El Cristo Pantocrátor, un hombre en dos situaciones diferentes Con los ojos puestos en el Resucitado

(Vigilia Pascual) Con los ojos puestos en el Resucitado
(Vigilia Pascual) Con los ojos puestos en el Resucitado

El Cristo Pantocrátor (Señor del Mundo) es una de las representaciones más antiguas del rostro de Cristo resucitado … Para mí, este icono es una de las representaciones más esenciales y eficaces de la resurrección de Jesús

Es el retrato de un hombre en dos situaciones diferentes. Más aún, es una extraordinaria representación pictórica de dos naturalezas que conviven en una sola persona

"Al igual que en el desierto los judíos tuvieron que aprender a desear la libertad, también nosotros debemos aprender a desear, a querer y a esforzarnos por construir un mañana mejor que el de ayer. Corremos hacia un abismo (económico, ecológico, humano...) y lo sabemos, pero no sabemos cómo parar, o cómo al menos frenar"

"La resurrección es un futuro que se ofrece a todos, pero para que se realice debemos quererlo"

El Cristo Pantocrátor (Señor del Mundo), icono bizantino procedente de Constantinopla y conservado en el monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí, es una de las representaciones más antiguas del rostro de Cristo resucitado -data de los siglos VI-VII- que escapó a la furia iconoclasta que arrasó el mundo cristiano entre el siglo VIII y la primera mitad del IX a raíz de las disputas teológicas sobre la verdadera naturaleza de Jesús: ¿sólo humana, sólo divina o divino-humana? Y es esta última naturaleza la que emerge, como fe y como doctrina, del retrato del Pantocrátor de Santa Catalina (y de todos los posteriores derivados de él). 

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Para mí, este icono es una de las representaciones más esenciales y eficaces de la resurrección de Jesús. Ningún pintor, por grande que sea, ha conseguido jamás retratar con su propia imaginación algo tan increíble, chocante, trascendente y ajeno como el rostro de un hombre que ha entrado en la muerte y ha salido de ella no como el muerto viviente, el superhéroe o el fantasma que proponen siempre la literatura y el cine, sino como el mismo hombre de antes, aunque diferente porque ha entrado en una nueva vida. 

Pantocrátor del Sinaí - La Cámara del Arte

"Los iconógrafos entienden el icono como una idea expresada en forma figurativa y una ventana abierta a otro mundo desde el que la figura pintada, a la que miramos, nos está mirando en realidad"

Más que cualquier otro tipo de pintura, el icono nos acerca al gran misterio que yace en el corazón de la fe cristiana: la naturaleza de Cristo; y a su inevitable corolario: ¿qué significa esto para nosotros? ¿Qué nos revela sobre nosotros mismos?

Los iconógrafos entienden el icono como una idea expresada en forma figurativa y una ventana abierta a otro mundo desde el que la figura pintada, a la que miramos, nos está mirando en realidad. Y esto es particularmente cierto en el caso del icono de Cristo Pantocrátor, que representa un retrato de Cristo (un rostro que, según los estudiosos, puede superponerse digitalmente al de la Sábana Santa) realizado en encáustica con una técnica que recuerda a los retratos funerarios egipcios que, en el periodo comprendido entre los siglos I y IV, se colocaban sobre los rostros de las momias.

"El rostro que nos devuelve la mirada es solemne y severo, bello sin duda, pero enseguida nos llama la atención su fuerte asimetría. Pruebe a mirar sus dos lados de uno en uno, manteniendo el otro cubierto con la mano"

El rostro que nos devuelve la mirada es solemne y severo, bello sin duda, pero enseguida nos llama la atención su fuerte asimetría. Pruebe a mirar sus dos lados de uno en uno, manteniendo el otro cubierto con la mano. El lado izquierdo (para el observador) del rostro es luminoso y sereno, la fosa nasal izquierda relajada, la comisura de los labios perdida bajo el bigote. El lado derechocuenta una historia diferente. La ceja está fuertemente levantada y el iris del ojo aparece oscuro, dilatado; bajo el ojo y en la mejilla una sombra oscura se extiende mucho más allá de la barba. La fosa nasal está ligera pero claramente contraída, parece vibrar por alguna moción del espíritu, un fuerte sentimiento interior, mientras que la boca, de nuevo en ese lado, toma un cariz amargo.

El Pantocrátor del Sinaí

Es el retrato de un hombre en dos situaciones diferentes. Más aún, es una extraordinaria representación pictórica de dos naturalezas que conviven en una sola persona.

El significado teológico de esta imagen es evidente. La primera revelación que expresa el icono se refiere a Jesús y a su naturaleza, y afirma que en él coexisten perfectamente la humanidad y la divinidad. Por ser verdaderamente hombre, sufrió en cuerpo y alma, padeció el abandono y la decepción, y murió una muerte real y verdadera. Y su experiencia mortal, puesta de manifiesto en las marcas que vemos en el lado derecho de su rostro, le pertenece para siempre. Su experiencia humana, su historia, forma parte de él, como nuestra historia y nuestra experiencia forman parte de él. En la resurrección Jesús entró con toda su humanidad, física y psíquica. En el lado izquierdo de su rostro leemos, en cambio, la superación de todo sufrimiento, la serenidad, la paz, la confianza de quien, después de haber gritado "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" -permitiéndonos a todos gritar y temer en el momento extremo sin avergonzarnos aunque nos dijéramos creyentes- experimentó la fidelidad de Dios.

Dios no impide el dolor, no nos quita de las manos el timón de la historia aunque estemos haciendo cosas absurdas. Nos deja la responsabilidad del mundo a nosotros. Pero no nos deja tener la última palabra, porque se la reserva para sí mismo. Y su última palabra, nos dice el icono de Cristo Pantocrátor, es la resurrección. No la vuelta a la vida, sino otra vida.

"Al igual que en el desierto los judíos tuvieron que aprender a desear la libertad, también nosotros debemos aprender a desear, a querer y a esforzarnos por construir un mañana mejor que el de ayer. Corremos hacia un abismo (económico, ecológico, humano...) y lo sabemos, pero no sabemos cómo parar, o cómo al menos frenar"

Libre Albedrío - Concepto y abordaje en diferentes ámbitos

Y creo que la experiencia que estamos viviendo, esta Pascua surrealista y dolorosa en el mundo, nos abre a la esperanza en el futuro, pero si queremos que sea realmente una resurrección y no un retorno a una vida destinada a afrontar pronto otras tragedias anunciadas, debemos comprender que debemos aceptar que somos diferentes, debemos desear una vida diferente. Al igual que en el desierto los judíos tuvieron que aprender a desear la libertad, también nosotros debemos aprender a desear, a querer y a esforzarnos por construir un mañana mejor que el de ayer. Corremos hacia un abismo (económico, ecológico, humano...) y lo sabemos, pero no sabemos cómo parar, o cómo al menos frenar. 

"La resurrección es un futuro que se ofrece a todos, pero para que se realice debemos quererlo"

Todo el dolor que estamos experimentando no debe ser desperdiciado, desechado. La resurrección es un futuro que se ofrece a todos, pero para que se realice debemos quererlo, no debemos querer ser los mismos de antes.

Después de esta larga Cuaresma en la que, como siempre en todas las Cuaresmas, para un gran número de personas todo ha terminado en el Calvario y en la muerte, ¿seremos capaces de resucitar a una vida nueva? ¿Seremos capaces de gestar y alumbrar nuevos cielos y nueva tierra en esta historia, en este mundo? Quiero esperar que sí...

Resurrección
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