Excomulgados

Acerca de la noticia que aparece estos días en Religión Digital sobre la excomunión o no de las parejas divorciadas vueltas a casar, cabe decir lo siguiente:

Más allá de la discusión teológico-canónica del caso, de si hay o no excomunión o de qué tipo de excomunión se trata, si canónica o sacramental, discusión que, por cierto, me recuerda aquella otra polémica de los dos conejos de la famosa fábula de Tomás de Iriarte (s.XVIII), que discutían sobre si los perros que les perseguian eran "galgos o podencos", lo cierto es que, sea uno u otro tipo de excomunión en que incurran, la vida de las personas y de las parejas no se va a detener por ello y seguirá su curso inevitablemente.

Si las parejas tienen conciencia (cierta) de que el camino que están siguiendo es el camino "adecuado" para ellas, estando debidamente asesoradas, y en este asesoramiento hoy en día van a pesar con fuerza, a mi juicio, los criterios derivados de la psicología, que de una u otra forma confirmarán el "ser fiel a uno mismo" como criterio base fundamental, nos guste o no, las parejas seguirán su vida, con la Iglesia o sin la Iglesia.

Las parejas que tengan mucha "paciencia" aguantarán dentro de la práctica eclesial durante algún tiempo. No podrán acceder a los sacramentos, pero esto no quiere decir que se tengan que sentir "condenadas al infierno" necesariamente. Por obediencia a la Iglesia, no accederán a los sacramentos, pero si no tienen "nada qué reprocharse" según su propia conciencia (cierta), no tienen por qué sentirse culpables... Pero no podrán aguantar mucho tiempo en una institución que no les acepta plenamente; a la larga, se irán alejando de la Iglesia, como de hecho está ocurriendo.

Además, el sentimiento de culpa hoy es fácilmente tratable por la terapia psicológica: reestructuración cognitiva, desensibilización sistemática, reforzadores positivos y negativos, autorreferencias, y en dos días, en terapia rápida, se ha solucionado el tema de la culpa.

El problema vendrá para la Iglesia, porque mucha gente descubrirá que pueden tener una "más que satisfactoria" paz en sus conciencias "siendo fieles a uno mismo", más que pretendiendo seguir (según ellos) imperativos morales impuestos "desde fuera".

De este modo, si la Iglesia no sale al paso de esta "distonía" entre sus fieles y la institución de una forma positiva y creativa, y pensando no sólo en el pasado sino también en el futuro, en este tema y en otros muchos que surgirán, hablando claro, la Iglesia se quedará sin fieles...

Es un tema para reflexionar entre todos, y no cerrarnos en banda, porque eso no soluciona nada, el futuro se acabará imponiendo. Hay que recordar que "la Palabra no ata, ata la interpretación de la Palabra"...

El que tenga oídos, que oiga...
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