Abraham padre de los creyentes Abraham es el patriarca prototipo y el modelo de los creyentes

Cristianos, musulmanes y judíos aceptan a Abraham como encarnación del hombre de fe inquebrantable. visión que aparece reflejada en el Nuevo Testamento

Abraham es de una notable grandeza humana y espiritual que ni Isaac ni Jacob llegan a igualar. En lo humano es noble y generoso, hospitalario, amigo de la paz, pero valiente si es preciso combatir, rico en siervos y rebaños. En lo espiritual es amigo de Dios, que intercede insistentemente por las ciudades pecadoras de Sodoma y Gomorra. Su obediencia, enraizada en la fe, es total, pero no ciega, pues en el trato asiduo con Dios busca comprender su voluntad y se compenetra con ella

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es libro-sagrado.webp

Abraham es el primero de los patriarcas que la Biblia cuenta su historia. Es también el más importante y el más misterioso. Los judíos dicen: “Es nuestro padre en la fe”. Los cristianos y los musulmanes lo llaman el padre de los creyentes. Lo consideran como prototipo como el primer modelo de los creyentes. Abraham es considerado por los musulmanes, quienes le llaman Ibrahím, como un antepasado de los árabes por medio de Ismael. Para el Islam Abraham es el prototipo del musulmán, donde se dice que llegó al monoteísmo por la pura razón, antes de recibir la revelación. Junto con su primogénito construyó el templo de la Ka’ba en Bekka o la Meca, e instituyó los ritos de la peregrinación. Aunque tanto los judíos como los cristianos lo han reivindicado para sí, según el Islam, no perteneció a ninguna de esas religiones; fue sencillamente, un hombre que se sometió a sí mismo a Dios: un musulmán.

Para la Biblia, la historia de Abraham es una historia religiosa. En ella aparece Abraham no como un nómada en busca de pastos, sino como un peregrino en busca de la ‘Tierra prometida’. Dios le llama y Abraham responde con fe. Y su fe inaugura una nueva manera de entender la vida y la historia de la humanidad. Esta es su gran aportación. Miles de personas, pertenecientes a las tres principales religiones de Occidente le invocan como ‘Padre de los creyentes’. Abraham, nombre que dios mismo le dio, cambiándole el suyo de Abrán, significa precisamente ‘Padre de una multitud’.

La fe como confianza inquebrantable

Encontramos escrito en la Biblia: “Abraham creyó al Señor y se le apuntó en su haber” (Gn 15,6). En todo el texto sagrado hebreo se entiende la fe no como ‘un tener por verdadero’ lo indemostrable, sino como confianza inquebrantable en una promesa irrealizable por medios humanos, como fidelidad, como ‘amén’. Según la Biblia, Abraham es el prototipo y modelo de la persona creyente. La persona que, basándose en esa fe, está dispuesta a superar la mayor prueba a que sea sometida.

En el conjunto de las tradiciones familiares de la historia de los patriarcas recogido en el libro del Génesis, podemos encontrar un retrato de la personalidad de Abraham de una notable grandeza humana y espiritual que ni Isaac ni Jacob llegan a igualar. En lo humano es noble y generoso, hospitalario, amigo de la paz, pero valiente si es preciso combatir, rico en siervos y rebaños. En lo espiritual es amigo de Dios, que intercede insistentemente por las ciudades pecadoras de Sodoma y Gomorra. Su obediencia, enraizada en la fe, es total, pero no ciega, pues en el trato asiduo con Dios busca comprender su voluntad y se compenetra con ella.

Cristianos, musulmanes y judíos aceptan a Abraham como encarnación del hombre de fe inquebrantable. visión que aparece reflejada en el Nuevo Testamento.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es abraham-biblia.jpg

Judaísmo, Cristianismo e Islamismo tienen como padre a un personaje que se llama Abraham

Pero sus rasgos son suficientemente diferenciados para una asimilación demasiado rápida. En el Judaísmo, Abraham marca un nuevo comienzo. De Adán a Abraham, la tradición judía habla de tres comienzos: Adán, Noé y Abraham. Los dos primeros colocaron a la humanidad en un punto muerto. Abraham abrió una nueva vía al porvenir de la humanidad, hacia otro ‘país’: tiempo e historia, esperanza y confianza en la promesa serán los rasgos de la aventura vivida por un pueblo y que le identifican.

La tradición cristiana retoma los dos rasgos como hombre de la promesa y como hombre de fe. Pero Pablo hace una relectura de Abraham: “si pertenecéis a Cristo, sois de la descendencia de Abraham, herederos de la promesa” (Ga 3, 29). Con ello rompe, por un lado, el vínculo entre la descendencia de Abraham y , por otro, el régimen de la ley y la pertenencia a un pueblo particular.

Para la tradición musulmana, Abraham es el restaurador del monoteísmo del pacto original. Contemplando los astros, dioses de sus padres, es conducido a reconocer la única fuente de luz. Los signos naturales pueden conducir, por un camino racional, a la fe. La figura de Abraham es también modelo de la entrega absoluta de uno mismo a Dios.

Estos breves rasgos muestran que, en cada una de las tres tradiciones, la figura de Abraham desempeña el papel de expresar los ejes de la identidad propia.

Las llamadas Religiones del Libro (Judaísmo, Cristianismo e Islam) perviven en la actualidad con gran vitalidad, si bien, en ocasiones, con rivalidad e incluso con hostilidad. Sin embargo, es más lo que nos une que lo que nos separa, pues tanto judíos como cristianos y árabes somos hijos de Abraham

 https://www.amazon.com/-/es/J-L-V%C3%A1zquez-Borau/dp/B09W1F118Y/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&amp&qid=&amp&sr=

Volver arriba