“La Iglesia católica debe ser más abierta y transparente La sinodalidad se aprende practicándola

Ensancha el espacio de tu tienda” (11)

Al leer esta parte del Documento de la Etapa Continental (DEC), sobre la forma y la espiritualidad sinodales, he revivido mi experiencia parroquial de más de cuarenta años. Los curas que acompañamos al Vaticano II intentamos vivir esta sinodalidad. Pusimos en marcha los Consejos Pastorales y de Economía. Inspiramos en las parroquias el aire de la corresponsabilidad. Apoyamos siempre cambios participativos en las diócesis. Hasta promovimos una renuncia de arciprestes porque el obispo había decidido nombrar vicario general y rector del seminario sin consultar. De poco sirvió, ya que el invierno “sinodal” inundó todas las instituciones en el pontificado de Juan Pablo II. Desde “lo alto” se fue decidiendo todo. Los sacerdotes más conservadores ocuparon los cargos más decisivos. Los seminarios se recluyeron a la ley y emitieron clero reglado hasta en el atuendo. Hoy se quiere volver a lo que dejamos a medio hacer. Tras ver que más de cien mil sacerdotes han sido obligados a dejar el ministerio, las iglesias se han vaciando, no hay vocaciones célibes, etc., ahora quieren volver a lo que se negaron a continuar. Ahora quieren que los cristianos se hagan corresponsables, que tomen cartas en la misión eclesial. Ahora están dispuestos a tratar temas e incluso a discernir decisiones. Bienvenido retorno a Vaticano II. Lo triste es que ahora los sacerdotes más jóvenes y obispos similares, no aceptan la sinodalidad. Es la educación recibida. Es muy triste que quienes exigían obediencia a los Papas anteriores, ahora renieguen del Papa actual. Aún no hemos asimilado bien que “hay que obedecer a Dios (Jesús y su evangelio) antes que a los hombres” (He 5,29).  

Las instituciones y estructuras eclesiales, sobre todo las más decisivas, deben adoptar “forma y modo” sinodales. El derecho canónico estará al servicio de la sinodalidad (DEC 71). Y no como sucede ahora . Por supuesto que todo cambio se acompañará del Espíritu evangélico, alimentado en la oración y las competencias adecuadas (DEC 72).

El DEC reconoce a los continentes como “zonas caracterizadas de cierta cohesión y homogeneidad cultural”, “comunidades eclesiales ligadas a los rasgos de cada cultura”, raíces históricas comunes”, “tendencia a la homogeneidad sociocultural” y “mismos desafíos para la evangelización”. La Etapa Continental se propone para reforzar vínculos, comunicar experiencias, intercambiar dones, posibilidad de opciones pastorales nuevas (DEC 73). Hay una llamada de atención a la Curia Romana para que crezca “en práctica y espíritu” sinodales, según pide el Papa en “Praedicate Evangelium” (DEC 74). También las síntesis piden que las Conferencias Episcopales admitan “representantes del clero y del laicado de las distintas diócesis” (DEC 75). La “dinámica continental” trae modos de “articular la sinodalidad eclesial y la colegialidad episcopal, y mejorar la sintonía en los modos ordinarios de ejercer el ministerio episcopal” (DEC 76). La sinodalidad de la Iglesia católica siro-malabar debe renovarse a nivel local, regional y universal (DEC 77).

Los obispos de Corea hacen constar que “se ha hablado de la necesidad de contar con estructuras y organismos que reflejen auténticamente un espíritu de sinodalidad”. Se refieren a los Consejos pastorales, económicos, diocesanos y parroquiales, episcopales y presbiterales... Muchas síntesis subrayan “la necesidad de que estos organismos no sean meramente consultivos, sino lugares donde las decisiones se tomen en base a procesos de discernimiento comunitario y no según el principio de las mayorías” (DEC 78).

El Documento recoge un comentario individual del Reino Unido: “La Iglesia católica debe ser más abierta y transparente: todo se hace en secreto. Los órdenes del día y las actas del consejo parroquial nunca se hacen públicos, ni se discuten las decisiones del consejo de asuntos económicos, y los presupuestos no son públicos” (DEC 79). Cuando no hay transparencia se diluye la responsabilidad, surgen bulos, desparece la credibilidad. Es un dato de experiencia. Lo viví en una parroquia de forma evidente. Especialmente en el aspecto económico. Al hacerme cargo, revisé los ejercicios de economía anteriores. Los aportes de los fieles en todas sus formas eran suficientes. Inmediatamente puse en marcha el Consejo de Economía. Ellos controlaban ingresos y gastos. Para disponer de la cuenta bancaria se necesitaba la firma de uno de ellos con la mía. Cada mes se informaba a la parroquia de gastos e ingresos. De lo “comido por lo servido” durante años se pasó a un superávit de más de cinco millones de pesetas en el primer año. Así planteamos la reforma del templo en situación lamentable. La gente se volcó con iniciativas múltiples. Se hizo una espléndida reforma del templo con coste superior a cien millones de pesetas. No hizo falta ayuda diocesana. Colaboró el Ayuntamiento. Al dejar la parroquia había de fondo unos 150.000 € para construir la casa parroquial, que hizo el párroco siguiente.

Los obispos de la República del Chad comunican: “en algunas cuestiones, el ejercicio de la autoridad es efectivamente colegiado, a través de la consulta de los organismos de las diversas estructuras de administración, gestión y animación pastoral [...]. Pero a veces es triste constatar que en nuestra Iglesia católica hay obispos, sacerdotes, catequistas, responsables de comunidades..., que son muy autoritarios. […] En lugar de servir a la comunidad, algunos se sirven a sí mismos con decisiones unilaterales...” (DEC 79). 

También las universidades e instituciones académicas deben vivir la sinodalidad. Sus facultades de teología deberán investigar la sinodalidad en eclesiología, en cristología, en pneumatología... (DEC 80). Los institutos de vida consagrada puede aportar mucho. Ellos viven intensamente sus procesos de discernimiento y decisión. Su gobierno “circular (participativo) y menos jerárquico y piramidal” es ejemplo para todos (DEC 81).

La cultura de la sinodalidad no es sólo de técnicas de acción. La Conferencia Episcopal Española subraya la necesidad de “una formación integral que atienda a la dimensión personal, espiritual, teológica, social y práctica. Comunidad de referencia... para practicar la sinodalidad, madurar y crecer en la fe, participar en la vida pública, acrecentar el amor y la participación en la Eucaristía, asumir ministerios estables, ejercer corresponsabilidad real en el gobierno de la Iglesia, dialogar con las otras Iglesias y acercarse fraternalmente a los alejados” (DEC 82). Los obispos de Myanmar insisten en “desarrollar programas de educación y formación dirigidos al clero y a los laicos para una comprensión compartida de la sinodalidad” (DEC 82). La Conferencia Episcopal de Sri Lanka recuerda la importancia de esta formación en los seminarios (DEC 83).

La Iglesia católica greco-melquita pide espiritualidad sinodal, necesaria para hacer discernimiento espiritual y “todo proyecto sea acogido y acompañado por el Espíritu Santo” (DEC 84). Esta espiritualidad “acoge las diferencias, promueve la armonía y saca de las tensiones la energía necesaria para avanzar en el camino”. Espiritualidad del “nosotros”, que pueda valorar las aportaciones de cada persona” (DEC 85). “Método de la conversación espiritual..., en torno a la Palabra de Dios y a las diversas resonancias que suscita en el corazón de cada uno... El método debe evolucionar hacia el discernimiento comunitario... articulado con los procesos de toma de decisión” (DEC 86). Así se pueden afrontar las “múltiples tradiciones entre Oriente y Occidente, la variedad de carismas en la vida consagrada y en los movimientos eclesiales, y las polarizaciones en muchas Iglesias” (DEC (87).

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