Cardenal Omella: "Es hora de reaccionar con fuerza y valentía contra el drama de los abusos"

"El motu proprio del Papa, paso muy importante y decisivo"

"Nuestra responsabilidad debemos asumirla sin titubeos y siempre sometiendo los presuntos casos al ordenamiento jurídico civil"

"No hay que tener miedo a pedir perdón, a comprometernos con quienes afirman haber sido afectados para que sean tratados con dignidad y respeto"

El drama de los abusos
El drama de los abusos

El papa Francisco acaba de publicar un Documento, un motu proprio, titulado «Vos estis lux mundi» («Vosotros sois la luz del mundo»). En ese documento nos da a todos los integrantes de la Iglesia universal nueva luz, más claridad y definición para afrontar con decisión la lacra de los abusos sexuales a menores y personas vulnerables. Un liderazgo, una guía, que empezó ya hace mucho y que el pasado mes de febrero en Roma, con la cumbre para la protección de los menores, dio el necesario golpe en la mesa para sacudir a toda la Iglesia. Nunca hemos tenido excusas, no las hay ante crímenes abominables que afectan a la parte de la humanidad más frágil, la que representa mejor que nadie a Dios: los niños, adolescentes y personas vulnerables.

El Santo Padre nos indica en este motu proprio que «los sucesores de los apóstoles [los obispos] tenemos una responsabilidad especial en la prevención de estos crímenes». Esa responsabilidad debemos asumirla sin titubeos y siempre sometiendo los presuntos casos al ordenamiento jurídico civil. No hay que tener miedo a pedir perdón, a comprometernos con quienes afirman haber sido afectados para que sean tratados con dignidad y respeto, ofreciéndoles acogida, escucha y la necesaria atención espiritual y psicológica.

Los obispos de Cataluña, junto con los responsables de la Unión de Religiosos de Cataluña, siguiendo esas indicaciones del Santo Padre, queremos continuar avanzando, asumiendo valiente y generosamente todas las exigencias este camino necesario para la humanidad y, a la vez, vivificador para la Iglesia.

Con este Documento la Iglesia católica da un nuevo paso, muy importante y decisivo, en la prevención y lucha contra los abusos, con acciones concretas tendentes a garantizar la máxima transparencia y a evitar nuevos casos en el futuro. Se dirige a los obispos y también a los sacerdotes, religiosos y personas consagradas. Pero se dirige, en definitiva, a todos los cristianos porque nos recuerda que todos estamos llamados, por nuestro bautismo, por nuestra unión con Cristo, el Hijo de Dios, a ser santos, a ser luz en medio del mundo. De ahí la importancia a sentirnos todos implicados en este camino de conversión y que juntos afrontemos el futuro, que es común para todos nosotros.

Y como dice el Papa: «Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, es necesaria una conversión continua y profunda de los corazones, atestiguada por acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia». Este es, pues, nuestro compromiso.

Es hora de reaccionar con fuerza y valentía contra el drama de los abusos a menores y personas vulnerables. Es hora de trabajar todos juntos por una regeneración de nuestra sociedad recuperando los valores morales. Es hora de mirar «al otro» como un ser con dignidad y no como un objeto de mis caprichos o placeres. Todo ser humano tiene en sí mismo una gran dignidad que debe ser valorada, respetada y protegida siempre y por todos.

No a los abusos de menores
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