“El presbítero casado es una riqueza para las comunidades, para la teología y para la iglesia en general” Siete preguntas (Sacerd. Caelib. nº 3) en busca de respuesta evangélica (VI)

5ª.- ¿No saldría favorecido el ministerio sacerdotal, facilitada la aproximación ecuménica? (B)

Muchos obispos reconocen la necesidad:debes ir en esa dirección

Mucha gente de Iglesia está apremiando. Buen testigo es J. María Castillo, teólogo tan ilustrado como humano: “lo más razonable, en este momento, es afirmar sin titubeos que ya es apremiante la necesidad de afrontar con urgencia la supresión de la obligatoriedad del celibato eclesiástico para los sacerdotes de rito latino” (Curas Casados. Historias de fe y ternura. Moceop. Albacete 1910, p. 344).

Siguen años de silencio sobre el tema en las altas esferas eclesiales. En el Sínodo de los jóvenes (octubre 2018) un obispo belga, Jean Kockerols, auxiliar de Bruselas, se atrevió a decir a sus hermanos obispos, unos 300: “Estoy convencido de que los jóvenes que han elegido casarse también pueden ser llamados por la Iglesia a servir, especialmente en el ministerio sacerdotal”. “Recibí un amable aplauso de la asamblea cuando lo dije y muchos obispos vinieron luego a hablar conmigo en el descanso, en la hora del café, para asegurarme de que tengo razón: ‘debes ir en esa dirección'”, ha contado el obispo. Pero las autoridades más decisivas siguen en silencio.

No estamos autorizados a hablar de justicia y amor en la iglesia, sin practicarlas” con los sacerdotes casados

Julio P. Pinillos cita conversaciones de bendición de algunos pastores brillantes de la Iglesia:

- “Con el cardenal B. Hume, de Londres, quién después de dos horas de diálogo a fondo sobre los objetivos pastorales serenos de muchos sacerdotes casados y sobre la situación de rechazo que percibíamos en muchos obispos, exclamó: «Esta situación no debe seguir así. Hablaré con Roma».

- Con el cardenal emérito Mons. Franz König, en Viena, después de una hora de diálogo lento por su muy avanzada edad, animó a la federación: «Conozco lo que hacen, sigan trabajando como lo vienen haciendo... No se desanimen, verán los frutos».

- Ladislau Biernaski, obispo auxiliar del arzobispo de Curitiva (Brasil) -quien intervino en el Encuentro de «Padres Casados» de Brasil-, dirigiéndose a toda la asamblea nos dijo: «Yo he crecido estos días con vosotros, ya no puedo callar esta riqueza que descubrí entre vosotros. Esto lo tengo que decir ante la Conferencia Episcopal de Brasil».

- Alberto Alblondi, obispo de Livorno y segundo secretario de la Conferencia Episcopal italiana, nos recibió junto con su obispo auxiliar y nos dijo de despedida: «Os he recibido con respeto y con amor. Lo que dicen las leyes es una cosa y cómo debe reaccionar el obispo es su decisión. No estamos autorizados a hablar de justicia y amor en la iglesia, sin practicarlas».

- Pedro Casaldáliga, Obispo español en Brasil, con quien convivimos en familia durante cinco días, nos entregó este saludo-apoyo entusiasta para nuestro IV Congreso: «Vosotros debéis defender el celibato opcional en la Iglesia católica, como otros estamos defendiendo la justicia con “los sin tierra”; y en una celebración dominical sencilla en su catedral de Sao Felix do Araguaya, en el momento de damos la paz a mi esposa y a mí, caminantes hacia el congreso de Brasilia, nos dijo «Debéis defender esta causa justa de la iglesia -la opcionalidad de celibato- porque hará mucho bien. Defendedla con generosidad». (Ibid. P. 100).

Muchos teólogos célibes han despejado el camino

“Gracias a la ayuda doctrinal de muchos teólogos célibes -Fernando Urbina, Rufino Velasco, J. María Castillo, J. María González Ruiz, Andrés Tornos, Julio L2ois ... -, que se nos brindaron, y gracias a la confrontación fraterna de nuestra experiencia, llegamos a formular lúcidamente -así nos lo sigue pereciendo hoy- el siguiente principio teológico de gran carga práctica:

`tanto fundamento bíblico, teológico, pastoral, sociológico, psicológico y espiritual tiene la opción presbiteral célibe como la no célibe´.

Nos incumbe como tarea pastoral acumular experiencia que muestre que el presbítero casado es una riqueza para las comunidades, para la teología y para la iglesia en genera1. Con tal confianza, igual que Moisés «que se apoyó en el Invisible como si lo viera» (Hebr. 11,27)- nos dispusimos a caminar pacientemente, convencidos de que “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo” (Jn 12, 24), seguros de que la tarea será lenta. pero también de que quien lo intente hará un gran servicio a la Iglesia, a los curas y a la sociedad” (Ibid. p. 96).

“Me parece más honesto que existan los dos modelos

Lo reconocía hace unos años el benedictino alemán, Anselm Grün, acompañante espiritual de muchos sacerdotes, en una entrevista a un periódico argentino:

“-No obstante estas dificultades, ¿usted propone que el celibato sea opcional?

 -Sí. Me parece más honesto que existan los dos modelos. Yo he acompañado a sacerdotes maravillosos que al juntarse con una mujer tuvieron que dejar su sacerdocio. Mi principal argumento es que sería más sincero, porque hay algunos sacerdotes que viven en dos planos. Los sacerdotes deberían poder elegir entre dos formas: aquellos que quieren contraer matrimonio y los que quieren ser célibes... Si hoy la Iglesia diera al sacerdote la posibilidad de estar casado, no perdería a tantos sacerdotes valiosos. Esta sería más transparente (Anselm Grün. Entrevista de Silvina Premat en La Nación. Buenos Aires. 26 abril 2006).

Es incomprensible la marginación de los sacerdotes católicos

Resulta incomprensible la obstinación de la alta dirección eclesial en hacernos creer que es voluntad de Dios lo que simplemente es determinación humana. Identifican su papel de “representar” a Dios (testimoniando su verdad y amor) con “suplantarlo”. La contumacia histórica en no querer cambiar, y terminar pidiendo perdón tras siglos de permanencia en el error, no les ha abierto los ojos. Son ciegos que pretenden guiar a otros ciegos, según la imagen evangélica. Los hombres y mujeres de nuestra sociedad no pueden hoy comprender la obsesión, la hostilidad, el desprecio, la marginación, el ninguneo... que las altas esferas de la Iglesia católica mantienen con los sacerdotes casados católicos. Roma no tiene inconveniente en admitir a ministros casados del Anglicanismo, Ortodoxia, Reforma protestante, etc. Éstos también prometieron en conciencia seguir o desempeñar sus ministerios en sus respectivas confesiones. Evolucionaron y descubrieron su paso al Catolicismo como más de acuerdo con sus conciencias. Encontraron brazos abiertos en la Jerarquía católica: su matrimonio no era problema. Esta comprensión y benevolencia no existe para el católico.

Jaén, agosto 2019

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