Russafa festeja a su patrón Una iglesia en el barrio donde san Valero sufrió destierro por orden de Daciano

San Valero
San Valero

Desde 1239, el santo obispo y mártir es venerado en lo que fue jardín del rey moro de Valencia, el populoso barrio de Russafa. 

Daciano conmutó la pena de muerte al anciano obisppo tartamudo, que fue apresado junto con su diácono Vicente, y llevado de Zaragoza a Valencia.

Los cristianos que acompañaban a Jaime I desalojaron a los muslimes de sus casas cuando el monarca se aposentó en la hermosa huerta de Russafa para estudiar allí el asalto a la Valencia mora. Lo hicieron cansados de mal dormir a la intemperie en las largas jornadas de campaña del monarca aragonés para hacerse con Balansiya. De abril hasta septiembre de 1238, las tropas cristianas ocuparon las alquerías morunas para mejor descansar y pertrecharse de alimentos.

Era un vergel, un oasis hortícola, donde era fácil encontrar qué comer, vegetales o pescado, teniendo a sus pies canales y la propia Albufera, cuya ribera le pertenecía por su flanco norte. Del alojamiento y ocupación provisional, Jaime I comenzó a repartir entre los suyos, los Caballeros sobre todo que le acompañaban, ya desde los primeros días el inmenso y rico botín agrícola de las tierras de la Russafa árabe, pues ya desde la época de la dominación musulmana se llama el lugar Russafa.

El rey Jaime
El rey Jaime

  En el año 2003, cuando los americanos invadieron Irak y cayó Bagdad, el primer barrio bombardeado de aquella ciudad se llamaba, y se sigue llamando Russafa. Los jardines de la Córdoba musulmana de Abderraman se llamaban Arrizafa. En la cultura árabe Arriçafa significa los jardines del Rey.

Beuter cuando habla de la Russafa nuestra de 1238 la describe como “una mota de huerto do por la mucha abundancia de aguas, y algunas fuentes, salían a sus pasatiempos, y recreaciones los moros de Valencia, y por tal efecto estaban allí otras casas, que hacían un pueblo razonable”.

En el punto donde el rey plantó sus reales a la espera de la rendición de la ciudad, posteriormente fue alzado un convento, para perpetua memoria del acontecimiento, cuyas habitadoras serían las Franciscanas Recoletas Descalzas, advocado a Nuestra Señora de los Ángeles, otra de las devociones marianas del conquistador. Desde hace muy poco son los PP. Franciscanos quienes residen en el cenobio. No obstante esta tradición no concuerda mucho con la lógica, pues si los de a pie ocuparon casas de moros, es de suponer que Jaime I se apropiaría o incautaría de alguna de las alquerías o quintas de moros ricos que hubiere en la zona para mejor descansar. De hecho, existe aún una tradición popular que habla de una casa muy cerca del actual mercado de la que se dice sirvió de albergue al rey, o uno de ellos, mientras estuvo esperando la capitulación del rey moro de Valencia. En la calle Cruz estaba la casa dela Bailía.

Iglesia de San Valero de Rusafa

Fue erigida una iglesia dedicada a san Valero al año siguiente de la conquista, 1239, por ser el obispo tartamudo al que acompañaba el diácono Vicente, martirizado por los romanos, a quien Jaime I le tenía también mucha devoción, incluso llegó a decir alguna vez que le debía la victoria sobre Valencia gracias a la intervención milagrosa del joven diácono oscense, a san Jorge y la Virgen.

El destierro

Con el tiempo aquella pequeña iglesia fue ampliándose y modificándose hasta convertirse en su actual fábrica, siendo su torre campanario de forma octogonal, la que lo diferencia del resto de campanarios de las iglesias que suelen ser en su inmensa mayoría cuadrangulares, de cuatro costados. La advocación a san Valero, tiene que ver sobre todo porque a  este lugar fue desterrado el obispo Valero por el gobernador Daciano,  en conmutación de la pena de tortura y muerte debido a su ancianidad, que sín embargo sí sufrió su diácono por no abjurar de la fe cristiana. La orden de destierro era que tenía que irse a vivir fuera de la ciudad a algún lugar que no hubiese más de veinte casas. Y el elegido fue la hoy Russafa, de donde es patrón el santo..

La muralla cristiana de la ciudad de Valencia tenía ocho puertas pequeñas –cuenta Orellana- y una de ellas era conocida como el Portal de Ruçafa, porque hasta ella llegaba el camino que conducía el camino que conectaba el pueblo de Russafa con la ciudad.  

San Valero

“Teniase antiguamente havierta hasta que se  limitó al Pueblo el transito por ella, , poniéndole unas barras de yerro (para que solo pasasen personas; y no coches, carruajes, ni caballerías) en el año 1574. Cerrose del todo en virtud de Real Orden de 24 de Diciembre de 1646. Volviose después a abrir con la calidad de ponerse cruzadas en dichas puertas unas  por otra Real Orden de 9 de Enero de 1658. Y para transitar por dicha Puerta la Prosecion de San Valero en el inmediato año 1659 consta se quitaron dichas barras traveseras. Pero finalmente a principios de esta Centuria de 1700 se mandaron cerrar y tapar todas las puertas chicas de la ciudad”. La de Ruzafa en 1786 se volvió a abrir a instancias de un rico comerciante. Que pagó las obras, pero sólo para el paso de personas “y no para comestibles, ni generos”.

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