Tu Espíritu nos conduce siempre a disfrutar la vida con gratitud y alegría La vida en el Espíritu es muy humana (Domingo 14º TO A 2ª Lect. 09.07.2023)

El Espíritu Bueno conduce a la fe en Cristo, a seguirle en su modo de vida

Comentario: “El Espíritu de Dios habita en vosotros” (Rm 8,9.11-13)

En este ciclo, Romanos 8 se lee los domingos XIV-XVIII del TO. Como este año, el 6 de agosto, Transfiguración del Señor, es domingo, no celebramos el domingo TO XVIII. Este capítulo es central en el tema de la justificación. Tras presentar el hecho (Dios nos ha reconciliado) y su aspecto negativo (libra del mal moral y de la letra de la ley), en este capítulo se expone positivamente la ayuda graciosa de Jesús, la nueva vida en su Espíritu y la esperanza en la gloria definitiva que alegra y acompaña. Ante la situación inhumana, Dios, por pura gracia, libremente, ha intervenido, enviando al Hijo a revelar y realizar su justicia, su amor, su proyecto de vida. El protagonista es el Espíritu, citado aquí veintiuna de las treinta y cuatro veces en toda la carta.

Conviene tener clara la antítesis paulina de “sarx/pneuma” (carne/espíritu). No alude a cuerpo y alma (dualismo platónico). “Carne” no es el cuerpo humano y mucho menos al sexo. Son el conjunto de tendencias-pulsiones humanas, ansiosas de egoísmo y violencia. Algunos traducen “bajos instintos”. Similar al “mundo” en los escritos de Juan. Está en la persona y en el ambiente egoísta. Afecta a toda la persona: física, afectiva o emocional, inteligente, volitiva... Es el conjunto de “potenciales negativos": egoísmo, soberbia, ira, avaricia, violencia, pereza, envidia... Tendentes, según Pablo, a la “fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordia, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, disensiones, rivalidades,borracheras, orgías y cosas por el estilo” (Gál 5, 19-21). Son vivencias de “muerte”: “Si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis” (Rm 8,13). Provocan situaciones de miseria, hambre, guerras, explotación, odios... Situaciones inhumanas, muerte de verdadera vida. 

En el v. 9, Pablo dice a los cristianos de Roma: “vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo” (Rm 8,9). Es la gran afirmación leída hoy: vosotros no estáis esclavizados por los bajos instintos. Sois libres por el Espíritu que os habita. Cristo se ha hecho presente en vuestra vida por su Espíritu, y os ha hecho vivir la “justicia” de Dios, su Amor. La presencia de Jesús justo, bueno y compasivo como Dios, os justifica, os hace buenos, os llena de su amor gratuito. El Espíritu Bueno conduce a la fe en Cristo, a seguirle en su modo de vida. Sin el Espíritu de Cristo no hay cristiano.

El Espíritu afecta a toda nuestra personalidad. Nuestro potencial humano se vigoriza, se reafirma, se hace agradable a Dios, cuando nos dejamos llevar por el Espíritu de Jesús. Casados y célibes pueden vivir santamente. Animados del Espíritu, son capacitados para presidir la comunidad, administrar sacramentos, anunciar el Evangelio: “Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido” (1Pe 4, 10). Los efectos o frutos del Espíritu nos dan una vida inmensamente atractiva: vida en “amor, en alegría, en paz, en paciencia, en afabilidad, en bondad, en lealtad, en modestia, en dominio de sí” (Gál 5, 22-23). Y nos asegura una esperanza que calma todos nuestros deseos: “Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis” (vv. 11-13).

Oración: ““El Espíritu de Dios habita en vosotros” (Rm 8,9.11-13)

Jesús, vida auténticamente humana:

Pablo nos recuerda hoy la gran verdad cristiana:

vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu,

si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros;

en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo”.

Hemos sido invitados a vivir tu misma vida:

hemos creído en el amor del Padre;

hemos sentido que tu Espíritu actúa en nosotros:

nos ha movido a llamar Padre al Creador;

nos ha quitado el miedo a la divinidad;

nos ha capacitado para vivir libres para el bien;

nos ha hecho generosos y sencillos;

nos ha mantenido fieles a su amor en toda situación;

nos ha amistado con la búsqueda de la verdad en todo;

nos está comprometiendo a luchar por la vida de todos...

Tu Espíritu, Jesús, nos fortalece contra el mal:

Pues si vivís según la carne, moriréis;

pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo,

viviréis” (Rm 8, 13);

tu Espíritu nos incita continuamente:

a extraer el egoísmo y la rivalidad en toda relación;

a eliminar intereses malsanos e injustos en el trabajo;

a alejar la grosería, la insolencia, el cinismo;

a no adorar a ninguna criatura como si fuese Dios;

a no manipular ni engañar a nadie;

a no considerar enemigo a ninguna criatura...

Tu Espíritu nos conduce siempre:

a disfrutar la vida con gratitud y alegría;

a controlar la sexualidad, expresión de amor verdadero;

a endulzar las contradicciones con comprensión;

a sujetar las ambiciones con realismo y amor mutuo:

no buscando el bien sólo para mi gente;

eliminando aquello de “al enemigo, ni agua”;

alegrándonos  por el bien y la prosperidad...

Esta es, Jesús del amor, la vida verdadera:

viviendo según la inspiración del Espíritu Bueno;

actuando como el Padre,

que que hace salir su sol sobre malos y buenos,

y manda la lluvia a justos e injustos...;

sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,38-48);

creyendo en el que él ha enviado...”;

creyendo en ti, Cristo Jesús:

el pan de Dios que baja del cielo y da vida al mundo...:

`Yo soy el pan de vida.

El que viene a mí no tendrá hambre,

y el que cree en mí no tendrá sed jamás´” (Jn 6,29-35).

Preces de los Fieles (D. 14º TO A 2ª Lect. 09.07.2023)

El Espíritu de Dios nos atraído hoy a la celebración de la memoria de Jesús. Él ora en nuestro corazón y nos ayuda a pedir lo que realmente necesitamos. Dejémonos llevar del Espíritu diciendo de corazón: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por la Iglesia universal:

- que sea capaz de cambiar lo no conforme con el Evangelio;

- que promueva comunidades adultas, libres, guidas por el Evangelio.

Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por las intenciones del Papa (julio 2023):

- “que los católicos pongan en el centro de su vida la celebración de la Eucaristía”;

- “que ella transforme las relaciones y abra al encuentro con Dios y los hermanos”. Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por nuestras parroquias:

- que no sean comunidades infantilizadas, sin voz ni voto;

- que pueda reunirse, opinar y decidir según el Evangelio.

Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por los que presiden las iglesias:

- que sean elegidos y aceptados por la comunidad;

- que sean dialogantes, servidores sencillos, amigos de los más débiles.

Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por nuestra sociedad:

- que sea más humana, sin violencia, cuidando de los más pobres;

- que seamos fermento de verdad, de honradez, de trabajo, de vida.

Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Por esta celebración:

- que sintamos el Espíritu de Jesús: que nos perdona, nos reaviva y anima;

- que nos convierta al Amor y al trabajo por la vida de todos.

Roguemos al Señor: aviva en nosotros el fuego de tu amor”.

Queremos, Señor, vivir un cristianismo libre, adulto, responsable, atento a los cambios culturales, en comunidades que sigan la inspiración de tu Espíritu Bueno. Te lo pedimos a ti, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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