Una tradición que Castielfabib cumple todos los años desde la época medieval Los mozos voltean las campanas agarrados fuertemente a ellas el Domingo de Pascua

Los mozos voltean las campanas agarrados fuertemente a ellas el Domingo de Pascua
Los mozos voltean las campanas agarrados fuertemente a ellas el Domingo de Pascua

50 campaneros de la catedral de Utrecht (Holanda) vinieron a presenciar y estudiar la singular costumbre.

En la campana medieval, la Guillermina en honor a san Guillermo el patrón, está dibujado el Cordero Pascual.

"Miedo no, tensión", responde Cesáreo Casinos, totofactum de Castielfabib, al ser preguntado si se pasa miedo cuando los mozos voltean la campana subidos a ella. "Nunca ha pasado nada, sólo recuerdo uno que se mareó, porque le sentó mal un cortado que se tomó antes". En la mañana del domingo de Pascua -dicen que desde la Edad Media- los mozos de Castielfabib -la Quastil al´ ltabib musulmana-, trepan a la trucha de la Guillermina (450 kilos) y voltean agarrados a ella.

A los 14 años se comenzaba a practicar, aprendizaje que llegaba a durar dos años. El 90% de los hombres del pueblo saben bandear la campana y en sus años mozos se subían al campanario el día de Pascua,  o el del patrón  San Guillermo. O cuando se preveía grandes tormentas de granizo.

Ha habido siempre una fuerte creencia popular, verificada en no pocos casos, de que la Guillermina -bautizada así en honor a San Guillermo, duque de Aquitania, quien según la tradición vivió de eremita en una cueva de las afueras del pueblo- deshace y espanta las tormentas, sobre todo las de granizo. Al amenazar borrasca, la costumbre ha sido bandear la campana, que con sus vibraciones dicen rompe las nubes y las deshace.

No son partidarios de la mecanización de sus campanas para que la tradición no se pierda. En prevención a ello,  tienen un proyecto para hacer espadaña exenta de la Iglesia Fortaleza y colgar en ella la Guillermina donde sigan aprendiendo los de la muchachada y volteando los mozos, tarea hasta hace poco exclusiva de los hombres y a la que ya lo están intentando las mujeres.

Raúl Eslava, detallista historiador de todo el Rincón de Ademuz, ha investigado y escrito en abundancia sobre esta curiosa y arraigada costumbre. Tiene un libro "Castielfabib y su patrimonio histórico-artístico", con capítulo expreso sobre su iglesia, torre campanario y campanas. En él estudia a la Guillermina, que tiene una inscripción donde se lee: "San Guillermo, ora pro nobis, esta es la Boz del angel que en el acto suena". Su tesis es que la campana es medieval, refundida en el XVII, y conserva de la antigua un dibujo esculpido de un sello con rasgos góticos con uno de sus cuarteles donde aparece el Cordero Pascual. La tradición mantiene para el domingo de Pascua los toques de gloria por el Resucitado.

Castielfabib está en el corazón del Rincón de Ademuz, donde se juntan los tres Reinos,  Castilla, Aragón y Valencia. A las cinco de la tarde del Viernes Santo cuando los mozos de pueblo bajan a las riberas del río a por dos chopos, los  más altos que encuentren y llevarlos a la plaza mayor del pueblo, donde el Sábado Santo los plantan colgados de sus altos premios y trofeos para quienes se atreven a treparlos.

A las ocho de la mañana del Domingo de Pascua, la Guillermina anuncia la Resurrección del Señor. Voltea por el impulso de los mozos, ellos fuertemente abrazados a ella. Cuando la campana va a iniciar sus vueltas, en pleno movimiento saltan a caballo de ella y juntos giran amarrados a trucha y bronce por sus brazos y sostenidos por sus piernas, subidos a las truchas, las manos agarradas fuertemente al peine de la cabeza del yugo y los pies puestos sobre el travesaño del mismo, a cincuenta metros de altura sobre el suelo.  El voltear con ella es una tradición, dice el saber popular, que se remonta al medioevo.

El único cuidado que tienen los volteadores es que su cabeza no sobresalga mucho del yugo para que no roce en la ventana de la campana y que los que la empujan en ese momento lo hagan con tino, al ritmo adecuado. Lo habitual es dar media docena de vueltas a la campana, pero ha habido apuestas para ver quien lograba más. Volteadores precoces, con 15 años, han llegado hasta casi 50. Otros, al estilo de los pilotos de aviación, cuentan en sus curriculums las vueltas, hay quien tiene 1.000 horas de volteo. Tras la Misa, le siguen en la plaza las cortesías, el Encuentro, el chocolate, las cucañas y en la tarde noche la verbena

 La singularidad del pequeño y encantador pueblo de Castielfabib ha hecho que en cierta ocasión lo visitaran 50 campaneros de la Catedral de Utrecht (Holanda) para presenciar esta gesta, única en España, en visita organizada por el Gremio de Campaneros de Valencia una oportunidad única para los de Castielfabib para promocionarse turística y culturalmente en Holanda.

La torre campanario es la de su iglesia-fortaleza, conformada por diversos estilos y épocas, polivalente, lugar de culto, fortín, almacén de diezmos, herrería,… Servía para todo, era una especie de Casa del Pueblo. Son destacables las importantes muestras de pintura mural gótica descubiertas durante las tareas de reconstrucción.

De mis correrías por los pueblos valencianos he de confesar que siempre he sentido una especial debilidad por Castielfabib, Castiel para los lugareños, por sus parajes, sus aldeas, sus monumentos, sus historias, sus ruinas conventuales, sus senderos paisajísticos y, sobre todo, por sus gentes, una isla especialísima de humanismo y cultura, con gentes encantadoras.

Este año, el coronavirus interrumpe la varias veces centenaria tradición del bandeo humano de campanas en Castielfabib en real, pero su alcaldeEduardo Aguilar Villalba muy pendiente siempre de su pueblo ha ideado el que las fiestas de Pascua sean virtuales convocando a propios y foráneos a hacerlas de manera virtual a las horas de costumbre y proyectarlas a través de las redes sociales y de los canales del propio Ayuntamiento.

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