“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” Al creer a Jesús, encontramos el tesoro, la perla preciosa (D. 17º TO A 2ª Lect. 30.07.2023)

Dios trabaja con los que aman 

Comentario: “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rm 8,28-30)

En el v. 28 se cuestiona el sujeto del verbo “sinergeî” (trabajar con, cooperar, ordenar). La versión litúrgica, siguiendo la versión común y probable, pone como sujeto a “todo” (“pánta”). “En códices del año 200, hay una variante, aprobada entre otros por Orígenes, cuyo sujeto es Dios (“sinergeî ho zeós”). J. M. Bover la acepta y traduce: “sabemos que Dios trabaja todo para bien con los que aman, los que según su designio son llamados” (Las epístolas de san Pablo. Versión original. 4ª ed. Ed. Balmes. Barcelona 1959. P. 55). Me parece más expresiva esta versión. Destaca mejor la verdad de fe: Dios, que crea por amor, “trabaja con los que aman”. En el evangelio de Juan, Jesús habla de la actividad del Padre y suya: “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo” (Jn 5,17). Efesios pone la finalidad de la acción divina en el amor: “nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor” (Ef 1,4).

Los versículos siguientes (v. 29-30) enumeran cinco acciones divinas:

  1. a los que había conocido de antemano...”.Es experiencia creyente. Así la describe Jeremías: “antes deformarte en el vientre, te elegí...” (Jr 1,5). El libro de la Sabiduría supone el conocimiento y amor del Creador, previos a la existencia: “Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías creado. ¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?” (Sab 11,24-25a).
  2. los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos”. El Padre quiere que seamos imagen de su Hijo, como su Hijo es imagen suya. El Hijo nos da su Espíritu, para que vivamos como él: “todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor” (2Cor 3,18).
  3. los llamó”. Su voz tiene diversos cauces: conciencia (llama a la vida digna, suscita potenciales físicos, intelectuales, creativos, solidarios, etc.), la naturaleza (casa nodriza), la historia (signos de los tiempos), personas, culturas, religiones... Dios se va mostrando según nuestra capacidad. “En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo” (Hebr 1,2). “A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer” (Jn 1,18; 1,14; 14,8-11; 1Jn 1,1ss; Mt 11,27; Lc 10,22).
  4. los justificó”. Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Rm 5,s).Dios en todos ve a su Hijo. Estamos justificados todos. Su amor es como el sol siempre iluminando. Quien ama vive en Jesús, aunque no haya tenido conocimiento de él (Mt 25,3ss). El anuncio evangélico y su aceptación hace conscientes de su amor. Al adherirnos al Amor, manifestado en Cristo, podemos decir: “No hay condena alguna para los que están en Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Rm 8,1s). Igual mensaje: “ninguna criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38s).
  5. los glorificó”. Si sufrimos con él, seremos también glorificados con él” (Rm 8,17). Sufrimientos y gozos, propios del amor. Seguiremos sus huellas, como él las nuestras. Intuición que canta Juan de la Cruz: ´En los amores perfectos esta ley se requería: que se haga semejante el amante a quien quería; que la mayor semejanza más deleite contenía...” (Romance de la Encarnación).

Oración: “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rm 8,28-30)

Jesús, Hijo del Padre:

tu fe en el Padre te llevó a reconocerte Hijo suyo:

Yo y el Padre somos uno... Soy Hijo de Dios” (Jn 10,30.36);

Padre, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío” (Jn 17,10).

Te sentiste su portavoz:

el Espíritu del Señor está sobre mí,

porque él me ha ungido.

Me ha enviado a evangelizar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad,

y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos;

a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4,18s);

quien me ha visto a mí ha visto al Padre...;

el que me ama será amado por mi Padre” (Jn 14, 9. 21b).

Al creerte a ti, Jesús, encontramos el tesoro, la perla preciosa:

obtenemos el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos...;

el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones

por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,2a.5b);

no hemos recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor,

sino que hemos recibido un Espíritu de hijos de adopción,

en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».

Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu

de que somos hijos de Dios;

y, si hijos, también herederos; herederos de Dios

y coherederos con Cristo;

si sufrimos con él, seremos también glorificados con él” (Rm 8,15ss).

Por esta fe en tu palabra y en tu vida:

sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien;

a los cuales ha llamado conforme a su designio”;

que a los que había conocido de antemano

los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo,

para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.

Y a los que predestinó, los llamó;

a los que llamó, los justificó;

a los que justificó, los glorificó” (vv. 28-30).

Queremos, Cristo Jesús, sentirnos tu hermanos:

conocidos, amados y predestinados por el Padre

a ser imágenes tuyas, su Hijo amado;

“llamados” a la vida con tu carga de gozo y de dolor;

“justificados” con su amor divino en toda situación;

“glorificados” contigo, en tu amor y gloria.

Queremos, Jesús de todos, vivir como tú:

contemplando tu vida en nuestra vida, don del Padre;

poniendo nuestra vida en las manos del Padre (Lc 23,46);

haciendotus obras, y aun mayores” (Jn 14,2);

atendiendo a todos, pero especialmente a los más débiles...

Preces de Fieles (D. 17º TO A 2ª Lect. 30.07.2023) 

Los que aman trabajan con Dios y Dios con ellos, como Jesús, “haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el mal” (He 10, 38). Pidamos colaborar con el trabajo divino diciendo: “Queremos amar como tú, Señor”.

Por la Iglesia:

- que, atenta a la vida, descubra el amor del Padre a todos;

- que trabaje con su ejemplo comunitario, sinodal...

Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor”.

Por las intenciones del Papa (julio 2023):

- “que los católicos pongan en el centro de su vida la celebración de la Eucaristía”;

- “que ella transforme las relaciones y abra al encuentro con Dios y los hermanos”. Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor”.

Por los que presiden las comunidades cristianas:

- que sean elegidos por la comunidad sin discriminación de raza, sexo, nación...;

- que no sean vitalicios, sino mientras sirvan adecuadamente.

Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor”.

Por los refugiados, sin techo, en paro, enfermos...:

- que reconozcamos en ellos la imagen de Jesús;

- que mantengan “espíritu de fortaleza, amor y templanza” (2Tim 1, 7).

Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor”.

Por las vacaciones veraniegas:

- que las puedan disfrutar todos los ciudadanos;

- que sean días de descanso y fortalecimiento del Espíritu.

Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor

Por esta celebración:

- que nos dé a sentir el amor del Padre de Jesús y de todos;

- que haga nuestro corazón libre de odios, venganza, avaricia, de soberbia...

Roguemos al Señor: “Queremos amar como tú, Señor”.

Queremos, Señor Jesús, seguir tu camino: cuidar la vida, curar las enfermedades, hacer comunidades sanas, tener buenas intenciones, perdonar y acoger a todos. Como hacías Tú, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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