Sacerdotes y nueva evangelización


La figura del sacerdote y del ministerio sacerdotal, por un lado, así como la nueva evangelización del mundo moderno, por otro, son dos de los temas que para mí tienen más importancia para la Iglesia en el presente. Y ambos para mí están tan interconectados, que a mi juicio, sin la revitalización y el fortalecimiento del ministerio sacerdotal y de la figura del sacerdote, y en especial del pequeño sacerdote (como pastor, no como clérigo) la nueva evangelización no se podrá llevar a cabo, ni siquiera iniciar convenientemente. Nos agitaremos con movilizaciones populares religiosas, con todas las buenas causas posibles que se encuentren, pero no evangelizaremos el mundo como Dios quiere, con las ovejas en torno a su pastor...


Vayamos por partes.

Que es necesaria una nueva evangelización del mundo, es una verdad que a estas alturas de la película, a nadie se le escapa. Desde hace más de treinta años que llevamos hablando de ella, “nueva en su ardor, su método y su expresión...”, pero el ritmo que lleva se hace a veces desesperante, mientras continuamos nuestra decadencia, que a veces me parece una "decadencia complacida", según la "respuesta" que estamos dando hasta el momento, a este reto de la evangelización del mundo actual...

Por otro lado, que la figura del sacerdote está en crisis, es algo que tampoco a nadie se le escapa. Recuerdo un editorial del diario ABC de Anson (años 80), que hablaba ya de los sacerdotes como de los "cuadros intermedios" de la Iglesia, intentando buscar en el management alguna luz que pudiera iluminar su papel y su función dentro del engranaje organizacional de la Iglesia. Todas las ideas y perpectivas son bienvenidas y ayudan, sin duda. Pero no es por escasez de documentos por lo que la figura del sacerdote, y en especial del pequeño sacerdote, está en crisis y en decadencia. Tendremos mucho tiempo y muchos posts en el futuro, si Dios nos da licencia, para tratar este tema capital para la Iglesia, pero que desde los años 70 hasta el día de hoy cerca de 100.000 sacerdotes "hayan tenido" que dejar su ministerio, y no se haya convocado ninguna reunión de urgencia ante semejante catástrofe eclesial, catástrofe que en el mundo empresarial hubiera tenido consecuencias inmediatas, y no se hayan tratado seriamente los motivos, causas y razones "reales" de semejante desgracia, y por tanto y sobre todo, no se hayan implementado medidas institucionales de protección del sacerdote, en especial del pequeño sacerdote y de su ministerio, ministerio y servicio que están bien claros en los hermosísimos documentos de la Iglesia al respecto, es algo que a mí, en este momento, me inspira desconfianza...

Y, por el momento, como se decía en aquel famosísimo programa de televisión de los años 70, dirigido por Narciso Ibáñez Serrador y conducido en su primera y gran época por Kiko Ledgar, "Un, dos tres… responda vez": "hasta aquí puedo leer...".

Y no soplan buenos vientos para la figura del sacerdote, y en especial para el pequeño sacerdote, en el futuro próximo que se avecina. Junto con la milenaria situación en que nos encontramos, soplan ahora vientos contrarios de un nuevo "laicismo" dentro de la misma Iglesia, consecuencia no pretendida por el papa Francisco, sin duda, pero que se dará hasta que no se estabilice la situación interna de la Iglesia, con lo que la figura del sacerdote, y en especial del pequeño sacerdote, quedará, si no se toman las medidas de protección necesarias, "emparedada" entre dos fuerzas de direcciones opuestas, con la consecuencia, para mí inevitable, de su deterioro y su decadencia aún más profundas.

Tendremos tiempo de hablar generosamente de todo ello, Dios mediante, hasta aquí el planteamiento general.

Como dice el Señor, no nos preocupemos demasiado por el mañana, "pues cada día tiene su afán...".

Espero vuestros comentarios.
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