El P. José Antonio Bargues Marcos anuncia que deja la presidencia del Casal de la Pau Casal de la Pau: Medio siglo de la casa de acogida y reinserción de ex-presos

Bargues cuando la Generalitat premió al Casal de la Pau con Ximo Puig, presidente.
Bargues cuando la Generalitat premió al Casal de la Pau con Ximo Puig, presidente.

“Sólo se puede salvar la idea de Casal de la Pau si sigue siendo una asociación de voluntariado, una plataforma de encuentro capaz de sostener una serie de programas de servicios”

"La dedicó en exclusiva a una casa de acogimiento de presos que no tenían a dónde ir una vez cumplidas sus penas en prisión, los alojaba, mantenía y curaba"

Bargues ha cumplido 79 años y ha anunciado que a los 80 dejará la presidencia del Casal de la Pau, que es civil, aunque de inspiración cristiana. Se va, pero seguirá en relación con la familia creada

"Queremos poder acercarnos a los que viven en la exclusión desde un tú a tú real y sin grandes retóricas", dice Bargues

Al poco de ser ordenado sacerdote, joven misacantano, lo enviaron de coadjutor a Benaguasil, y posteriormente con el mismo rango a Valencia, a la parroquia de san Eugenio, junto a la cárcel Modelo. Era 1970 y aquella inmensa mole contenedor de presos le impresionó. Siempre se ha dicho que las cárceles son contenedores de seres humanos que no sirven para nada, menos para rehabilitar o reinsertar.

Todos los días veía trajín por allí de gente que entraba y salían. Los que ingresaban conducidos a la fuerza, los que egresaban desorientados, sin saber dónde ir y qué hacer. Aquello le hizo reflexionar. Había allí un nicho de actividad pastoral que nadie atendía. Y comenzó a elaborar un proyecto que va camino ya del medio siglo de realidad. Mientras lo pergeñaba compaginaba su inquietud social con conatos de ideas sociales, con gente inquieta y pioneros del voluntariado.

Le conocí por entonces en reuniones con el P. Alfredo Oltra, de Radio Popular, quien montó en Valencia el Teléfono de la Esperanza, y el equipo de voluntarios que por entonces faenábamos en el provechoso invento. Allí nació la revista “Los marginados” tratadora de temas sociales y arriesgados, delicados, como la droga, curiosamente primer factor criminógeno en el tardofranquismo y la transición.

José Antonio Bargues Marco pronto se volcó en exclusiva en el diseño que acariciaba: Domus Pacis. La Casa de la Paz, hoy llamado Casal de la Pau. La dedicó en exclusiva a una casa de acogimiento de presos que no tenían a dónde ir una vez cumplidas sus penas en prisión, los alojaba, mantenía y curaba. Le llegaban algunos enfermos y terminales, procuraba ser lo más paliativo posible para con sus situaciones. Concitó simpatías y ayudas diversas y variopintas generalmente particulares o privadas. Las oficiales costaron y siguen renqueando.

Casal de la Pau

La Asociación Domus Pacis - Casal de la Pau se formó en 1972 en un intento de afrontar y dar salida viable primero a personas jóvenes que a veces, después de haber pasado por reformatorios, ingresaban en centros penitenciarios como consecuencia de delitos relacionados con sus evidentes carencias de socialización, pobreza extrema o situaciones familiares y sociales traumáticas.

La Asociación entendió en aquel momento -frente al pensamiento tradicional que establecía la desconfianza como punto de partida, y la represión y el castigo como método de intervención- que había que partir justamente de la confianza misma y sostener la convivencia en el reconocimiento y afianzamiento de los aspectos positivos que cualquier persona posee.

Primero fue un piso, luego una residencia, más tarde un edificio que es su actual sede. La labor ha sido enorme, no exenta de dificultades, y ha sido posible gracias al gran número de voluntarios. Ahora, una voluntaria, Rocío Gómez-Ferrer, secretaria judicial, ha escrito un libro donde se cuenta la obra de José Antonio Bargues, “Todos tenían la llave”. Y lo ha hecho aprovechando los retales de tiempo que el tratamiento contra un cáncer sufrido le dejaba. El libro refleja “lo que movió entonces a José Antonio y lo que le mueve ahora con el Casal. Lo importante es que contemos con el Casal en Valencia, que es caridad total y entrega incondicional”, ha apuntado Rocío.

Casal de la Pau

Bargues ha cumplido 79 años y ha anunciado que a los 80 dejará la presidencia del Casal de la Pau, que es civil, aunque de inspiración cristiana. Se va, pero seguirá en relación con la familia creada. Y en vísperas de la salida rinde gratitud al voluntariado, su gran apoyo. Y llama a fortalecerlo más. En su última reflexión de dación de cuentas, Bargues dice:

“Aceptamos, y lo entendemos como lógico, que una parte de nuestra actuación como asociación está condicionada por nuestras relaciones de dependencia con las instituciones penales, con la administración de justicia y con otras administraciones. La oferta de los ‘conciertos’ con la administración lleva a reflexionar. Hace años pedíamos ‘conciertos’ estables con las administraciones... En principio, para el 2020 plantean solicitar subvención de enero a septiembre y simultáneamente ir preparando la acreditación de los centros y servicios para que a partir de octubre de 2020 ya acrediten con cada centro. Esta acreditación alcanzaría hasta diciembre de 2021. Ya para enero de 2022 se establecería el concierto de forma permanente …“

Salvar el Casal de la Pau

Y añade, al tiempo que alerta: “Tengo claro que sólo se puede salvar la idea de Casal de la Pau si sigue siendo una asociación de voluntariado, una plataforma de encuentro capaz de sostener una serie de programas de servicios, claro que sí, pero que no es sólo eso. El Casal de la Pau no está en función del trabajo de los profesionales; y, entre otras cosas, eso quiere decir que no son los profesionales quienes deciden quiénes y cuántos voluntarios tiene o le interesa tener a nuestra asociación. A mi modo de ver se trata de una cuestión de concepto que está en la base del horizonte en el que queremos movernos. La maquinaria asistencial ha de funcionar en la perspectiva de los valores del Casal de la Pau. Queremos poder acercarnos a los que viven en la exclusión desde un tú a tú real y sin grandes retóricas. Si intentar comprender cuesta más tiempo, hemos de dedicar ese tiempo y no compensa facilitar el propio trabajo con protocolos reduccionistas.”

Bargues

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