos la eucaristía.

Que nuestras eucaristías estén abiertas a todos.

Tú no haces daño a nadie ;

al revés: tu vida siempre vivifica.

Padre nuestro...

3ª ESTACIÓN: Jesús anuncia el abandono de los suyos

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26,30-35):

Después de cantar el himno salieron para el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: «Esta noche os vais a escandalizar todos por mi causa, porque está escrito: `Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño´. Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea». Pedro replicó: «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré». Jesús le dijo: «En verdad te digo que esta noche, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». Pedro le replicó: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y lo mismo decían los demás discípulos”.

ORACIÓN

Jesús,pacientecon nuestra debilidad:

También nosotros somos poco conscientes de nuestra debilidad.

Nos creemos sinceros, honrados, buenos amigos, etc.

Con facilidad juzgamos a los demás como ineptos,

sólo quieren enriquecerse,

tienen afán desmedido de poder,

no les importan los medios,

disimulan su errores, sobornan a quien haga falta...

Es nuestra vida esclavizada por el egoísmo.

Cuando llega la desgracia nos echamos atrás:

buscamos excusas para abandonar al amigo;

somos amigos del “cargo”, pero no de la persona.

Ayúdanos, Jesús de la verdad, a ser sinceros y humildes, 

a ofrecer lo que somos y tenemos sin trampas,

a amar y comprender en toda ocasión,

a reconocer la verdad de nuestras actitudes.

Que seamos humildes, aceptando a los demás,

llevando con misericordia sus debilidades.

Padre nuestro...

4ª ESTACIÓN: Jesús, en la tristeza, se dirige al Padre

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26, 36-46):

Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad». Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió a los discípulos, los encontró dormidos y les dijo: «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega»”.

ORACIÓN

Jesús de la tristeza:

Acudes a la oración para mostrar al Padre Dios

tu “alma triste hasta la muerte”.

Como el desahuciado por los médicos,

el atrapado en un accidente sin salida,

el acorralado por incomprensión o venganza...

Necesitas dar sentido al sufrimiento irremediable.

- “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz.

Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”.

Tu Dios, el Padre, “sigue actuando” (Jn 5,17), escucha siempre.

Su Espíritu “acude en ayuda de nuestra debilidad,

pues nosotros no sabemos pedir como conviene;

pero el Espíritu mismo intercede por nosotros

con gemidos inefables” (Rm 8,26).

El mismo Espíritu te llevó a ti, a orar tu tristeza,

a mantenerte fiel a su amor en toda circunstancia,

a ponerte en sus manos hasta la muerte.

Que tu Espíritu nos acompañe siempre,

sobre todo cuando el amor se hace difícil.

Padre nuestro...

5ª ESTACIÓN: Jesús es detenido y encarcelado

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26, 47-57):

Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña: «Al que yo bese, ese es: prendedlo». Después se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Maestro!». Y lo besó. Pero Jesús le contestó: «Amigo, ¿a qué vienes?». Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano y lo prendieron. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo: «Envaina la espada: que todos los que empuñan espada, a espada morirán. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría enseguida más de doce legiones de ángeles. ¿Cómo se cumplirían entonces las Escrituras que dicen que esto tiene que pasar?». Entonces dijo Jesús a la gente: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como si fuera un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me prendisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las Escrituras de los profetas». En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que prendieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos”.

ORACIÓN

Jesús detenido y encarcelado:

Sientes el odio homicida y la persecución focalizada en tu vida.

Como el obispo Romero, Luis Espinal, Ignacio Ellacuría

y compañeros, ante un piquete dispuesto a matar.

¡Qué situaciones más brutales!

Un amigo te señala con un beso -¡qué perversión sacramental!-

como blanco de un grupo armado hasta los dientes.

Otro amigo, indignado, responde al ataque con una espada, 

hiere a un criado, víctima también de la violencia.

Tu amor, convencido de que la violencia engendra violencia,

impide incluso la defensa violenta.

Dejas hacer, manifestando la injusticia que te causan

como si fueras un bandido”.

Es la no violencia activa, que denuncia toda injusticia

y defiende la dignidad y el amor a todos.

Jesús sencillo y humilde, danos la audacia de dar siempre amor,

incluso ante el odio y la persecución (Lc 6,27-30).

Padre nuestro...

6ª ESTACIÓN: Jesús se reconoce Mesías e Hijo de Dios

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26, 57-68):

 “Los que prendieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver cómo terminaba aquello. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Este ha dicho: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”». El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado»”.

ORACIÓN

Jesús, Cristo, Ungido, Hijo del Dios verdadero:

En tu pueblo, en Nazaret, reconociste que el Espíritu de Dios

estaba sobre ti, porque te había ungido

para evangelizar y proclamar “el año de gracia del Señor”.

Hoy la autoridad máxima del pueblo te exige:

- “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas

si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.

No tienes ninguna duda:

- “Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo:

desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado

a la derecha del Poder y que viene sobre las nubes del cielo”.

- “Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?

Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?”.

Los hombres de la institución se parapetan detrás de Dios,

para defender sus leyes y costumbres al servicio de ellos mismos.

Desde el amor de Jesús, ¡cuántos modos, cuánta esclavitud,

cuánta apariencia... tienen que caer!

Es más cómodo escupir al profeta, darle bofetadas y burlarse...

que ponerse al servicio del Amor que proclama.

Jesús, Hijo del Dios verdadero: danos fortaleza para seguir en pie

anunciando el amor y la libertad de tu Espíritu.

Padre nuestro...

7ª ESTACIÓN: Pedro reniega de Jesús

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 26, 69-75):

Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro; tú también eres de ellos, tu acento te delata». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente”.

ORACIÓN

Jesús solo, ignorado por los amigos:

Estamos contemplando tu abandono progresivo.

Tú querías amar como el Padre a “justos e injustos”:

ahora tienes la oportunidad de amar sin egoísmo,

a tus amigos que te ignoran.

Hasta Pedro, piedra de tu comunidad, te ha vuelto la espalda.

Su negación debió dolerte singularmente.

Ante el peligro de sufrir contigo, reniega de tu amor.

Éxito, honores, poder, dinero... multiplican los amigos.

La marginación, el descrédito, el fracaso... multiplica: 

no conozco a ese hombre”,

“esa persona no es nadie”.

Es historia de la sociedad y la misma Iglesia.

Jesús, ignorado por los amigos, danos tu Espíritu inagotable:

- que sintamos que Tú no abandonas nunca a nadie;

- que nos convenzamos que “nada nos puede separar de tu amor”.

Padre nuestro...

8ª ESTACIÓN: Judas desespera de la bondad divina

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27, 3-5):

Entonces Judas, el traidor, viendo que lo habían condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos diciendo: «He pecado entregando sangre inocente». Pero ellos dijeron: «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!». Él, arrojando las monedas de plata en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó”.

ORACIÓN

Jesús, amigo de Judas siempre:

La institución judía, templo y leyes, poder, honor y riqueza,

no podían tolerar tu Dios y tu fraternidad. 

Lo había intuido el sumo sacerdote Caifás:

- “conviene que muera un solo hombrepor el pueblo”.

Ellos, los jefes, se consideran “el pueblo”.

Judas, guerrillero contra los romanos, se dio cuenta tarde

de la maniobra de los dirigentes.

Él creía que tu detención sería un revulsivo contra los ocupantes: 

el pueblo no permitiría la muerte de un hombre bueno.

Judas se arrepiente, devuelve el dinero:

He pecado entregando sangre inocente”.

¿Se ahorcó o murió accidentalmente como sugiere Lucas?: 

adquirió un campo con un salario injusto y,

cayendo de cabeza, reventó por medio y

se esparcieron todas sus entrañas.

El hecho fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén,

por lo que aquel campo fue llamado en su lengua Hacéldama,

es decir, «campo de sangre»” (He 1,18s)?  

A pesar de su desesperación,

estamos convencidos de que ni muerte, ni vida...,

ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios

manifestado en ti, Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8, 38-39).

Judas es un manipulado por la institución,

como tantos que callan,

se dejan utilizar para gloria de la ley y sus representantes,

colaboran contra la libertad,

hunden a personas,

marginan y olvidan...

Tú, Jesús, seguiste tu conciencia frente a la autoridad establecida.

Jesús fiel: que no desesperemos nunca de tu amor incondicional.

Padre nuestro...

9ª ESTACIÓN: Jesús, condenado por Pilato

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27, 1-2. 11-26):

Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador... Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús respondió: «Tú lo dices». Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó: «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?». Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?». Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con él». Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?». Ellos dijeron: «A Barrabás». Pilato les preguntó: «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». Contestaron todos: «Sea crucificado». Pilato insistió: «Pues, ¿qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban más fuerte: «¡Sea crucificado!». Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente, diciendo: «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!». Todo el pueblo contestó: «¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!». Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran

ORACIÓN

Jesús condenado por los jefes de los sacerdotes y las autoridades:

Tu condena a muerte es un caso claro de hasta dónde es capaz

de llegar el poder cuando ve peligrar sus prerrogativas.

No sólo el poder civil, también los dotados del poder de Dios.

El mandato evangélico del amor a los enemigos...

carece de valor ante el afán de control y dominio.

Tu condena a muerte se ha perpetuado en la historia.

Los disidentes siguen siendo enemigos a eliminar.

A esa atrocidad llegó tu Iglesia:

“quemar herejes no va contra el Espíritu Santo” (DS 1483, Dz 773).

Jesús, disidente desde el amor del Padre, conviértenos a tu Amor.

Que la Iglesia trate con tu Amor a los discordantes.

Que los escuche, dialogue incansablemente,

respete sus derechos humanos, les ame como tú amas.

En su corazón habita tu Espíritu, aunque puedan dejarse llevar,

por espíritus ajenos al tuyo.

Amar, hacerles el bien, compartir tu amor, siempre es voluntad del Padre.

Padre nuestro...

10ª ESTACIÓN: Jesús, coronado de espinas

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27, 27-31):

Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar”.

ORACIÓN

Jesús ultrajado, escarnecido:

Te contemplamos privado de derechos humanos elementales. 

Como tantos detenidos, acorralados en peleas callejeras,

disidentes políticos o ideológicos, herejes, etc.

En tu persona se burlan de los profetas y rebeldes.

Disfrazándote de rey, coronándote de espinas,

dotándote de cetro ridículo,

saludándote con ironía grotesca,

golpeando tu cabeza, escupiéndote,

arrodillándose ante tu ilusorio poder...

expresan el desprecio por este pueblo fanático y con aires de grandeza.

La fuerza de la razón y la bondad son objetos de burla.

Jesús ultrajado, escarnecido, líbranos de la tortura física o moral,

de la vejación de toda persona,

de la situación infrahumana de vida,

de toda clase de crueldad.

Que el maltrato nunca nos haga perder la dignidad humana: 

siempre somos personas libres, hermanos de todos,

hermanos tuyos, hijos del mismo Padre.

Padre nuestro...

11ª ESTACIÓN: Jesús es crucificado

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27, 32-44):

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes 36y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban, y meneando la cabeza, decían: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Igualmente los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”». De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban”.

ORACIÓN

Jesús de la cruel agonía:

Algún alivio debió ser la ayuda de Simón de Cirene,

para poder arrastrar la cruz hasta el calvario.

Para todos, el Cireneo es un modelo de discípulo

que “carga con la cruz” siguiendo tu camino.

Tu martirio es escalofriante, sin cuidado paliativo alguno.

Tus primeros seguidores entendieron tu vida con estos salmos:

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.

Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro.

En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre” (Salmo 69,21-22).

Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica” (Salmo 22,19).

Pero yo soy un gusano, no un hombre,

vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;

al verme, se burlan de mí, hacen visajes,

menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;

que lo libre si tanto lo quiere»” (Salmo 22, 7-9).

Airean acusaciones falsas de tu muerte:

«Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días,

sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz».

«A otros ha salvado y él no se puede salvar.

¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos.

Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama

Tu silencio supera la tentación de Mesías triunfante y poderoso, 

que había aparecido en el inicio de tu misión.

Tú quieres ser Hijo de Dios trayendo 

buenas noticias a los pobres,

libertad a los oprimidos, salud a los enfermos,

acogida a los marginados, amor a todos.

Para ti, Jesús, ser Hijo de Dios es poner la confianza en su amor,

vivir desprendido a favor de los hermanos,

respetar la libertad de todos, hacer la paz.

Que tu martirio –tu testimonio- nos ayude a seguir tu camino.

Padre nuestro...

12ª ESTACIÓN: Jesús muere entregando su Espíritu

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27,45-56):

Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: Elí, Elí, lemá sabaqtaní (es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías». Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: «Verdaderamente este era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo; entre ellas, María la Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo”.

ORACIÓN

Jesús, “verdadero Hijo de Dios”:

Ahora, cuando “entregas el espíritu”,

te reconocemos como “el hijo amado”

a quien el Padre nos encomienda escuchar.

Tu grito no es de desesperación sino el inicio del salmo:

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Sal 22,2);

salmo que termina reconociendo: 

Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,

ante él se inclinarán los que bajan al polvo.

Me hará vivir para él, mi descendencia lo servirá;

hablarán del Señor a la generación futura,

contarán su justicia al pueblo que ha de nacer” (Sal 22,30-32).

Entregas amorosamente tu vida perdonando a todos. 

El odio, sin entender tu vida, te ofrece el “vinagre” de desprecio.

Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos,

aquellas que te habían seguido desde Galilea para servirte...”.

Te siguen y sirven”, como lo siguen haciendo ahora,

aunque no se les reconozca su igual dignidad bautizada.

Ayúdanos, Señor, a superar esta situación injusta.

Padre nuestro...

13ª ESTACIÓN: Jesús en un sepulcro vigilado por los jefes judíos

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 27, 57-66):

Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María la Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron: «Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor estando en vida anunció: “A los tres días resucitaré”. Por eso ordena que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”. La última impostura sería peor que la primera». Pilato contestó: «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis». Ellos aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y colocando la guardia”.

ORACIÓN

Jesús muerto y sepultado:

José de Arimatea “había sido discípulo” tuyo.

Su apego a la riqueza le había impedido seguirte abiertamente.

Cuando se entera de tu muerte, vuelve agradecido

a colocar tu cadáver en su sepultura familiar.

Los sumos sacerdotes y los fariseos”, seguros de tu muerte,

sellan la piedra y colocan la guardia”.

Nunca se fiaron de ti, de tus palabras de vida.

Se vieron, más bien, agredidos por tus denuncias del templo,

de su doble moral, de sus ritos vacíos de amor,

de su afán de presumir, de mandar, de enriquecerse.

Si no se fiaban de ti –que avalabas palabras con obras-,

¿cómo se van a fiar de tus seguidores?

No sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo:

`Ha resucitado de entre los muertos´.

La última impostura sería peor que la primera”.

Menos mal que los discípulos creyeron en tu vida resucitada,

entregando la vida en pobreza y humildad, como tú.

Vivir tu amor será el único modo de anunciar y probar que tú vives.

Padre nuestro...

14ª ESTACIÓN: El resucitado se aparece a las mujeres

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. 

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 28,1-10):

Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: «Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis”. Mirad, os lo he anunciado». Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán»”.

ORACIÓN

Jesús despertado de la muerte:

Tu resurrección descubre un mundo nuevo.

La dos mujeres, María Magdalena y la otra María,

presienten en lo profundo de sus personas

que “tú no estás en el sepulcro, has resucitado”.

Te habían oído decir que Dios, Padre nuestro,

ha unido a muertos y vivos, en su amor:

nuestro Dios no es un Dios de muertos,

sino de vivos; para él todos están vivos” (Mt 22,32; y par.).

Ellas, testigos de tu muerte y sepultura, “fueron a ver el sepulcro”;

en medio de la duda, buscan al crucificado.

El ángel del Señor”, el espíritu de Dios, les asegura que vives,

que has resucitado, que tienes otro modo de vida,

que estás en el amor del Padre, que participas de su gloria.

Se sienten enviadas a los discípulos para decirles

que vas delante de ellos; 

que empiecen por Galilea, como tú,

a anunciar el reino de Dios.

En el camino del reino, en cualquier Galilea del mundo,

te verán” y sabrán que vives,

les animas, les consuelas, les recuerdas tu vida y tus gestos.

Ahí estamos nosotros: en medio de la perplejidad,

el miedo y la alegría, proclamando nuestra fe en tu amor,

en tu Espíritu, que te ha resucitado y nos resucitará.

Padre nuestro...

15ª ESTACIÓN: El resucitado envía y acompaña siempre

- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos...

- Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del evangelio según san Mateo (Mt 28,16-20):

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos»”.

ORACIÓN

Jesús resucitado, que vives en medio de todos:

Tu resurrección te hace presencia ilimitada.

Nos acompaña también la desconfianza, la debilidad de nuestra fe.

Sin embargo tu presencia, siempre acogedora, siempre perdonadora,

sin reproches, como amor incondicional,

fortalece nuestro vacilante corazón.

La paz que nos infundes conduce a escucharte,

a reconocerte como hermano mayor,

que ha experimentado el amor divino y nos lo intima.

Escuchamos tu palabra: “Y sabed que yo estoy con vosotros

todos los días, hasta el final de los tiempos”.

Tu Espíritu nos recuerda tu palabra y tu vida,

nos conduce hacia la verdad,

ilumina el ser hijos de Dios y hermanos de todos,

nos empapa y envuelve en el amor del Padre.

Es como el agua, llena de fuerza y de fecundidad;

como el viento que lleva tu caricia y valor;

como la paloma que se posa, cobija, alimenta...

Que tu presencia resucitada nos haga testigos de tu evangelio, de tu amor.

Padre nuestro...

La bendición de Dios... Podemos ir en paz...

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