Jesús propone una familia universal (Sagrada Familia: Jesús, María y José. 28 diciembre 2025)

El Amor de Jesús permea todas las formas culturales y ayuda a crear hogares verdaderamente humanos

Lo que determina un hogar adecuado es la relación y los vínculos reales

Comentario:toma al niño y a su madre y huye a Egipto” (Mt 2,13-15.19-23)

Hoy coinciden los exégetas en que los relatos de la infancia de Jesús no son históricos. Son leyendas con fines edificantes y didácticos. Mateo intenta explicar a su comunidad, de origen judío, que Jesús es el Mesías esperado por Israel. En él se cumplen los deseos y promesas del AT. Con este fin crea escenas inspiradas en el AT: Jesús es el nuevo David (Mt 1,18-25: “hijo de David”), “hombre según el corazón de Dios” (1Sam 13, 14). Y el nuevo Salomón, “corazón sabio e inteligente” (1Re 3,12); los magos recuerdan a la reina de Saba que le llevó regalos (Mt 2,1-12). Jesús es el nuevo Israel (Mt 2,13s) que, como José, hijo de Jacob, se refugia en Egipto. Y, sobre todo, el nuevo Moisés, salvado de la matanza de niños (Mt 2,16-18), que llevó su pueblo a la tierra prometida. También un nuevo Sansón, consagrado a Dios, que, al vivir en Nazaret (Mt 2,19-23), es “nazareo”, que significa santo y consagrado (Is 4,3; Jue 16,17).

Hoy, con motivo de la Sagrada Familia, contemplamos a José, esposo de María, como su homónimo, el hijo de Jacob, del Antiguo Testamento, salvando a su familia, alejándola del territorio de Herodes, llevándola a Egipto (Gn 45-46). Dios, a través de su ángel o mensajero (la vida misma, acontecimientos, circunstancias), busca siempre el bien de las personas. Intuir peligros, encontrar salidas dignas... son voluntad divina. Según la teología de Mateo en Jesús se inicia el nuevo Israel. Su vuelta de Egipto es el éxodo. Por eso le aplica el texto de Oseas (11,1): “De Egipto llamé a mi hijo”. Jesús actualiza la experiencia de Israel hacia la tierra prometida. Jesús es el nuevo Israel, también sometido a vicisitudes históricas.

La situación política en Judea (reino del violento Arquelao) mueve a José a ir a “Galilea de los gentiles” (Mt 4,15). Se establece en Nazaret. Allí Jesús creció y vivió la vida normal de cualquier persona de su época y país. Hasta que sintió la llamada del Padre del cielo a anunciar el Reino de Dios tras la experiencia en el Jordán con Juan Bautista. En Nazaret vive, con toda normalidad, su infancia y juventud. Trabaja en el taller familiar para ganarse la vida. Así aprende vitalmente el consejo que daría a la gente: “no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia” (Mt 6,34).

En José podemos inspirarnos los cristianos. Salvar la familia de cualquier peligro es un imperativo ético de todo responsable familiar. Cuidar y respetar a todos, en especial a los más débiles, sean ancianos, jóvenes o niños. “Salvación” incluye la totalidad de la persona: alimentación, salud, cultura, valores, sentido último de la vida… Los modos de realizar la salvación están sujetos a usos, costumbres o tradiciones variables.

La realidad histórica ofrece situaciones similares a las que vivió la familia de José y María. Lo vemos cada día en nuestra sociedad. El movimiento migratorio tiene su raíz en la búsqueda vital de realización de familias y personas. Sigue habiendo situaciones políticas de dictadores que no dejan vivir. Hay situaciones naturales climatológicas, superpoblación respecto al desarrollo agrario o industrial, violencia social u otras causas, que incitan a muchas personas a buscar mejores perspectivas de vida. Y hay también libertad para vivir, viajar y asentarse, respetando a los demás, en cualquier lugar de la tierra, o incluso del universo.

Hoy la variedad de situaciones familiares es rica. Los seres humanos van eligiendo lo que consideran más racional y viable. El concepto de familia ha cambiado por las leyes de divorcio, derechos civiles reconocidos, mentalidad más abierta y tolerante. Al menos 18 tipos de familia reconocen hoy los expertos como aceptadas socialmente: Nuclear, Monoparental, Homoparental, Extensa, Adoptiva, de Padres Separados, Reconstituida o Compuesta, de Acogida, Sin Hijos, Transnacional, Elegida, de solo progenitor por elección, Unipersonal, de abuelos, de co-habitación, de parejas poliamorosas, de compañeros de vida, Ensamblada.

Hoy se piensa que no es la forma de familia lo que determina un hogar adecuado. Lo decisivo es la relación y los vínculos reales que aporte: escucha, amor y apoyo incondicional, transmisión de valores éticos y pistas de conducta constructiva personalmente, creación de espacio adecuado para encontrar la propia identidad, las cualidades y los modos de colaborar con el mundo real. Respetar esta diversidad abre perspectivas nuevas e invita a construir relaciones más libres y sanas. El amor que propone Jesús puede permear todas las formas culturales, y ayudar a crear un hogar verdaderamente humano.

Oración:toma al niño y a su madre y huye a Egipto” (Mt 2, 13-15.19-23)

Hoy, Señor Jesús, escuchamos en nuestro corazón:

Levántate, toma al niño y a su madre y huye...

quédate allí hasta que yo te avise...” (Mt 2,13).

Sigue en pie hoy la misma invitación:

“levantaos, tomad a vuestros niños,

y huid a cualquier Egipto”;

invitación envuelta en la realidad:

del hambre y la miseria,

falta de agua y explotación del pobre,

dictadura política o fanatismo religioso,

injusto reparto de la riqueza,

querer vivir otras culturas,

deseo de promocionar otros países,

afán de dar a conocer nuestra alegría...

El mundo se está haciendo más casa de todos:

nuestras ciudades se han vuelto multirraciales,

nuestros campos son regados con sudores multinacionales,

las escuelas integran saberes de todos los colores,

los mercados ofrecen lo mejor que produce la tierra,

hasta nuestros templos abrazan hermanos venidos de lejos.

Hoy las comunidades cristianas celebran la familia: 

revestida de compasión entrañable, bondad, humildad,

mansedumbre, paciencia;

que se sobrelleven mutuamente y se perdonen

cuando alguno tenga quejas contra otro.

Y por encima de todo esto, que viva en Amor,

que es el vínculo de la unidad perfecta” (Col 3,12-14).

Tu familia, Jesús, tuvo dificultades por dentro y por fuera:

su inicio ya tuvo problemas:

           embarazo sospechoso,

           dudas de José,

           oscuridad del misterio...;

su desarrollo presenta muchos avatares:

           nacimiento en un cobertizo,

           huida a Egipto y vuelta a Nazaret,

           ¿hijo, por qué nos has tratado así? (Lc 2,489,

tu familia vino a llevarte, decían

que estabas fuera de sí” (Mc 3,21).

           ¿quién es mi madre y mis hermanos? (Mt 12,48).

Tú, Jesús, propones una familia universal:

tu reino de vida es casa bien avenida,

mesa compartida,

cuidado preferente a los más débiles,

amor desinteresado como el del padre y la madre,

dignidad de hijos y hermanos para todos,

sin títulos, privilegios y distinciones honoríficas.

Al meditar sobre tu familia y la nuestra:

miramos la realidad de nuestros días;

la variedad de situaciones familiares es rica;

hoy se valora que la familia sea funcional:

promotora del bienestar de todos.

Amor y respeto son la base de cualquier familia:

saben afrontar humanamente sus problemas;

hay comunicación abierta y respetuosa,

se apoyan en todas las dificultades,

celebran unidos los momentos importantes,

tienen claro las reglas de conducta,

pero son comprensivos.

Hoy se huye de la familia disfuncional:

ámbito de miedo, silencio y rigidez;

donde se habla poco y con agresividad;

donde no se respeta la identidad personal;

donde los conflictos no se abordan, se ocultan;

donde es imposible el crecimiento sano,

           el bienestar común, la alegría compartida.

Te pedimos, Señor, tu Amor para toda familia:

 “revestida de compasión entrañable, bondad, humildad,

mansedumbre, paciencia;

que se sobrelleven mutuamente y se perdonen

cuando alguno tenga quejas contra otro.

Y por encima de todo esto, que viva en Amor,

que es el vínculo de la unidad perfecta” (Col 3,12-14).

rufo.go@hotmail.com

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