"Jornada Pro Orantibus, fuente de gracia para toda la Iglesia" Un oasis de paz y oración

"Hoy celebramos la Jornada Pro Orantibus. En este día la Iglesia recuerda con afecto a todas aquellas personas cuya vocación es la vida contemplativa"
"Las comunidades contemplativas son un oasis de paz y de espiritualidad en medio del mundo. Son una fuente de gracia para toda la Iglesia"
"Nos muestran que encontraremos la salvación y el sentido a nuestra existencia en las pequeñas tareas de cada día"
"Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor por el don de la vocación a la vida contemplativa"
"Nos muestran que encontraremos la salvación y el sentido a nuestra existencia en las pequeñas tareas de cada día"
"Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor por el don de la vocación a la vida contemplativa"
Hoy, solemnidad de la Santísima Trinidad, celebramos la Jornada Pro Orantibus. En este día la Iglesia recuerda con afecto a todas aquellas personas cuya vocación es la vida contemplativa. Son faros que iluminan el camino de los hombres y mujeres de nuestro tiempo con la luz de Cristo (cf. Vultum Dei quarere, 36).
A propósito de esta Jornada quisiera compartir con vosotros una anécdota sobre san Antonio Abad (s. III i IV), uno de los padres del desierto más conocidos. Cuentan que san Antonio tuvo una época en que se sintió invadido por el desaliento. Un día, desesperado, se dirigió a Dios y le pidió que le ayudara. Justo frente a él había un monje que estaba sentado y trabajaba trenzando cuerdas. El monje, cada cierto tiempo, interrumpía su trabajo y oraba con fe. Entonces, san Antonio sintió la voz de un ángel que le decía: «Ora y trabaja y te salvarás». El santo comprendió el consejo y recuperó la paz y la alegría. Esta historia nos recuerda la importancia de unir vida y oración. Así lo subraya el lema de esta Jornada Pro Orantibus: «Orar con fe, vivir con esperanza». Es lo que tratan de vivir los seguidores de san Benito con su famoso ora et labora.
Los contemplativos nos enseñan que la oración personal y comunitaria es un verdadero tesoro. La oración nos conecta con Dios Padre, fuente de vida, nos ayuda a tratar con Jesús como a un amigo que nunca falla y abre nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo. Tomemos como modelo a Jesús. Él siempre se retiraba a algún lugar solitario para encontrarse con su Padre (cf. Lc 5,16).

Las personas que han sido llamadas por Dios a ser contemplativas, con su testimonio de vida sencilla y entregada, nos muestran que encontraremos la salvación y el sentido a nuestra existencia en las pequeñas tareas de cada día. Nuestra vida será hermosa si nos entregamos a los demás, si los servimos con alegría, si hacemos las cosas ordinarias de manera extraordinaria. El cielo será una fuente de sorpresas. Veremos de manera impresionante la fidelidad y el amor de los sencillos.
Nuestros hermanos contemplativos son también un testimonio de esperanza. Desde el silencio y la soledad, ayudan a construir el Reino de Dios y ponen toda su confianza en Cristo. Él es nuestra esperanza (cf. 1Tim 1,1).
"Los monasterios son escuelas de oración donde aquellos que buscan a Dios en el silencio pueden encontrarse con Él. Os animo a hacer esta experiencia en algún monasterio cercano pasando algunos días en sus hospederías"
Las comunidades contemplativas son un oasis de paz y de espiritualidad en medio del mundo. Son una fuente de gracia para toda la Iglesia. Los monasterios son escuelas de oración donde aquellos que buscan a Dios en el silencio pueden encontrarse con Él. Os animo a hacer esta experiencia en algún monasterio cercano pasando algunos días en sus hospederías.
Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor por el don de la vocación a la vida contemplativa. Oremos por todos aquellos que viven y oran en los monasterios de nuestros pueblos y ciudades. Que sean signo de esperanza, que sigan rezando por las necesidades del mundo, que oren por la comunión en el seno de la Iglesia y que nos ayuden a encontrar a Dios en la vida de cada día.

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