"Permítenos ser capaces de animar a quienes se encuentran sumidos en el dolor y de fomentar la esperanza" Cardenal Aguiar: "Ayúdanos, madre nuestra, a acompañar a aquellos que sufren enfermedades, discapacidades o graves accidentes"

Cardenal Aguiar
Cardenal Aguiar

"¿Qué nos dice esta Palabra de Dios hoy, en esta jornada mundial por los enfermos, cuál es la forma en que debemos actuar ante quienes se encuentran enfermos?"

"Esta es la primera consideración que hace el Papa: Tenemos que estar abiertos y bien dispuestos a servir a quien lo necesita, particularmente a nuestros enfermos"

"Con gran confianza, encomendamos al Papa Francisco en tus manos. Fortalécelo y acompáñalo en su ministerio pontificio"

"Ayúdanos a responder a su llamado para renovar nuestra aspiración de ser una Iglesia sinodal, donde aprendamos a escucharnos, discernir la voluntad de Dios Padre, ponerla en práctica y transmitir esa experiencia a nuestros semejantes"

"Mientras le dure la lepra a un leproso, seguirá impuro y vivirá solo fuera del campamento"

Deberá vivir separado, esto es lo que marcaba la ley. En cambio, vemos en el Evangelio a Jesús que se le acerca un leproso, se arrodilla delante de él y le dice: "Si tú quieres, puedes curarme". Jesús se compadeció de él y, extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "Sí, quiero; sana". Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.

Claramente vemos un contraste tremendo, mientras que la ley marcaba que, quien tuviese lepra debería abandonar la población y estar en descampado, solo, y él buscaría la forma de sobrevivir.  Jesús, en cambio, lo escucha, deja que se le acerque, lo toca y lo sana.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

¿Qué nos dice esta Palabra de Dios hoy, en esta jornada mundial por los enfermos, cuál es la forma en que debemos actuar ante quienes se encuentran enfermos?

San Pablo nos recuerda: "Sean pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo".

Por, tanto, nosotros, como discípulos de Cristo, en vez de seguir esa ley antigua del Levítico, debemos actuar conforme lo hizo Jesús. Por eso oramos por los enfermos, invocamos a Dios y tratamos de estar cerca de ellos, pendientes para remediar sus males.

Hoy me acompaña el padre Joel, quien es el encargado de nuestra Arquidiócesis para la Comisión de la Salud. En días pasados estuvimos visitando el hospital de La Magdalena de las Salinas. Percibimos cuántos son los enfermos, y cómo están multiplicados los servicios, y cómo nuestros hermanos médicos, enfermeras y todos los dependientes oramos por y con ellos, como lo dijo Jesús, invocando la ayuda a Dios Padre, porque queremos estar cerca y seguir, como dice San Pablo, ser imitadores de Cristo.

Seguramente, todos ustedes que están aquí presentes, alguna vez un miembro de su familia ha estado enfermo, y por ello, ha surgido en su corazón la preocupación por su salud. En efecto, es cuando más debemos orar por su salud, y mostrar así nuestro cariño y nuestro amor.

Por eso, en esta ocasión, les comparto cuatro párrafos del mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma que inicia el próximo miércoles, y uno más de la Jornada Mundial por los enfermos que hoy celebramos.

El Papa respecto a la Cuaresma afirma y aconseja: “Existe, una nueva humanidad, la de los pequeños y humildes que no han sucumbido al encanto de la mentira. Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos, inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal115,8), los pobres de espíritu están inmediatamente abiertos y bien dispuestos; son una fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene el mundo”.

El Papa y el enfermo
El Papa y el enfermo

“Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, hay que desacelerar y detenerse”.

Esta es la primera consideración que hace el Papa: Tenemos que estar abiertos y bien dispuestos a servir a quien lo necesita, particularmente a nuestros enfermos.

Luego continúa: “La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud”.

“La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo”.

El Papa remata al final de su mensaje para la Jornada Mundial por los enfermos: "Los enfermos, los frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia y deben estar también en el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral. No olvidemos esto y encomendemos a María Santísima, salud de los enfermos, para que interceda por nosotros y nos ayude a hacer artífices de cercanía y de relaciones fraternas, especialmente con nuestros enfermos”.

El Papa, con los niños enfermos
El Papa, con los niños enfermos Vatican Media

Tu madre querida, bien sabes que Dios es amor y nos ha creado a su imagen para aprender a amar y ser amados. Valorar y apreciar nuestra casa común, así como convertirnos en custodios de toda la creación. Acompáñanos para responder positivamente a nuestra vocación común.

Hoy celebramos, junto con toda la Iglesia, la Jornada Mundial de los Enfermos. Ayúdanos, madre nuestra, a acompañar a aquellos que sufren enfermedades, discapacidades o graves accidentes. Permítenos ser capaces de animar a quienes se encuentran sumidos en el dolor y de fomentar la esperanza para recuperar la confianza en la ayuda divina ante cualquier adversidad.

Ayúdanos a recordar siempre que Dios es amor y a capacitarnos para descubrir que el Espíritu Santo nos acompaña, nos auxilia y nos fortalece. Que podamos responder con confianza, al igual que tú lo hiciste al acompañar a tu hijo Jesús en el Calvario.

Con gran confianza, encomendamos al Papa Francisco en tus manos. Fortalécelo y acompáñalo en su ministerio pontificio. Ayúdanos a responder a su llamado para renovar nuestra aspiración de ser una Iglesia sinodal, donde aprendamos a escucharnos, discernir la voluntad de Dios Padre, ponerla en práctica y transmitir esa experiencia a nuestros semejantes.

Todos los fieles aquí presentes nos encomendamos a ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Oh clemente, oh piadosa, dulce Virgen María de Guadalupe. Amén.

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