República Dominicana, Haití y Puerto Rico, impactados Río Masacre, el ambiente ecológico como campo de conflicto: ¡Que nadie diga después que la Iglesia se quedó callada!

Río Masacre. Frontera haití-República Dominicana
Río Masacre. Frontera haití-República Dominicana

"La confrontación entre República Dominicana y Haití por el derecho a usar las aguas del Río Masacre, en la frontera norte ha sido tema de llamados contundentes al sentido común, la justicia y la paz por parte de la Iglesia"

"Han sido los mensajes del vicepresidente de la Conferencia Episcopal Dominicana, Monseñor Jesús Castro Marte, y, del obispo del noroeste, Monseñor Diómedes Espina… ¡Que nadie diga después que la Iglesia se quedó callada!"

"Al momento en que escribo estas líneas, la República Dominicana ha cerrado toda su frontera con Haití mediante el uso de las fuerzas armadas y prohibido el tránsito por tierra, aire y mar de personas y bienes entre ambos países, excepto por unos períodos muy cortos"

"Ya se han visto también soldados de Estados Unidos inspeccionando la zona que, de paso, viene a ser también muestra de los conflictos sociales que resultan como daño colateral de los tratados de libre comercio"

La confrontación entre República Dominicana y Haití por el derecho a usar las aguas del Río Masacre, en la frontera norte entre ambos países ha sido tema de llamados contundentes al sentido común, la justicia y la paz por parte de la Iglesia, como han sido los mensajes del vicepresidente de la Conferencia Episcopal Dominicana, Monseñor Jesús Castro Marte, y, del obispo del noroeste, Monseñor Diómedes Espinal.

¡Que nadie diga después que la Iglesia se quedó callada!

Acostumbrados como estamos en Puerto Rico a ver la lucha por la protección de los recursos naturales como una que resulta en confrontación entre vecinos pobres y empresarios ricos, es un poco difícil comprender cómo eso pueda generar conflictos de mayor escala entre dos naciones. Pero reflexionar sobre la situación en la frontera de estos países vecinos y hermanos puede ayudarnos a profundizar en el problema a gran escala. También y muy importante, podría servir para que desde Puerto Rico pongamos nuestra buena fe y buenas acciones para que se siembre paz y justicia entre dos pueblos hermanados por Dios y enemistados por el hombre. 

En esta carta no quiero, no puedo, adjudicar quién tiene la razón en el conflicto. Espero que cuando en los próximos días los mandatarios de ambos países se dirijan a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas podamos ver encenderse una luz. Digo esto sin hacerme de ilusiones, pero con un compromiso firme con la esperanza. Además, lo digo con la convicción, igualmente firme, de que la escalada del conflicto en la isla de La Española genera ondas que eventualmente afectarán a Puerto Rico y el resto del Caribe.

"Al momento en que escribo estas líneas, la República Dominicana ha cerrado toda su frontera con Haití mediante el uso de las fuerzas armadas y prohibido el tránsito por tierra, aire y mar de personas y bienes entre ambos países, excepto por unos períodos muy cortos"

Al momento en que escribo estas líneas, la República Dominicana ha cerrado toda su frontera con Haití mediante el uso de las fuerzas armadas y prohibido el tránsito por tierra, aire y mar de personas y bienes entre ambos países, excepto por unos períodos muy cortos, principalmente para que puedan retornar migrantes haitianos. Ya se han visto también fuerzas especiales haitianas por la zona.

La chispa inmediata es la reanudación por parte de Haití de los trabajos para construir un canal que tome agua del río que comparten ambos países con el propósito expreso de regar arrozales del noroeste haitiano. La parte dominicana plantea que esas obras agravarán la baja en el caudal del río, causarán daños al ecosistema regional y provocarán pérdidas a los sembrados río abajo, también principalmente de arroz. Además, la parte dominicana dice que, si se permite la culminación de la obra, podrían proliferar tales acciones desde un vecino plagado de fuerzas incontrolables que ya mandan sobre buena parte del territorio.

Ya se han visto también soldados de Estados Unidos inspeccionando la zona que, de paso, viene a ser también muestra de los conflictos sociales que resultan como daño colateral de los tratados de libre comercio. Los arroceros de Arkansas no parecen hacerse cargo de que, con la  protección de Washington, han servido para diezmar la producción alimentaria en esa isla del Caribe.

"Los arroceros de Arkansas no parecen hacerse cargo de que, con la protección de Washington, han servido para diezmar la producción alimentaria en esa isla del Caribe"

Los señores obispos Marte y Espinal han hecho llamados contundentes para que se tomen en cuenta los intereses de ambos pueblos por preservar la vida humana. Nos toca a los creyentes de todo el Caribe unirnos a los llamados de los obispos, y el Papa Francisco en sus encíclicas para sembrar una cosecha futura de paz y sana ecología social, para que “la voz del Señor resuene poderosa, amorosa”.

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