Hacer memoria de nuestro pasado para que el presente ilumine el futuro San Petronio

San Petronio
San Petronio

Con el título de cardenal se me confió el de una pequeña iglesia, pero muy bella, dedicada a "San Juan Evangelista y a San Petronio", situada en las inmediaciones del "campo di Fiori"

No tenía conocimiento de quien era San Petronio, ni de que este título solo había conferido en el pasado al Cardenal Giacomo Biffi (1928-2015), arzobispo de Bolonia desde 1984 hasta su jubilación en 2003

Tenemos el desafío en nuestro continente latinoamericano de superar la eterna adolescencia, pues aprendemos poco de quienes nos han precedido, y nos creemos prometeos de un presente pretendidamente nuevo

Una de las formas para expresar la unión más estrecha de los cardenales con la iglesia madre de Roma, es que, al momento de recibir ese encargo, se le confía un “titulo”, el de una iglesia romana en la que se coloca en la fachada el escudo del nuevo purpurado. En el lapso del primer año después de la recepción del capelo, se debe tomar posesión de dicha iglesia, en una eucaristía solemne, con ceremoniero pontificio, a la que acude la feligresía del lugar, los responsables del templo y los invitados ligados al neocardenal.

En mi caso personal, se me confió el título de una pequeña iglesia, pero muy bella, dedicada a “San Juan Evangelista y a San Petronio”, situada en las inmediaciones del “campo di Fiori”, donde tiene su asiento la archicofradía de los boloñeses.

Debo confesar que no tenía conocimiento de quien era San Pegronio, ni de que este título solo había conferido en el pasado al Cardenal Giacomo Biffi (1928-2015), arzobispo de Bolonia desde 1984 hasta su jubilación en el 2003. Este cardenal, muy querido y recordado en la capital de la Emilia Romagna ha trascendido las fronteras italianas por sus escritos y sus valientes posturas sobre muchos temas de actualidad y cuestiones discutidas, en las que siempre fue claro para tender puentes entre el mundo y la iglesia, siendo crítico de esta última si era el caso. Tuve la dicha de leer en el pasado varias de sus obras, lo que me hizo sentir admiración por su persona.

Ser su sucesor en esta iglesia del Trasatevere me enorgullece y me obliga a conocerlo más y mejor. Por otra parte, me urgió el averiguar sobre la vida de San Petronio, ligado a Bolonia, pues fue su octavo obispo en el siglo V, entre los años 431-450. Proveniente de familia acomodada, desde su juventud sintió atracción por el sacerdocio y por estudio monacal, lo que le llevó a abrazar el sacerdocio y más tarde el episcopado, siendo cercano, en Milán, de donde era nativo, al gran San Ambrosio.

Su memoria quedó en la penumbra hasta el siglo XII cuando los monjes benedictinos de San Esteban, en Bolonia, descubrieron sus restos y encontraron reliquias de importancia. Se escribió entonces una biografía del santo cargada de rasgos legendarios que condujeron a darle relevancia local como patrono de la ciudad, y a ligarlo más al Papa, pues la ciudad y región formaban parte de los estados pontificios.

A finales del siglo XIV, en 1390, se iniciaron los trabajos de la basílica dedicada a su memoria. Es una bella edificación, expresión del gótico típicamente boloñés, de elevada altura, con columnas de mármol rojo, caso inédito en dicho arte todo de piedra grisácea. La triple fachada de enormes proporciones delante de la plaza, es una hermosa catequesis en imágenes escultóricas, del nacimiento, la pasión y la resurrección de Jesús, con las figuras centrales de la Virgen Inmaculada y los santos Ambrosio y Petronio a su lado.

Muchos detalles pictóricos, escultóricos y arquitectónicos merecen ser contemplados, pero me llamó la atención por su originalidad, que dentro de la basílica está trazada una línea meridiana de excepcional longitud sobre el pavimento de la nave izquierda, obra del gran astrónomo italiano Gian Domenico Cassini (1655). La medida del tiempo por medio de instrumentos solares genera el tiempo verdadero o tiempo local, mucho antes de la referencia a Greenwich que conocemos hoy día.

San Petronio, el cardenal Biffi, la confraternidad de los boloñeses, evocan en mí, la necesidad que tenemos de hacer memoria de nuestro pasado para que el presente ilumine el futuro que debemos construir. Tenemos el desafío en nuestro continente latinoamericano de superar la eterna adolescencia, pues aprendemos poco de quienes nos han precedido, y nos creemos prometeos de un presente pretendidamente nuevo, lo que nos hunde en las crisis que lamentablemente padecemos.

San Petronio me anima a ser cultor de nuestros bienes culturales-religiosos para que la fe sea luz y sal, esperanza y alegría para nuestros pueblos.

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