Dignidad bautismal MINISTERIOS AL SERVICIO DEL PUEBLO DE DIOS

Un paso más en la participación en la misión de la Iglesia de todos los bautizados que supone una opción decidida por des clericalizar la institución eclesial

Catequistas involucrados en una actividad estrictamente misionera con encargosde predicar a los no cristianos; catequizar a los catecúmenos y ya bautizados; liderar la oración comunitaria, especialmente en la liturgia dominical en ausencia de un sacerdote; ayudar a losenfermos y presidir los funerales; capacitar a otros catequistas en centros especiales o guiar a catequistas voluntarios en su trabajo; hacerse cargo de las iniciativas pastorales y organizar las funcionesparroquiales; ayudando a los pobres y trabajando por el desarrollo humano y la justicia

Que la iglesia promueva y confiera ministerios para hombres y mujeres demanera equitativa (…) Es la iglesia de hombres y mujeres bautizados la que debemos consolidar promoviendo los ministerios y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal

EL PAPA FRANCISCO INSTITUYE
EL «MINISTERIO DEL CATEQUISTA»


«El que recibe instrucción en la Palabra comparta todos los bienes con su catequista» (Gálatas 6,6)
Millones de laicos en todo el mundo son reconocidos hoy en día como catequistas en su parroquia o diócesis1.

El ministerio de catequista lo encontramos ya en los escritos del Nuevo Testamento
como servicio a favor de la transmisión de la fe. La Iglesia en sí misma, Pueblo de Dios, es una realidad ministerial, de servicio.
El Papa, dentro de la inspiración del II Concilio del Vaticano y los signos de los tiempos, ha querido dar un paso más en la recuperación del ministerio del catequista, en el marco de la recuperación de los ministerios laicales2.

Estamos ciertamente ante un nuevo paso de la Iglesia peregrina que, aunque camina
lentamente por su carácter universal y milenario, al tiempo se renueva con paso firme de la mano del Espíritu Santo y santa María, madre de la Iglesia. La relectura de II Concilio del Vaticano nos
confirma en la verdad dogmática de un solo bautismo que nos hace participar a todos sin excepción en el triple oficio de Cristo de acuerdo con la vocación particular de cada bautizado y su participación en el único sacerdocio real.
La carta apostólica de Motu propio del Papa Francisco Antiquum Ministerium” (Ministerio Antiguo), instituyendo el ministerio de la catequesis, se firmó el pasado 10 de mayo de 2021.
Es, sin duda, un paso más en la participación en la misión de la Iglesia de todos los bautizados que supone una opción decidida por des clericalizar la institución eclesial.
En efecto, en muchas partes del mundo, especialmente en comunidades en espera de un sacerdote residente, los catequistas son los líderes de la comunidad católica local, evangelizando,
convocando y guiando a sus hermanos católicos en la oración y las obras de caridad. No es extraño este ministerio en territorios misioneros.
En la Guía para Catequistas de 1997 de la Congregación para la Evangelización ya se constata la existencia de catequistas involucrados en una actividad estrictamente misionera con encargos
de «predicar a los no cristianos; catequizar a los catecúmenos y ya bautizados; liderar la oración comunitaria, especialmente en la liturgia dominical en ausencia de un sacerdote; ayudar a los
enfermos y presidir los funerales; capacitar a otros catequistas en centros especiales o guiar a catequistas voluntarios en su trabajo; hacerse cargo de las iniciativas pastorales y organizar las funciones
parroquiales; ayudando a los pobres y trabajando por el desarrollo humano y la justicia
».

La decisión del papa Francisco de instituir formalmente el ministerio de catequista parece ser una respuesta a esas llamadas concretadas, entre otros lugares, en el Sínodo de Obispos para la Amazonía (2019), que pedía que la iglesia «promueva y confiera ministerios para hombres y mujeres de
manera equitativa (…) Es la iglesia de hombres y mujeres bautizados la que debemos consolidar promoviendo los ministerios y, sobre todo, la conciencia de la dignidad bautismal
».
Nos hallamos ante una oportunidad preciosa de renovación pastoral que debe llevar a las comunidades al compromiso eficaz. Es también un reto para nuestras fraternidades para desechar todo
atisbo de clericalismo y asumir la secularidad y el anuncio del Evangelio «desde los tejados». La espiritualidad foucauldiana puede ofrecer mucho en este particular: ser testigos de la fe, acompañantes
y pedagogos que enseñan desde la coherencia y en nombre de la Iglesia, vida de oración, amor al Sagrada Escritura y la participación directa en la vida de la comunidad animados por un verdadero
entusiasmo apostólico.

1 El Anuario Estadístico de la Iglesia, una publicación del Vaticano, refleja
que, a fecha de 31 de diciembre de 2019, había más de 3 millones de
catequistas sirviendo a la iglesia en el mundo entero.
2 Algunos pasos en estos últimos decenios: Ministeria Quaedam de San
Pablo VI estableció dos ministerios: acólito y lector, que se podrían conferir
de forma estable solo a hombres. Los ministerios, hasta ahora, eran
recibidos casi exclusivamente por los seminaristas como un paso en su
formación.
El papa Francisco ha publicado recientemente dos documentos: Spiritus
Domini 
(10.1.2021), por lo que permite que sean instituidas también
mujeres; y Antiquum ministerium, por el que instituye un ministerio no
litúrgico: el del catequista.

MANUEL POZO OLLER
Director

Para leer el Boletín:

https://drive.google.com/file/d/1Cn14hJdl8E_uwi3c7giZ7RKgzcdBwzin/view?usp=sharing

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